Viernes, 23 de septiembre de 2016 | Hoy
PERFILES > SUSANA MALCORRA
Por Flor Monfort
Un largo camino ha recorrido Susana Malcorra antes de ser una de las pocas mujeres que forman parte del gabinete de Macri. Ministra de Relaciones Exteriores y Culto, esta semana volvió a los titulares por la desmentida a un presidente que parece más enfocado en la improvisación canchera propia de la chicana futbolística que de la política pura y dura. Así codeó a Putin con un chiste patético y le dio carácter de oficial a un comentario que de tan liviano ya se considera inexistente con la premier británica Theresa May. Pero a Malcorra le han dicho “la Messi de las relaciones internacionales”, de manera que pudo desmentir a Mauricio sin que se le mueva el piso ni se le caigan los anillos. Otros de sus apodos es “la Doctora No”, debido a sus constantes negativas frente a los pedidos de los países integrantes de la ONU, organización de la que formó parte hasta que la llamaron del PRO. Nada cercana a la imagen maternal y empática que la gobernadora Vidal desplegó en el living de Susana Giménez el domingo pasado, Malcorra es famosa por la mano firme y el pulso perfecto para tomar decisiones, como la que la hizo firmar 400 telegramas de despido a empleados de Telecom en plena crisis del 2001 porque rechazaron una rebaja del 10 por ciento de sus sueldos. Pero eso es historia antigua.
El incidente Malvinas, por el que se destaparon otras ollas, como la doble ciudadanía de Malcorra o sus estrechos vínculos con los servicios de inteligencia estadounidenses, no son el único motivo que la llevaron a ser noticia en el último tiempo. La revista Foreign Policy publicó una extensa investigación que concluye el encubrimiento de Malcorra en casos de abuso sexual a menores perpetrado por Cascos Azules de la ONU mientras ella se desempeñaba como Secretaria General. Fue el propio Ban Ki-moon quien solicitó profundizar en las denuncias del funcionario sueco Anders Kompass, quien fue perseguido sistemáticamente por la gestión de Malcorra desde que denunció que un niño de 11 años declaró que un soldado francés le prometió comida a cambio de sexo oral, luego lo violó, y le dio galletitas y dinero en efectivo. Hubo 13 entrevistas que dieron cuenta de abusos sexuales a 13 niños por parte de 16 soldados de la fuerza de paz y la actitud de Malcorra, según la investigación de FP, distó de ser impecable. Más preocupada por las repercusiones negativas que dichas denuncias tendrían sobre la ONU que por las violaciones a menores, organizó una persecución contra Kompass que derivó en su suspensión, culpable de mala conducta. Sin embargo, el proceso interno y la presión internacional dio crédito al sueco y el nombramiento de Macri le sirvió a Malcorra para salir decorosamente de una situación que, de otro modo, la había dejado al borde de la renuncia.
Ingeniera de profesión, esta rosarina de 61 años era la única mujer cuando cursaba su carrera y es la responsable de que la Argentina no tenga representante diplomático en Venezuela. Malcorra le negó información a Parlasur sobre la detención de Milagro Sala, entre otras perlas de su gestión que la tienen en carrera para suceder a Ban Ki-moon al frente de la ONU a pesar del escándalo por los abusos. Y esa carrera por la secretaría general es por la que muchos la acusan de firmar un acuerdo que atenta contra la defensa de nuestra soberanía sobre Malvinas. Los avances para negociar el regreso de los vuelos desde aeropuertos argentinos a las Malvinas y la realización de proyectos conjuntos de exploración de hidrocarburos en las islas parecen más una caída de ojos a un país de peso en la toma de decisiones que puedan afectar a Malcorra que un paso en la búsqueda de la autonomía tan deseada por Macri apurado en tuitear noticias faroleras. Malcorra le puso un límite a su colega ingeniero y sigue mirando más allá de sus narices porque por ahora, las denuncias no le hicieron mella. Amante de los universales tan caros al gobierno que representa, dice que le importan “la equidad” (¿de quién?) y “los derechos de todos” (de los niños africanos, no ¿verdad?), por eso más que honor a saber decir que no o a una supuesta destreza de goleadora, Malcorra le hace honor a su pasado como CEO: muñeca liviana para castigar trabajadores y la única suerte que importa es la propia.
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