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Viernes, 30 de septiembre de 2005

POLITICA

Los setenta en cuestión

(el poder de otras palabras)

 Por María Moreno

El título de la colección Militancias podría parecer tajante. Con él esperábamos poner coto a las asociaciones libres, en caso de haber elegido una metáfora y, al mismo tiempo, plantear una pluralidad de experiencias, no con la ilusión de sumar una totalidad, sino de sugerir en el plural de la palabra, no sólo a los diversos grupos de la militancia política de los años setenta sino también fuentes diversas que van del testimonio al documento y de la investigación al ensayo crítico, incluyendo como autores a integrantes de generaciones cuyas herramientas son otras que la experiencia vivida.

Al principio de la democracia, pueden situarse las sucesivas apariciones públicas de relatos de la experiencia militante en tres momentos. Uno que se subsume al orden jurídico y hace hincapié en el catálogo detallado de suplicios, sustentado en oposiciones binarias (represores-desaparecidos), con el escenario casi exclusivo del campo de concentración, privilegiando las dependencias del quirófano y cuantificando nombres propios que abrirían la posibilidad de juicios y castigos. La verdad equivale, entonces, a la justicia ejercida a través de la sentencia, y sus narraciones precipitadoras no admiten la existencia de otro elemento que no sea el detalle del secuestro y la tortura. En este período donde prima la lógica jurídica, el lugar de exilio es el que recoge el archivo, un archivo que permanece abierto sólo a kilómetros del lugar de los hechos, el campo es inimaginable fuera de la dialéctica de héroes-traidores, la información parece no despertar representaciones de lo sucedido fuera de la mesa de tortura y la imagen de alguien que cede o calla y muere.

La voluntad, de Eduardo Anguita y Martín Caparrós, replica los argumentos de ese momento de los organismos humanos rectores para contar la historia de los detenidos-desaparecidos en su calidad de militantes y no de –esa palabra tan compleja, encubridora y católica con que se intentó salir al cruce del por algo habrá sido– “inocentes”. Allí, la épica se matiza con la reivindicación de los ideales de la militancia, enmarcándolos en la vida cotidiana y en sus cruces con las vanguardias estéticas y contraculturales. Sólo al principio del nuevo siglo aparecerán versiones menos aglutinadoras, que desplazarán el testimonio a la historia de vida, la no ficción a la ficción, mientras se da lugar a una historia de la resistencia que transforma a la víctima en luchadora activa e inventora.

Por eso a menudo la palabra “resistencia” parece ser precaria al dejar ligado a quien la ejerce el intento de arrasamiento que se ejerce sobre él. Se podría hablar, en cambio, de verdadera invención e imaginación. Poco a poco se difunden trabajos que ensayan una crítica interna a las acciones de las organizaciones armadas realizados por sus protagonistas.

Esta precaria cronología de los modos de relatar la experiencia militante de los años setenta no implica una superación de cada período sino una inclusión y una apertura. Por ejemplo, el análisis crítico Montoneros, final de cuentas de Juan Gasparini aparece en 1988, cuando el testimonio es el discurso fundamental. Por otra parte, el testimonio jamás es puramente incriminatorio, casi siempre porta un saber colectivo, ordena y analiza. Puede decirse que en los últimos años se ha ido perfilando un pasaje de la posición de testigo a la de cronista e investigador. Por ejemplo, en Pájaros sin luz Noemí Ciollaro sale a interrogar, en una trama de reclamos que se hizo sobre una politizada voz de la sangre, lapalabra de las mujeres de desaparecidos, donde ella se incluye como una más en la red que investiga en busca de una hipótesis de análisis.

El primer libro de Pilar Calveiro, Poder y Desaparición –casi una taxonomía del poder desaparecedor– es un punto de inflexión. Describir y detallar los efectos de ese poder cumple una función políticamente eficaz: la de materializarlo, poniéndole límites que le quiten su carácter omnipresente y, por eso, al mismo tiempo invisible. Su análisis renuncia a las lógicas binarias que ella encuentra propias del autoritarismo, sobre todo la que divide la experiencia de los campos en la de héroes y traidores, y confunde la parálisis de la sociedad bajo la lógica del poder desaparecedor con la complicidad.

La colección Militancias aspira a albergar la palabra de aquellos silenciados hasta hoy por lo que podría llamarse status de suplicio –ex presas y presos políticos, militantes jóvenes, exilados interiores, etc.-. Al proponerse como serie, cada libro formaría parte de un cuerpo documental vivo, en lugar de aparecer aislado en medio de una multioferta editorial.

También se tratará de dar cuenta de la relación entre política y subjetividad, y de extender la militancia de los setenta hacia la cultura política argentina de las izquierdas en general, por ejemplo la que se ha abocado a la liberación en la vida cotidiana, en las relaciones entre los sexos y en el arte, desarrollando una política contracultural. Nos proponemos investigar los instantes fecundos donde la convergencia aun conflictiva de unos y otros grupos comenzaba a constituir un proyecto político alternativo que fue interrumpido por el golpe militar de 1976.

La colección se inaugura con Política y/o violencia, una aproximación a la guerrilla de los años setenta, de Pilar Calveiro, y bajo la divisa de uno de sus párrafos : “Hay que escracharnos, políticamente hablando, no como un ‘castigo’ sino como una forma de ser veraces para, de verdad, pasar a otra cosa... En ese sentido escrachar es exhibir-se en términos de práctica política anterior, de la que hay que dar cuenta para que la presente adquiera nuevos sentidos. La memoria ‘rebelde, corcoveante, difícil de dominar’, se dice entre muchas voces, que no siempre son afines pero que pueden articularse. El asunto es ése: no acallar a las voces discordantes con la propia, sino sumarlas para ir armando, en lugar de un puzzle en que cada pieza tiene un solo lugar, una especie de calidoscopio que reconoce distintas figuras posibles”.

* La colección Militancias, de Editorial Norma, dirigida por Lila Pastoriza y María Moreno, y el libro de Pilar Calveiro Política y/o violencia... fueron presentados en el centro Cultural Ricardo Rojas el 27 de septiembre. Intervino, además, la crítica Ana Longoni.

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