MúSICA
She Devils es una banda que pone letra y música a un mundo femenino alejado de los estereotipos. Con tres discos en su haber (una historia que empezó con El aborto ilegal asesina mi libertad), fans en Brasil y Chile, la responsabilidad de haber financiado el primer compilado argentino de grupos de mujeres y la promesa de organizar un festival internacional, ellas sólo piensan en una cosa: agitar.
› Por Mariana Enriquez
Hace siete años que
She Devils no da tregua en su entrega de rocanrol urgente y furioso, que hace
rato dejó de ser punk rock para ubicarse en un terreno mucho más
difícil de encasillar, más cercano al garaje; música sucia
y urgente tocada por tres chicas Patricia Pietrafesa, Pilar Arrese, Inés
Laurencena que además tienen su propio sello y últimamente
están viajando por Latinoamérica. En Brasil, las sorprendía
encontrarse con gente que conservaba alguno de sus primeros casetes, grabaciones
caseras y desprolijas que los fans atesoraban. Recién llegadas después
de tocar en Curitiba, San Pablo y Florianópolis, tienen nuevo disco,
She Devils Vs. Brainerds, un split cd, es decir, un álbum compartido
con otro grupo las uruguayas Brainerds y ocho canciones nuevas,
sencillas y con letras directas. Yo a veces me cuestiono hacer letras
tan simples, dice Patricia, cantante y bajista. Pero tiene que ver
con el espíritu de la música, que es muy primitiva. También
tiene que ser muy primitivo lo que decís. Muchas cosas son obviedades,
pero el rock es así. Cuando uno dice algo es importante transmitir una
emoción, la gente que está escuchando tiene que creer que lo que
decís es cierto. Y a veces lo que sentís es básico. Pero
está bien. Nos dicen que las letras son muy adolescentes. Pero yo no
puedo forzar una letra rebuscada en un tema con tres tonos que quiere transmitir
una energía urgente.
Entre las canciones nuevas, algunas como Love rules, money sucks
o Tres noches hablan de madrugadas perdidas, shows, el vacío
y la euforia de una banda en movimiento permanente. Pero tienen una sensibilidad
diferente, como si la aproximación a temas recurrentes en el rock reflejara
otra luz cuando la cuenta una chica. She Devils tiene varios discos anteriores:
el ya mítico El aborto ilegal asesina mi libertad, el fantástico
La piel dura de 2000 y Ninguna línea recta, ningún camino fácil
del año pasado, pero eso no les hace más fácil llegar a
grabar. El disco nuevo queríamos grabarlo solas explica Patricia,
pero fue una propuesta del sello Rastrillo Records hacerlo en compañía
de Brainerds, y nos gustó la idea del combate sudamericano de gladiadoras.
Nuestro sello no estaba en condiciones de grabar, hubiera sido carísimo.
No podíamos esperar a financiarlo nosotras.
Lo que ellas sí financiaron fue el compilado Belladona en el fatídico
2002, el primer disco íntegramente femenino producido en Argentina, compuesto
por catorce bandas y solista mujeres muy diversas en versiones acústicas:
Kim, Mujercitas Terror, Panorámica, Annie Hall, She Devils, Pasto a las
fieras, Virginia, Paula K., Acephala, Bambolinas, Lunatica Groove, Fémina,
Tender y Choque Generacional. Fue grabado y producido por mujeres (Pilar y Patricia),
con diseño y arte de Irene Schnabel (guitarra en Bambolinas, la banda
paralela de Patricia), mezclado y masterizado por Inés (baterista
de She Devils) en sus Horror Studios y lanzado por un sello de mujeres, Grrr
Records (el de las Devils). Fue un esfuerzo grande, pero ése es el terreno
que les interesa. También fue difícil organizar la gira en Brasil
para una banda como ellas, que no tiene camioneta ni ninguna facilidad. Pero
lo lograron. La gira demostró que se pueden hacer un montón
de cosas confiando en gente que vive en otros lugares, dice Patricia.
