COSAS VEREDES
Las anarco punk feministas Pussy Riot anunciaron que están en tratativas para abrir un museo dedicado a artistas mujeres, curado por mujeres y administrado por... ¡mujeres!
› Por Guadalupe Treibel
Desde que irrumpieran en el altar mayor de la catedral de Cristo Salvador en febrero de 2012 con su “punk prayer” apenas armadas de coloridos pasamontañas, violas eléctricas y un track de denuncia (contra la corrupción de la Iglesia ortodoxa y su apoyo al ejecutivo Vladimir Putin), las moscovitas más famosas –aka las Pussy Riot- lo han hecho todo. Desde cumplir demencial condena por la mentada performance (de apenas 40 segundos, dicho sea de paso) bajo la -represora- excusa oficial que tildó al hecho de “vandalismo motivado por odio religioso”, hasta modificar su status oficial: de colectivo punk-rock de protesta a símbolo global feminista. En el ínterin, documentales, tours, más y más charlas, entrevistas y denuncias (contra la brutalidad policíaca, la discriminación hacia la mujer en Rusia, la falta de libertades, las pésimas condiciones carcelarias, etcétera), otras performances, un cameo en la tira sensación House of Cards, colaboración musical con Le Tigre, vigorosa persecución de las fuerzas de seguridad rusas… Sin más, el año pasado, en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, las muchachas no solo padecieron varios arrestos injustificados (tres detenciones en menos de 48 horas): también fueron golpeadas con látigos y reducidas con gas lacrimógeno por cosacos cuando intentaban cantar su canción “Putin te enseñará cómo amar a la patria”. Al menos, Cirilo I de Moscú, capo de la Iglesia ortodoxa rusa, dijo que ya no les guarda rencor por el episodio de 2012. Qué… ¿bueno? En fin.
Lo cierto es que, conforme a su naturaleza inquieta, inconformista y militante, las Pussy Riot han continuado cimentando una famita internacional que, solo en los últimos meses, las tuvo: dando un concierto en el “parque de diversiones” Dismaland, versión distópica de Disneyworld pergeñada por el graffitero Bansky; lanzando flamante clip del tema “Refugees in”, filmado en las citadas instalaciones, con mensaje fundamental (que Europa reciba sin pruritos a los refugiados sirios en sus territorios); cofundando la ONG Refugee Response Foundation con el dúo artístico The Connor Brothers, amén de construir albergues en Calais a comienzos del año próximo; declarando la necesidad de tomar en serio el peligro que representa el candidato Donald Trump en la política norteamericana y mundial; dando tips sobre cómo hacer activismo digital en la conferencia WIRED 2015; recibiendo el Arts & Humanity Award del centro artístico neoyorkino Whitebox (que anteriormente había galardonado al artista disidente chino Ai WeiWei); participando de la muestra “Recycling Religion”, exposición recientemente inaugurada en la Gran Manzana que examina el rol de la religión en la ex URSS y Europa del Este; entre otras cuestiones. En resumen: las muchachas se han mantenido ocupadas, y de cara a un flamante anuncio, todo pareciera indicar que pronto lo estarán mucho, mucho más. Por felices causas, dicho sea de paso.
Ocurre que, en una entrevista publicada los pasados días por el sitio arty ArtNet News, Maria “Masha” Alyokhina -miembro vital del colectivo, una de las apresadas por el gobierno de Putin, liberada en diciembre de 2013- declaró que el grupo está en tratativas para inaugurar un museo especialmente dedicado a la mujer, intentando expandir consciencia y alboroto a otro campo habitualmente dominado por los varones: el pictórico. De allí que, entre los datos que la joven ha brindado, se destaque la específica intención de que el sitio sea regenteado exclusivamente por damas, exhiba obras específicamente creadas por damas y los shows sean curados por, sí, sí, damas. Por lo demás, Masha contó que el espacio se llamará New Balkan Women’s Museum, que tendrá su sede en el país balcánico Montenegro y que, aunque aún no tiene fecha de inauguración (es un proyecto, después de todo), los diálogos entre las Pussy restantes (alrededor de diez, según sumó en otra interviús), artistas feministas y el galerista soviético Marat Guelman ya han comenzado a dar forma (estética) a la idea.
“¿Cómo se les ocurren sus acciones y proyectos?”, preguntó a Alyokhina un periodista estadounidense en su última visita a EE.UU. “Si alguien tiene una buena idea, no requiere una gran estrategia llevarla adelante”, replicó la activista de 27 años. “¿Tocás algún instrumento?”, volvió a la carga el curioso varón. Y ella: “No ¡Grito! Para mí, es muy aburrido que me llamen artista. Yo creo en el cambio. En sumar al cambio. Y no solo con nuestra música”. Y, en efecto, próximamente lo hará en el universo de las artes visuales, de concretarse el museo Pussy Riot. Museo que, además de ofrecer un espacio alternativo, suma a una causa que demanda atención: la falta de representación femenina en dicha escena.
Porque, como subraya la web Flavorwire, “aunque existe una mejora respecto del pasado, los números son poco auspiciosos. Desde 2007 hasta el presente, solo el 29 por ciento de las muestras solistas del Whitney Museum, en Nueva York, estuvieron dedicadas a artistas mujeres. En el mismo período de tiempo, el Tate Modern de UK les dedicó el 25 por ciento. Y el Pompidou, en Francia, el 16 por ciento. Mientras tanto, el Guggenheim pasó de cero exposiciones individuales femeninas hasta el 2000 a 14 por ciento en 2014”. Las cifras se repiten –o, para el caso, disminuyen- en otras instituciones icónicas del globo. Y sí, es cierto que los números hablan de que cada vez son más las mujeres que dirigen galerías, pero en general disponen de menor presupuesto que sus colegas masculinos y reciben sueldos significativamente más bajos. Por supuesto, la situación ha mejorado considerablemente respecto a épocas pasadas -por ejemplo, cuando, en 1971, Linda Nochlin publicó su mítico ensayo ¿Por qué no ha habido grandes artistas mujeres? en la revista Art News-; pero dista de ser equitativa.
Ergo, sobran los motivos para cantar loas a la iniciativa de las Pussy; en especial cuando se trata de chicas corajudas, persistentes, promotoras de la horizontalidad en sus dichos y acciones. Después de todo, en palabras de Masha: “Siempre estamos conociendo personas que son Pussy Riot. Es lo mejor. No hay ninguna forma de membresía. Solo ponerse el pasamontañas y comenzar a protestar”.
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