RESISTENCIAS
Se reivindican como feministas radicales aun cuando en su país, Estados Unidos, feminismo es sinónimo de insulto. Usan máscaras aun durante las entrevistas para valorar a tantas mujeres anónimas que hicieron historia. El humor es el arma que usan para disparar la sorpresa que luego congelan con datos concretos sobre la situación de desigualdad racial y de género. Son las Guerrilla Girls On Tour y acaban de pasar por Buenos Aires, una ciudad sexista como tantas otras.
› Por Mariana Enriquez
No se sacan las máscaras
ni siquiera durante la entrevista. Como tienen que hablar, no usan las grandes
cabeza de mono sino antifaces un poco menos incómodos que dejan la boca
libre pero, para preservar el anonimato, agregan pelucas. Así que sólo
se puede saber que Coco Chanel tiene ojos marrones, Aphra Benn ronda los cincuenta
años y tiene ojos azules, Fanny Brice es joven y mira atentamente con
ojos verdes, y Alice Childress es negra. Tampoco dicen sus nombres, ni en qué
se especializan, apenas señalan que todas pertenecen al mundo del teatro.
Usamos nombres de mujeres artistas muertas, explica Fanny. El
anonimato es poderoso, y muchas mujeres han sido anónimas a lo largo
de la historia, porque nunca aparecieron en los libros de historia del arte.
Al tomar los nombres de mujeres artistas muertas, en primer lugar afirmamos
que los asuntos tratados son más importantes que nuestras individualidades
y carreras personales, y en segundo lugar obligamos a la gente a prestarle atención
a estas mujeres que han sido ignoradas; quizá decidan investigar quiénes
fueron, y así los acercamos a personalidades que de otra manera jamás
habrían conocido.
Aphra Benn fue una dramaturga de la época de la Restauración Inglesa.
Durante el siglo XVII escribió piezas que trataban problemáticas
femeninas, y también ficción. Tuvo que usar un seudónimo
masculino. Fanny Brice es la Funny Girl de la película de
Barbra Streisand, una actriz judía nacida en el Lower East Side de Manhattan
que cambió su nombre porque no quería ser estereotipada y hacer
sólo papeles de chica judía. No lo logró, aunque llegó
al extremo de operarse la nariz para eliminar los rasgos semitas. Fue famosa
por su extraordinaria voz. Alice Childress nació en Carolina del Sur
y muy joven se mudó a Nueva York; escritora, actriz y directora, fue
la primera mujer negra en presentar una pieza con su firma en el off Broadway.
Coco Chanel es más conocida, pero la mujer-gorila que la eligió
necesita explicar por qué la reivindica: Estoy harta de que coser
y diseñar ropa sean consideradas actividades femeninas. Coco Chanel fue
muchas otras cosas, y su contribución a la moda nos permitió vestirnos
como lo hacemos hoy. No creo que la gente se dé cuenta de eso. Ella es
un gran nombre, un perfume famoso, pero también es la razón por
la cual las mujeres usamos pantalones. Era más que un nombre, y la gente
lo ignora porque es una marca.
Estas mujeres que se disfrazan de monas y toman nombres de artistas muertas
son las Guerrilla Girls On Tour, y la semana pasada estuvieron en la Argentina
dando talleres y clases magistrales para artistas y activistas en Buenos Aires
y Rosario. Son un colectivo teatral activista que trabaja hace ocho años
con base en Nueva York, pero la historia de su nombre es mucho más extensa
y algo compleja. De hecho, son un desprendimiento de Guerrilla Girls a secas,
un grupo que se formó en 1985y focalizó sus acciones sobre el
mundo de las artes plásticas. Ese año, el Museo de Arte Moderno
de Nueva York abrió una muestra llamada An International Survey of Painting
& Sculpture. De los 169 artistas participantes, sólo 13 eran mujeres,
y todas blancas. Las entonces embrionarias Guerrilla Girls apuntaron este escandaloso
desequilibrio, pero terminaron de montar en cólera y decidieron pasar
a la acción cuando el curador Kynaston McShine se refirió a los
artistas como ellos durante la apertura. Comenzaron una investigación
exhaustiva y descubrieron que el mundo del arte era profundamente discriminatorio.
Cuando denunciaron el hecho, nadie estuvo dispuesto a reconocerlo abiertamente,
y pasaron a la clandestinidad, con una primera acción callejera en el
Soho. En seguida armaron su forma de protesta: además de las demostraciones
públicas, sería la creación de posters humorísticos,
con consignas provocativas y debajo, en letras más pequeñas, datos
estadísticos reveladores (y escalofriantes) que congelaban la risa. La
mayoría de los posters se relacionaban con el mundo de las artes plásticas,
pero muchos también apuntaban a temas de género por excelencia.
