Viernes, 6 de mayo de 2005 | Hoy
ARTE
A poco tiempo de haber ganado el Premio Nacional de Diseño de España -país donde reside–, Juan Gatti hace memoria de sus trabajos con Pedro Almodóvar y cuenta detalles de su paso por el Tigre, donde realizó fotos para Vogue España, citando expresamente el clima de la mítica Galería del Este durante los ‘60/’70.
A fines de marzo pasado, se otorgaron en Madrid los premios nacionales al Diseño. El primero fue ex aequo para nuestro Juan Gatti y para el diseñador gráfico veterano Joseph Pla Narbona. El diario El País explicaba que el jurado destacaba de esa manera “la sensibilidad y coherencia de sus obras”. Y agregaba a la información en nota importante: “Juan Gatti (1950, Argentina), Joseph Pla Narbona (Barcelona, 1928) y la empresa Metalarte fundada en 1932, resultaron galardonados con el Premio Nacional de Diseño 2004, organizado desde hace 14 años por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, más la Fundación Barcelona Centro de Diseño (BCD)”. Entre otros elogios, la columnista dice que “Gatti confiesa que no se para ante nada y que su versatilidad se nota en su gusto en pasar del diseño de un perfume exquisito y elegante a una portada de un disco para un grupo de músicos rockeros transexuales españoles, sus últimos trabajos de estos días”. Por otra parte, Gatti criticó la falta de creatividad de muchos jóvenes diseñadores de España. Dijo a la prensa que ellos “lo tienen todo tan fácil que les resulta complicado innovar. Los buenos diseños están surgiendo en estos momentos en los países en crisis económica. Recientemente he visto cosas muy interesantes en la Argentina”, apuntó.
Otros diarios se ocuparon del carisma de Gatti, uno de los talentos “más prolíficos y versátiles de España, en cualquiera de sus expresiones artísticas”. Y más que en cualquiera se diría que en casi todas. La de Juan Gatti es la firma invisible que se esconde detrás de las portadas de discos, maquetas y tapas de revistas y libros, carteles de cine, botellas de perfumes, campañas de modistas, videoclips y toda superficie susceptible de ser ilustrada.
La agenda de clientes de Juan agrupa desde el moderno modisto Jesús del Pozo y la firma Loewe tradicional y clásica, hasta las de Chloe de Lagerfeld, Sybilla, la talentosa musa de la movida vanguardista y Elena Benarroch, la reina de las pieles. A esta lista de sus favoritas, hay que agregar clientes que les confían sus ediciones como la Vogue de España, Italia y Rusia, el Vanity Fair y Newsweek, más gente de cine como John Malkovich y, especialmente Pedro Almodóvar. De esa relación cuenta Juan que es “muy excitante y entre nosotros ha habido en todos estos años alguna infidelidad mutua como Todo sobre mi madre, que Pedro hizo sin mí, mientras que yo le puse los cuernos en películas que hice para Alex de la Iglesia”. De sus trabajos para Almodóvar, Gatti tiene gran afecto por Tacones lejanos, que se resolvió como por milagro, y de la última, La mala educación.
Hace pocos días, de visita corta a Buenos Aires, donde está en los finales de la decoración obsesiva y gratificante de su departamento en la Plaza San Martín, un lujoso pied a terre para días de ocio en vacaciones transoceánicas, Juan me alcanzó una separata de uno de los últimos números de Vogue de España, que publicó sus fotos en una nota de modas hecha en Buenos Aires, en el tórrido verano pasado, en enero.”Los temas que elegí para mostrar la ropa definida por la revista para la próxima temporada primavera-verano 05, tiene etiquetas europeas, fueron básicamente dos y muy opuestos. Por un lado, vestidos para adolescentes, muy etéreos, para los cuales me referí a los poemas de Las canciones de Bilitis de Verlaine, con su atmósfera sutilmente sáfica y etérea, para lo cual creí sugerente situar las tomas en paisajes del Tigre. En contraste, para mostrar glamour retro, realicé un homenaje mental y nostálgico a la Galería del Este ‘60/’70, a través de un tributo a Biba, la tienda de Barbara Hulanicki, quien actualmente vive retirada en Brasil. A su vez, también homenajeé la influencia de esa estética en Mme. Frou Frou, la tienda de Rosa Bailón, inolvidable en la Galería. Como ya no existe ni huella de lo que fue, encontré la locación ideal en el Teatro Opera, con sus cromados y el clima de glamour neoyorquino. A fines de los ‘60, el look retrospectivo recuperado de los ‘30 y ‘40 estaba en la Galería del Este. Corporizado en las plataformas de la Puzzovio, las cabelleras frisadas por Susana Martín en su peluquería unisex y el maquillaje a lo Greta Garbo, señales visibles en Mercedes Robirosa, Marilú Marini, Noemí Vázquez y Finita Ayerza, entre otras. Recuperé la estética fundada por Pablo y Delia, quienes desde Londres enviaban sus trabajos publicados en las tapas de la Vogue inglesa dirigida por Grace Coddington. Corrientes estéticas que hoy arrasan en las pasarelas de la moda mundial, creando tendencias entroncadas por la fiebre del vintage que nunca nos abandona”, apunta Juan.
La ropa que Gatti eligió para sus magníficas fotos, a través de su Hasselblat, está firmada por Galeano, Dior, Alexandre McQueen, Stella McCartney, Givenchy, Ana Molinari, Yoshi Yamamoto y Lacroix, entre otros. Para lograr las diferentes atmósferas: “Creo que no me equivoqué –dice Juan– al situar las canciones de Bilitis en los riachos del Tigre, ya de por sí sugerentes. Los vestidos medio bobos, como se decía a ese tipo de línea infantiloide y falsamente ingenua en los ‘70, eran ideales para vestir a dos mannequins rusas que no hablaban nada más que ruso. Tenían 15 años y salieron directo de Moscú, sin escalas, a Buenos Aires y el Tigre. Me pareció que daban muy bien para mi secreto homenaje al fotógrafo inglés Hamilton de aquellas épocas, recuperando el efecto filtro”.
Sin embargo, a esas imágenes etéreas y sutiles, en cambio, hay que sumarles lo que no se ve en las fotos: calor de 40 grados promedio, tormentas súbitas y temibles de verano, y muchos mosquitos. Desórdenes naturales con los que tuvo que luchar Pablo Iglesias para el maquillaje de las modelos, demostrando por qué es uno de los más prestigiosos en Europa y EE.UU. en estos días, y autor de caras famosas como las de Penélope Cruz y Natalia Kurkova, top model que domina pasarelas de hoy. Los peinados son también de él. Mientras que los accesorios son mérito de Jennifer Bausen, directora creativa de la Vogue española. Y apasionada cazadora de broches y hebillas de baquelita (tendencia en alza), prendedores de época art déco, plumas en boas pícaras y flores de género, encontradas con placer en San Telmo. La productora fue Denken, junto a dos jóvenes argentinos -Patricio y Pablo– que actualmente hacen con éxito su trabajo en Madrid. Para Juan, este trabajo, más que eso, fue un encuentro entre amigos que coincidieron unos en su país de origen, y otros, europeos totalmente asimilados al gusto argentino. “En Buenos Aires cambiamos el catering rutinario de Europa y nos lanzamos sobre las medialunas con dulce de leche, los sandwiches de miga y las empanadas. Más que un reportaje de modas parecía un picnic. Eso sí: con 40 grados promedio y noches de distensión en El Cuartito, adonde comimos pizza fabulosa y causamos sensación y curiosidad entre los habitués, quienes se sorprendieron por la sofisticación de todo el equipo.”
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