TEATRO
Ingrid Pelicori y Leonor Manso comparten escenario por primera vez para ponerles el cuerpo a las poesías de cinco poetas vivas –algunas muy jóvenes– que tienen en común el haber visitado las movilizaciones del 19 y 20 de diciembre de 2001. Una manera de dejarse arrastrar por una energía que entonces parecía desconocida y que las actrices creen que sigue corriendo justo bajo nuestros pies.
› Por Laura Rosso
No habían trabajado juntas en el escenario, pero sí como directora y actriz. Este espectáculo, nacido de las charlas y lecturas compartidas durante un verano en Villa Giardino, logró unirlas en escena. Leonor Manso e Ingrid Pelicori se dan el gusto de compartir las funciones de Ahora somos todos negros, un espectáculo armado a partir de textos poéticos que giran en torno de la Argentina post 19 y 20 de diciembre. Entre ellas se produce una sintonía particular cuando pronuncian los poemas de Diana Bellessi, Susana Villalba, Andi Nachon, Paula Jiménez y Claudia Masin que eligieron para darle forma al espectáculo.
Dice Manso: “Queríamos hacer un espectáculo de poesía, y empezamos buscando por la poesía universal y los temas más variados. Pero, en la medida en que conocimos estos textos, se nos fue imponiendo, por su propia fuerza, la necesidad de hablar de esta temática”.
Cuenta Pelicori: “En un momento habíamos decidido ceñirnos a textos de poetas mujeres vivas. Eso nos parecía interesante porque casi siempre que se hace un espectáculo de poesía se remite a poetas muertos y a poesías conocidas. Y acá, en este momento, hay una poesía que se escribe que es muy buena y que aun los amantes de la poesía no la conocen. Empezamos leyendo Plegarias, el último libro de poemas de Susana Villalba –que está totalmente atravesado por el dolor de la crisis–, y sentimos que nos expresaba de una manera increíble, que era bellísimo y que queríamos decir esos textos. Luego, a través de ella nos llegó un material inédito de Diana Bellessi. Del libro de Andi Nachon, Plaza Real, tomamos el texto Santa Lucía: hospital de ojos y Madrugada en la Avenida, de Paula Jiménez tomamos un poema llamado La vuelta, y de Claudia Masin un poema que se llama La música. Son cinco poetas excelentes, de distintas generaciones, algunas muy consagradas como Diana Bellessi, que tiene una obra muy importante, o Susana Villalba, una poeta muy reconocida. Nachon, Jiménez y Masin son más jóvenes, pero también tienen ya unos cuantos libros publicados y muchos premios”.
–¿Cómo armaron el espectáculo?
Manso: –A partir de estos textos fuimos construyendo una secuencia, una dramaturgia, le dimos estructura, una especie de relato que conforma no un recital de poesía sino un espectáculo teatral. Nos permitimos cortar los textos, intercalarlos, hacerlos dialogar.
Pelicori: –También contamos con el invalorable aporte de la coreógrafa Roxana Grinstein, que desplegó el espectáculo en el espacio. Ella tuvo a cargo el diseño espacial y de movimiento, un diseño también poético que le dio su dinámica a este trabajo.
–Los episodios del 19 y 20 de diciembre de 2001 son un punto de quiebre en la obra.
I. P.: –A partir de allí el país se sinceró. Como si se hubiera corrido un velo y se hubiera visto un país real que estaba queriéndose esconder detrás de cierta cosa ya insostenible y que salió con toda su crudeza a la luz. A todos nos pasó de ilusionarnos con esa marea colectiva increíble, de desilusionarnos, de sentir dolor por la miseria, de creer que esto era importante, de creer que esto era tremendo, en fin, toda esa contradicción que genera este tipo de procesos tan fuertes. Lleva mucho tiempo elaborar una mirada racional de los hechos, en cambio la poesía puede, con toda esa mezcla profunda y contradictoria, hacer algo tan bello como son estos poemas. Desde ese lugar nos parecía que podíamos compartir con los demás algo de lo que todavía no se puede poner en palabras, salvo poéticas.
L. M.: –El punto de partida en la concepción del espectáculo fue errático, no sabíamos muy bien qué iba a suceder y evidentemente fue una necesidad lo que nos llevó a esto. Estas poesías reflejan, desde un lugar tan profundo y esencial, algo muy cercano que todavía no tenemos bien metabolizado. El poema En la gasolinera (19, 20 de diciembre de 2001), de Susana Villalba está al principio del espectáculo porque es un poco el desencadenante de todo lo demás: ese momento que tuvimos, de gran fervor, de gran lucidez, donde teníamos toda la fuerza y de pronto nos empezamos a diluir, pero esa fuerza está, en algún momento va a aparecer de nuevo.
–¿Cómo es decir poesía, textos que se encarnan en las voces de ustedes, pero sin personaje? ¿Están más al desnudo, sin red?
L. M.: –Sí. Es distinto pero lo mismo. Nosotras lo que podemos hacer, ya que somos actrices, es encarnar estos textos poéticos, como lo podemos hacer con cualquier texto teatral. Pero aquí no hay situación o personajes, es la palabra y toda su profundidad.
I. P.: –Como dice Diana Bellessi en uno de los textos, la poesía es un “pensamiento que se emocionaliza”, ésa es la propuesta de este espectáculo, poder desde la emoción y desde el pensamiento conectar con lo que nos pasó y nos está pasando.
Manso cuenta que cuando apareció el tema del espectáculo aparecieron también sentimientos y pensamientos que compartían: “Esto no nos ocurre a nosotras solas, les ocurre a las poetas y a toda una comunidad, por algo es que resuena así. Para nosotras el espectáculo es liberador porque poner afuera eso que ocurre pero está oculto es liberador”.
I. P.: –Poder ponerle palabras, encontrar palabras tan justas para ciertas cosas, ya eso produce un alivio, hay algo de angustia que cede al poder nombrar. Además es muy lindo para nosotras hacer un espectáculo que dice lo que queremos decir, lo que uno siente, y quisiera oír. Suscribir lo que se dice, eso es muy grato. Es una palabra que en algún punto sana porque conecta con algo profundo y lo expresa bellamente.
Ambas se preguntan qué queda después del diluvio y se contestan: la esperanza de que en algún momento algo se limpie y se pueda volver a empezar, que algún día esa fuerza irrumpa. Para Leonor Manso la fuerza y la energía del 19 y 20 de diciembre está viva: “Creo que eso no está muerto, creo que está corriendo por abajo, como una corriente que circula y está esperando nuevamente su salida o está madurando para salir de otra manera, como una energía que está contenida, socavada pero que cuando emerja lo hará con una fuerza tremenda”.
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