Sigue siendo muy parecido a como era antes, espíritus que se mueven
de maneras parecidas, en los que podés confiar. En San Pablo, Elián,
la cantante del grupo Lava, nos consiguió un lugar para tocar donde antes
lo habían hecho grupos muy importantes como Backyard Babies o Attaque
77. Ella tenía algo extra porque era fan de la banda. ¿Las
sorprende tener fans fuera de Argentina? Sí, dicen. Pero eso demuestra
que, además de la música, la gente que las sigue en todas partes
registró algo más. Estamos en un proyecto muy compacto,
dice Pilar. Por supuesto que nos interesa la música, especialmente
desde que Inés entró en la batería. Ella es la que nos
baja, nos obliga a tocar, nos enseña música. Nos pule, digamos.
Le importa eso, y es buenísimo: el otro día leí una nota
a Joan Jett y ella pedía que le preguntaran por las marcas depedales,
los efectos, los equipos, como le preguntarían a un varón. Y eso
es genial, porque es poner a una mujer música en un lugar muy diferente.
Nosotras nos equilibramos: tenemos ese interés por sonar cada vez mejor
con Inés, mientras Patricia y yo nos preocupamos más por cuestiones
estéticas e ideológicas.
Agitadoras
Este año,
las She Devils no organizaron el festival Belladona, que convoca a mujeres de
distintas disciplinas música, artes plásticas, fotografía
como un lugar de expresión diferente. Las voces en las bandas tienen
que ser de mujeres: nuestro interés es proveer arte conspirativo y agitar
el entorno en el que nos encontramos, con bajos recursos, bajo presupuesto y
altísimo grado de interés y motivación, dice Patricia.
El primer Belladona se hizo el último día de abril de 1997 para
celebrar la noche de Walpurgis y distanciarse de la fecha tradicional femenina
del 8 de marzo. Los primeros años (1998-01) fueron shows acústicos
para que se desarrollaran mejor las otras actividades (lecturas, baile, feria
de ropa y fanzines), al principio en un club de Once, después en el auditorio
de FM La Tribu; los últimos se hicieron en El Dorado, uno por cada estación
del año, y por lo general festivales eléctricos.
¿Por qué no hubo Belladona este año?
Patricia: Es muy difícil comprometer a la gente. Muchas quieren
tocar sólo porque es un lugar más para tocar.
Pilar: No se enganchan con el proyecto, se enganchan sólo porque
están los equipos. No entiendo por qué participan. Si se involucran
y no creen en lo que planteamos, no lo entiendo. Y se empezó a volver
difícil encontrar gente que mostrara cosas nuevas. Por eso no lo hicimos
este año, no encontramos algo ideológicamente cercano, no queremos
que sea un festival sólo de chicas tocando.
Patricia: Lo podríamos haber hecho porque sí, pero hubiera
sido estúpido y vacío. En realidad se hizo más fuerte la
idea de que vengan chicas de Brasil y Chile a tocar, y otro proyecto es hacer
un compilado de bandas de México, Brasil, Perú, Chile y Venezuela.
Recién llegaron de un festival muy similar al Belladona que se
hizo en Chile...
Patricia: Sí, la idea era la misma, pero allá se llamó
Femme Fest. Ellas trabajaron con un espíritu cooperativo. Todas las bandas
colaboraron en la organización. Una prolijidad terrible, llevaban todas
las reuniones por escrito, se repartían las tareas, estuvo muy bien hecho
y con mucha energía.
Pilar: Eran seis bandas de formación completamente femenina, una
artista plástica que se llama Señorita Ugarte y la maestra de
ceremonias era una travesti, Hija de Perra. Nosotras cerramos. Las chicas chilenas
son ideológicamente muy claras y mucho más políticas.
Patricia: Nosotras participamos durante mucho tiempo en actos de agrupaciones
feministas, tocamos por la despenalización del aborto, y allá
todavía no pasó nada de todo eso. Ellas están empezando,
nosotras estamos más quemadas, ya nos peleamos con demasiada gente. A
lo mejor por eso, porque no tienen el desgaste, la energía fue tan buena.