Por ejemplo, en 1992 hicieron un poster que decía: Si te violan,
es mejor que te relajes y goces, porque igual nadie te va a creer, y debajo,
En 1988, de 185.000 violaciones sólo 39.160 terminaron en arresto,
y apenas 15.700 violadores fueron enviados a prisión. En referencia
al arte, uno de los posters más populares se titulaba Las ventajas
de ser una mujer artista, y listaba: 1) Podés trabajar sin la presión
del éxito 2) No tenés que compartir muestras con hombres 3) Podés
elegir entre tu carrera y la maternidad 4) Podés escapar del opresivo
mundo del arte con cuatro trabajos free-lance que te mantendrán ocupada
5) Podés estar tranquila porque es posible que tu carrera despegue cuando
cumplas 80 años 6) Nadie te avergonzará llamándote genio.
Además, las Guerrilla Girls publicaron varios libros durante sus casi
veinte años de trabajo. Los más famosos son The Guerrilla Girls
Bedside Companion to the History of Western Art, una historia del arte occidental
que incluye, destaca y rescata el trabajo de las mujeres, y Bitches, Bimbos
& Ballbreakers: The Guerrilla Girls Illustrated Guide To Female Stereotypes,
una guía de los estereotipos femeninos que denunciaba la opresión
sin perder el humor.
Las Guerrilla Girls On Tour, aunque reconocen el origen común con las
Guerrilla Girls originales, son un grupo de trabajo distinto que ni siquiera
colabora con aquellas pioneras. Admiten que la separación se produjo
por serias diferencias teóricas, estéticas y éticas,
pero se niegan a especificarlas, porque no están dispuestas a combatir
en público con sus ex compañeras, ni con ninguna otra feminista
(en rigor, con ninguna otra mujer). Una de las peores cosas del sexismo
es que enseña a las mujeres a odiarse unas a otras, resume con
sencillez Fanny Brice. Por supuesto, hay excepciones. No podemos decir
que Condoleezza Rice es bárbara porque es mujer y negra. Además,
señalan, hay una tercera escisión, Guerrilla Girls Broad
Band, con las que sí colaboran. Las separaciones son comunes
en grupos y organizaciones radicalizadas dice Aphra Benn, todas
combatimos el sexismo y el racismo. Ya no importa cuál es el grupo original,
quiénes son las reales. De cualquier manera, siempre fuimos
anónimas. En nuestra separación hubo algo de lo que llamo enfermedad
de los fundadores. El poder y el control siempre son problemas cuando
se trabaja en colaboración. La separación oficial se efectivizó
en el 2000. Desde entonces, las Guerrilla Girls On Tour viajan por EE.UU. y
el mundo: en sus remeras llevan el slogan: Cambiando el mundo, una ciudad
sexista por vez. Siguen haciendo arte visual, pero cada vez más
se concentran en performances y piezas teatrales; su trabajo en el taller incluye
juegos de expresión corporal porque, explica Fanny, para ser una
activista es necesario no tener miedo de parecer una tonta, y es básico
usar la voz. Y Aphra completa: Antes sólo hacíamos
un show, pero la gente nos pedía ayuda en determinados temas, buscaba
herramientas para combatir el sexismo, así que decidimos agregar talleres
para que las demáspuedan usar nuestras técnicas e ideas, y compartir
nuestra forma de trabajo. No sirve sólo actuar e irnos.
Feministas
clandestinas
En EE.UU., explican, se llama al feminismo la palabra con F (the
f word), la misma denominación usada para ocultar la palabra
fuck. Es que el backlash (efecto boomerang) del feminismo de los
60 y 70 se mantienen incólume, y muchas mujeres, incluso
activistas, prefieren no llamarse feministas, como si la palabra fuera un insulto,
tal es la connotación negativa. Queremos que el feminismo esté
de moda otra vez. Nuestro sueño es ser parte de una Tercera Ola feminista;
las mujeres deben comprender la vigencia de la lucha. También creemos
que nuestra forma de trabajo es subversiva. El anonimato es subversivo, intentar
una nueva forma de feminismo es subversivo, y también lo es atacar un
mundo que hasta ahora había sido intocable, el del teatro.
Ustedes hacen shows y talleres en la mayoría de las universidades
norteamericanas. ¿Notan un renacimiento del feminismo allí?
Alice Childress: En lo más mínimo. Al contrario. Las jóvenes
de los campus no están interesadas en el feminismo, ni ven la necesidad
de luchar. Creen que es historia antigua, porque siempre tuvieron libertades.
No sólo sucede con el feminismo: el activismo está muerto en los
campus.
Fanny Brice: Nos dicen que hay más mujeres en las universidades
que nunca, y es cierto. Pero no parecen comprender que cuando se gradúen
y busquen trabajo, les van a pagar la mitad que lo que les pagan a los hombres.
