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Una publicidad se burla de una chica angustiada por la exposición de un video sexual. ¿Eso vende?
› Por Luciana Peker
Ella unta una tostada en la tranquilidad del desayuno o la merienda. Pero ante la noticia que le trae la mamá la boca se le paraliza: alza la vista y las manos se tensan y cortan el aire y la harina. Las migas saltan como misiles desarmados ante la noticia. Cierra los ojos. Se enoja y empieza a menear la cabeza. No puede creer lo que está escuchando. La piel se le pone más blanca cuando empalidece. Abre la boca y gira los ojos para arriba. Golpetea un puño en la mesada frente a una noticia que no puede asimilarse sin desbordes. “¿Por qué me haces una cosa así”, pregunta, ruega, increpa a su mamá que le comunica que un video suyo desnuda circula en las redes sociales. Y grita “noooo” cuando el relato del derrumbe sigue y el mundo se hunde en una pantalla que espeja las desigualdades y potencia la furia de la violencia selfie.
La publicidad de Personal para el día de la madre cree que burlarse del sufrimiento de una joven es gracioso. Verla transpirar, sufrir, tener miedo, exhalar pudor, desesperarse, pensar en la culpa, el arrepentimiento, imaginarse escenarios de encierro o de salidas con burlas es una joda para Tinelli (que ya no hace ni él esas jodas). Igual que cuando la marca Schneider se río con el cartel de “Perdón por el roce en el bondi” minimizando el acoso en el transporte. Las manos en el culo no son joda. El sexting machista (publicar fotos o videos de chicas desnudas o en escenas eróticas sin su consentimiento) tampoco.
El humor no es banalizar la violencia, sino rebatirla. Y no hay gracia en ver el boomerang viral del machismo sobre la cara de una piba que transpira en cada gota de desesperación la sangre, sudor y lagrimas que le cuestan a las mujeres los prejuicios si no son lo suficientemente sexys y los prejuicios si son demasiado sexys como para salir filmadas desnudas o teniendo –y pucha si gozan, entonces, gozando– en el sexo.
Además en Personal creen que es buena idea para vender celulares para el día de la madre que las madres pidan o reciban y las hijas e hijos compren un regalo que venga con el moño del bullyng comercial sobre la tecnoviolencia de género. Si, de yapa, se pretende que, encima, las burladas se vuelven compradoras se pifia en todos los sentidos.
En el aviso una chica sufre porque cree que un video sacado por un chico amigo/novio/pareja/ amante exhibió una imagen de ella desnuda o teniendo sexo en una pileta y se viralizó en las redes sociales. El morbo lleva a que la hayan visto sus primos (varones) y su papá (siempre el varón sagrado en su hombría y deshonrado si una hija mujer no es virgen como María) que además fue relojeado por los compañeros de la oficina (en el clásico gaste sobre la hija mujer como figurita celada o develada como gozosa en vez de santa). Y el tortuoso diálogo empieza cuando la mamá entra en la cocina y la pone en autos:
–Nena, te aviso que anda circulando un video tuyo, por Internet completamente desnuda
–¿Qué? Joaquín, lo voy a matar
–¿Quién es Joaquín?
–Nadie, mamá ¿Dónde lo viste?
–Me lo paso la tía. Yo pensé que los primos te lo habían mandado
–¡Los primos! ¿Papá lo vio?
–Si y cuando te vio en la pileta esa se puso a llorar
–¡En la pileta!
–Fijate, está en mi muro
–¿Por qué me haces una cosa así?
–Subí el volumen que papá le puso música
–¿Papá le puso musica?
–Bueno, en realidad lo ayudaron los compañeros de trabajo.
El chiste bobo se desarma (¿se desarma?) cuando se muestra una imagen de ella bañándose en una pileta de cocina de bebota. En realidad, la pedofilia con imágenes de desnudos infantiles tampoco es broma y también se viraliza en las redes. Pero, el fondo, es que a los publicitarios les parece gracioso ver sufrir a una chica por sexting (la difusión de imágenes sexuales por redes sociales) que es una de las prácticas que más potencio la violencia machista porque justamente la viralización –eje de la campaña– multiplica la idea del sexo como vergüenza en contra de la dignidad y el honor femeninos y de la intimidad (también a sacarse fotos o a hacer los videos que a las chicas y a las mujeres se les de las ganas) sin ser presas de la venganza, el escrache, la violación a su deseo con quien tuvieron ganas de tener sexo o de verse teniendo sexo y con quien y del modo que decidieron tener sexo.
Casi a la vez, el 21 de septiembre, la marca de preservativos Tulipán lanzó su video anual (en la primavera que para la publicidad es el día de sexo permitido) enlazando la nueva idea de sexo seguro ya no con la prevención de embarazos no buscados o de VIH y enfermedades de transmisión sexual, sino de riesgo de videitos sexuales. “Felicidades, tienen un videito que pesa 3 megabyts, que tiene los ojitos de él y las manitos de ella. Se enteran tus amigos, la familia y el padre de ella. Y no a todos los padres les cae igual que la nena tenga su primer videito. Los videitos no vienen con un pan bajo el brazo, vienen con tu nombre, tus fotos y tu perfil en las redes. Y mira que no es fácil volver a encontrar pareja cuando tenes un videito de uno o dos añitos”, dictamina Tulipán, en un listado de prejuicios que traspasan de las madres adolescentes a las chicas viralizadas en las pantallas del sexting. Son culpables de gozar, de espantar a la abuela, de infartar al padre, maldecidas por su prontuario sexual y abolidas de la vida social por su erotismo star en las redes sociales.
Tal vez llegó la hora de dar vuelta la cámara y mostrar con otro ojo la vida sexual que se elige o se exhibe, solo por gusto propio y con quien/es se quiera gustar.
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