Pilar: Las bandas eran muy buenas, y todas distintas. Estaban las chicas
de Flores Marchitas que hacen un rock muy clásico, pero también
otro grupo que se llama Golden Baba, con una chica que toca el corno francés.
Otras bandas como Rompehogares o Liliths tenían letras muy fuertes, hablando
sobre la condición femenina.
¿Las criticaron mucho por hacer shows con grupos exclusivamente
femeninos?
Patricia: Muchísimo. No entienden que es mejor, hay más
energía, pasan cosas interesantes que en otro lado no pasan. No veo por
qué no hay que hacerlo. Y alguien tiene que hacerlo, además.
Pilar: Hay mucho cuestionamiento. Nosotras tocamos siempre en fechas más
rockeras. Llegás, probás sonido, bebés y te vas. Es aburrido,
es un laburo. Está bueno, pero cuando vas a estos lugares, hay mucha
más adrenalina. Es algo que tiene peso, no es nada más tocar.
A mí me hace más feliz agitar y provocar.
Patricia: Además, no es tan provocativo. Si de verdad fuera feminista,
nos matan.
¿Por qué la escena local está tan adormecida?
Pilar: No sé. Hay mucha gente que trabaja toda la semana y el sábado
va a tocar, es como la salida. Y yo no vivo así. Para mí es necesaria
otra manera de involucrarse. Yo no toco ni ensayo en mi tiempo libre, estoy
metida todo el tiempo en lo que hago. Yo empecé a tocar por otros motivos,
por una necesidad de decir cosas, de querer cambiar las cosas, de expresión.
Y después fui descubriendo que la música estaba buena, que las
letras pueden ser bellas. Para escuchar elijo cosas menos estridentes, pero
para tocar necesito lo que tocamos nosotras, esa sensación de urgencia,
de que las cosas no me gustan como están. Y no me sale de una forma suave.
Patricia: A veces lamento utilizar la música para expresarme, porque
soy mala música. Me siento más agitadora que música. Es
un instrumento para transmitir lo que pienso, encontré un canal que más
o menos me conforma. Además, sigue habiendo pocas mujeres en el rock.
Y tendría que haber de todo, desde la más contestataria y sacada
hasta la más dulce. Por más que digan que en el rock no hay diferencias,
es mentira. Estás en un show tocando con bandas y todos los demás
son hombres. Yo particularmente lo sentí mucho. Nos agredieron muchas
veces. Al principio pensaba que nos escupían o nos pegaban por nuestra
personalidad, pero después caí que era porque éramos mujeres.
Ven muchas mujeres juntas y se asustan, porque es un cuestionamiento moral,
porque es la mujer en un lugar diferente, tocando, encarando, diciendo cosas.
Ustedes, sin embargo, se mueven en todos los terrenos. Pueden tocar en
el Belladona, pero también están cómodas con bandas garaje...
Patricia: Es cierto. Encajamos en todos lados. Esa movilidad está
muy buena. A mí no me gustaría encasillarme, tampoco. Estoy dentro
del rock.
Pilar: Daniel Melero decía hace poco que el rock solía cuestionar
la moral, y ya no lo hace. No estoy de acuerdo, pero es muy interesante lo que
dice. Yo creo que, en nuestro caso, todavía cuestiona la moral. Es lo
que me interesa. Yo no quiero tener un trabajo con una rutina, quiero intervenir
sobre temas de sexualidad, de lo que da placer. Ya no basta con vestirse de
una manera o tocar: hay que forzar, hay que cuestionar. Además, está
casi lo mismo por cuestionar, sigue intacto. Si sacáramos El aborto ilegal
asesina mi libertad mañana, seguiría siendo pertinente y actual.
En aquel momento considerábamos que era obvio, y lo sigue siendo.
Es como si el tiempo no hubiera pasado.
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