Aphra Benn: También hay una resistencia importante a todo lo que
no sea académico e intelectual. Cuando vamos a las universidades más
importantes, las mujeres están demasiado preocupadas por escribir el
paper. Encontramos más apoyo en las universidades comunitarias. Es lógico:
los ricos son los más conservadores. Cuando llegás a hijas de
familias de clase media y baja, comprenden estos temas mejor, porque los sufren.
¿Por qué combinan feminismo y humor?
A.B.: Las feministas somos divertidas y graciosas. Además, el humor
es un arma muy poderosa, porque si la gente se ríe, escucha. También
es una forma de sacarnos de encima el aburrido feminismo académico, que
causó el efecto boomerang. Pero no perdemos la seriedad: los temas son
muy serios. El chiste siempre va a acompañado de la estadística,
que es el remate. Y los números no son graciosos.
F.B.: No somos académicas, no nos consideramos intelectuales. Apoyamos
a algunas feministas académicas, sin embargo, y usamos su pensamiento
en nuestro trabajo, pero no damos lección. Además, tenemos que
salir del lugar donde han puesto al feminismo. Tiene que dejar de ser algo que
da miedo.
¿Por qué da miedo?
Alice Childress: En primer lugar, porque quiebra el estereotipo de la
mujer callada y sumisa. El feminismo reclama y puede ser intimidante.
Coco Chanel: El feminismo asusta porque pide un cambio de poder. Sólo
queremos que el poder se balancee; después de todo, los hombres lo han
detentado desde siempre. Lo aterrador, que nunca se dice, es que las mujeres
cada vez pierden más poder, incluso en espacios considerados exclusivos.
Por ejemplo, hasta la Segunda Guerra Mundial, la mujer tenía control
del mundo de la moda. Todas las grandes diseñadoras y modistas eran mujeres.
Después de la Guerra, los hombres se dieron cuenta de que era un negocio,
una manera de hacer dinero, captaron el mundo de la moda y las mujeres lo perdieron.
A.C.: Otro ejemplo: todos los chefs famosos son hombres, y aun así
se sigue diciendo que el lugar de la mujer es la cocina. Mentira: ese espacio
también nos fue quitado. Las mujeres no detentan el poder ni el dinero
que proviene de las artes culinarias y el mundo de la gastronomía en
general.
¿Por qué unen la lucha contra el sexismo y el racismo?
A.B.: Al principio sólo hablábamos de mujeres genéricamente,
pero nos dimos cuenta de que la discriminación era mucho peor para las
mujeres negras. Tuvimos que separar nuestras estadísticas. Y en la investigación
notamos que no son sólo las mujeres negras las discriminadas sino la
comunidad negra toda. (N. de E.: Basta ver el programa American Idol,
los domingos por Sony para notar cómo las negras fueron eliminadas por
los votos anónimos a pesar del acuerdo general de que esas participantes
eran mejores artistas.)
F.B.: También es importante porque en los inicios del feminismo
muchas mujeres de color sintieron que se quedaron afuera. Las activistas negras
de los 60 sienten que el feminismo era una lucha de mujeres blancas, algo
muy separado de la lucha por los derechos civiles. Las luchas estaban divididas
por una línea racial. Hoy muchas mujeres negras se hacen llamar mujeristas,
porque asocian la palabra feminista con las mujeres blancas que
lucharon por los derechos de las mujeres blancas. Nosotras tratamos de tener
una misma cantidad de mujeres negras en nuestro grupo. En este momento son el
40 por ciento, pero queremos que sea la mitad. Las mujeres somos la mayoría
de la población del mundo, y tenemos que lograr un movimiento interracial.
¿Tienen una posición tomada en cuanto a la pornografía?
F.B.: Sí, pero es más general. Sea en la prostitución,
el trabajo como stripper o la pornografía, nos parece un malentendido
creer que las mujeres tienen poder en esas situaciones sólo porque hacen
dinero con esas actividades. Me pregunto por qué las únicas profesiones
en las que las mujeres ganan más dinero que los hombres son el strip
tease, el modelaje, la pornografía y la prostitución. Es una ilusión
de poder: las mujeres se conforman con ese poder porque no consiguen otro. Las
entiendo, no las juzgo. Para mí tambien es frustrante pensar que nunca
tendré las mismas oportunidades que un hombre. Pero creo que esas salidas
son una mentira.
¿Es difícil ser activista bajo la admistración Bush?
A.B.: Es difícil ser persona en EE.UU. con este hombre en el poder.
De alguna manera nos beneficia, porque no para de darnos temas para trabajar.
Nunca antes hicimos tantos posters y acciones.
F.B.: Estamos en una guerra absurda, con el mayor desempleo de la historia.
Y además, podemos perder el derecho al aborto. Necesita hacer sólo
un cambio en la Suprema Corte para lograrlo. Un juez cambiaría el balance
de poder y si consigue ubicar alguno que piense como él...
A.B.: La táctica de la derecha religiosa en la actualidad es incrementar
los derechos del niño no nacido. El feto tiene muchos derechos. Es una
táctica muy astuta, porque hacer leyes para los derechos del feto ocasiona
que sea cuestionado el derecho al aborto. Si una mujer toma cierta droga o come
algo durante el embarazo que afecte al feto, se le pueden iniciar acciones legales,
por ejemplo. Mucha gente piensa que nunca pasará, que ya no se puede
retroceder en ese tema, pero de hecho se hizo hace poco una marcha en Washington
de un millón y medio de personas para apoyar el derecho a la libre elección.
No vamos a permitir que nos lo quite.
C.C.: No es sólo el aborto, sino el acceso a salud pública.
Ya les ha sacado los subsidios a las clínicas, y ahora está tratando
de cerrarlas. Y no sólo en clínicas que hacen abortos, sino en
instituciones médicas que ofrecen servicios de salud básica a
familias con bajos recursos o madres solteras: también está intentando
cortar los subsidios a ésas. Hay otros problemas: es obligatorio avisar
a los padres cuando una chica de 16 años se hace un test de embarazo,
ni hablar de un aborto. Eso las aterroriza, y las chicas dejan de ir. Bush está
convirtiendo al país en un lugar terrible para las mujeres, y para todos
los demás. Recortó el presupuesto de educación en programas
de arte, música y teatro sin los que nosotras, por ejemplo, no habríamos
logrado nada. Es sólo un ejemplo de la forma en que está destruyendo
la educación.
Mujeres
a los teatros
Las Guerrilla Girls on Tour comenzaron su intervención en el mundo del
teatro cuando todavía pertenecían al grupo de las Guerrilla Girls
pioneras. En los primeros años, crearon el FaxBlitz, una
serie de posters que eran enviados a los productores de teatro de Estados Unidos.
Después salieron a la calle: en 1999, repartieron stickers en Times Square
al público que compra allí entradas con descuento; la idea era
que los pegaran en los baños y asientos de la sala. Decían: En
este teatro, la realización de obras escritas y dirigidas por mujeres
está estrictamente prohibida. Ese mismo año y el siguiente
organizaron protestas a los premios Tony, y escribieron la primera pieza basada
en una extensa investigación sobre la historia de las mujeres en el teatro.
En 2001, ya independientes y conformadas como Guerrilla Girls On Tour, recorrieron
18 ciudades de EE.UU. con talleres, performances y piezas de vaudeville sobre
la historia oculta de las mujeres y las tablas. En 2003 decidieron salir del
país y visitaron Polonia y Francia. Con 20 miembros en actividad, planean
recorrer más de 20 ciudades del mundo.
¿Por qué decidieron salir de gira por el mundo?
A.B.: Después del 9/11 sentimos que era nuestra obligación
dejar de ver el mundo desde EE.UU. Queremos hablar con otras mujeres e interactuar
con otras culturas, y compartir nuestro trabajo y nuestras opiniones. La globalización
es una mentira. El mundo es muy diferente a EE.UU., por suerte.
¿Por qué focalizan en el teatro?
A.B.: Guerrilla Girls logró un gran cambio en el mundo de las artes
plásticas; de hecho, en EE.UU. hoy es un ambiente muy diverso. Pero nadie
le dio una mirada al mundo del teatro, ni reconocía la discriminación
que existía y existe allí.
F.B.: Como hay mujeres sobre el escenario, la gente muchas veces no se
da cuenta del estado catastrófico del teatro. No hay directoras ni dramaturgas
en Broadway, ni en los grandes teatros de EE.UU., y me atrevo a decir que lo
mismo sucede en resto del mundo. Las mujeres no consiguen productores para sus
piezas, es así de sencillo.
A.B.: No hay mujeres productoras. No tienen poder. Es muy similar al mundo
del cine: uno ve mujeres actuando, pero el tema es quién las dirige,
quién las produce, quién se lleva el dinero.
¿Tuvieron problemas en las protestas a los premios Tony?
A.B.: El segundo año, la policía nos dijo que no podíamos
protestar con máscaras, está prohibido por el Ku Klux Klan. Un
típico comportamiento de la derecha, correr por izquierda cuando les
conviene. Para evitar problemas, el año pasado enviamos a alguien a la
sala donde se entregaban los premios. Nuestra compañera se sentó
allí, repartió stickers, habló con la gente. De 3003 directores,
sólo 21 eran mujeres. Es escandaloso.
¿Piensan hacer una pieza en Broadway?
A.B.: Por supuesto. En nuestro espectáculo sólo trabajarán
mujeres, en todos los puestos. Será el show más sexista de Broadway.
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