Vie 03.02.2006
las12

INTERNACIONALES

La(s) chica(s) va(n) marchando

A poco de las elecciones presidenciales, Lourdes Flores Nano es la candidata a quien las encuestas señalan con más posibilidades. Derechista, católica, poco vinculada con el feminismo, ha dicho, sin embargo, que quiere la paridad en el poder. El suyo es sólo uno de los tantos nombres femeninos que, últimamente, circulan por el escenario político de Perú: otras presidenciables, esposas de e hijas de, aparecen mientras “solterona” sigue siendo un insulto.

› Por Sandra Chaher

Las próximas elecciones nacionales de Perú, el 9 de abril, son un buen escenario para observar el peso de los temas de género en la agenda política. Y no sólo porque una de las principales candidatas sea Lourdes Flores Nano, sino porque Lima huele en muchos sentidos a perfume de mujer. Mujeres candidatas, mujeres que se suben y bajan de candidaturas como de un taxi, que son buscadas por asesores de marketing para levantar encuestas de plomo; esposas e hijas de candidatos que opinan sobre los contrincantes de sus esposos y padres y esbozan posibles programas de gobierno como si eso fuera parte de su rol de hija de o de esposa de. En este incesante desfile de reinas de carnaval, Lourdes Flores Nano no es una advenediza ni una figurita decorativa. Puede no ser querida por venir de la derecha, por sospechársele vínculos con Alberto Fujimori y/o por estar más preocupada por ajustar los números de la economía que por sacar a Perú de la pobreza. Pero lleva 23 años de carrera política y éste es su tercer intento de llegar al sillón de Pizarro, como dicen en su país.

LA CANDIDATA

Flores Nano nació en Lima hace 41 años, es soltera y no tiene hijos. A los 18 empezó su carrera política ganando las elecciones de la Universidad Católica para el Partido Popular Cristiano. En esa universidad se recibió de abogada, y continuó una formación internacional con un Master del Instituto de la Empresa de España y un doctorado en Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció como abogada los fueros civil y comercial y en 1986, a los 21 años, fue elegida concejal de Lima durante dos períodos. En el ‘90, con 25 años, logró una banca de diputada nacional y ocupó la presidencia de las comisiones de Energía y Constitucional. Dejó la función por el golpe de Estado de 1992, y en el ‘93 fue elegida representante para el Congreso Constituyente, donde estuvo hasta el 2000. Por estas actuaciones precoces, en 1992 fue señalada como una de las y los 200 líderes jóvenes del mundo por The World Economic Forum (Suiza), y la revista Time, en 1999, la eligió como una de las 100 líderes iberoamericanas del siglo XXI.

También fue precoz para pelear la presidencia del país. En el ‘95, con 30 años, ensayó su primer intento, que no llegó a concretar porque el desahuciante 6 por ciento que le anticipaban las encuestas la hizo desistir. En el 2001 reincidió y su ascenso en el intento de voto fue tan espectacular que el periodista Jaime Bayly lo llamó “el milagro de Lourdes”. Llegó a hacer tambalear la fija de Alejandro Toledo, artífice de la caída de Fujimori y candidato popular que finalmente ganó. Flores Nano hizo una buena elección, mantuvo el handicap estos cinco años, consolidó un programa de gobierno –siempre de derecha, y con la sospecha de que en las sombras de su liderazgo están Fujimori y los capitales de los empresarios que lo apoyaron– y ahora se presenta nuevamente como la candidata del Partido Popular Cristiano por la Alianza Unidad Nacional. Durante el 2005, su candidatura fue una estampida que parecía imparable.Hasta que hace pocas semanas “el eje del mal” llegó a desestabilizarla en la figura de un teniente coronel retirado, Ollanta Humala, a quien apadrina Hugo Chávez y que recibió guiños de Evo Morales, y de cuyo programa de gobierno poco se sabe, excepto que tendría un perfil nacionalista.

Las encuestas no sólo difieren sino que cambian abruptamente. Mientras los sondeos difundidos hasta mediados de enero daban casi un empate técnico entre ambos candidatos, aunque con una leve ventaja para Flores Nano, el más reciente –conocido el 26 de enero y realizado por la Compañía Peruana de Mercados (CPI)– señala que Flores Nano tiene una preferencia de 28,8 por ciento contra 18,2 por ciento de Humala. Es decir que, hasta abril, el escenario es absolutamente imprevisible.

YO DIJE QUE TU DICES QUE ELLA DIRA

“Fue golpe en la polla” dicen en Perú para darle dimensión a la imprevista jugada de Flores Nano de proponer como candidato a la segunda vicepresidencia de Unidad Nacional al líder sindical de izquierda José Luis Risco... ¡y que éste aceptara! Menos audaces son sus intentos de emparentarse con la recientemente elegida presidenta de Chile, Michelle Bachelet, basados en la compatibilidad de género. Desde antes de la primera vuelta en Chile, el 11 de diciembre, Flores Nano comenzó a hablar de los beneficios de que ambos países tuvieran presidentas mujeres (aunque no detalló argumentos), y los analistas políticos de su país se encargaron de marcar las diferencias de orígenes y de propuestas. “En realidad, el programa de Unidad Nacional es el mismo de los candidatos de la derecha chilena”, dijo uno de ellos. Sobre género, las únicas referencias –no muy contundentes– que hizo Flores Nano fueron que un futuro gobierno suyo estaría integrado en un 50 por ciento por mujeres y, cuando le preguntaron por la posible distribución de la píldora del día después dijo, católica hasta el fin, que no tendría problemas siempre que contara con una definición técnica donde se señalara que no es abortiva.

Pero el género no está presente en este período electoral del Perú sólo porque una de las principales candidatas sea mujer. Como en otros países, los encuestadores y políticos hacen números, especulan, y concluyen que las mujeres pueden levantar aquello que se creía caído para siempre, casi como una burda metáfora sexual. Así, Alejandro Toledo –cuya gestión es desaprobada por casi el 80 por ciento de la población, según un sondeo hecho en diciembre en Lima y El Callao– convocó a la empresaria Jeanette Enmanuel, propietaria de una pujante empresa de productos curativos con nombre de resurrección, Santa Natura, como candidata presidencial de Perú Posible. La mujer se presentó con sus mejores intenciones pero eso no evitó el rechazo del partido y el cantado chiste de género: “Toledo quiere sacar a flote a Perú Posible a fuerza de uña de gato y cremas hidratantes”. Enmanuel se bajó pronto de lo que se presentaba como una contienda entre mujeres. La misma estrategia usó el fujimorismo, que lleva a Marta Chávez como candidata, y tampoco se quedaron atrás los demás partidos: un análisis de 20 de las 24 listas que se presentan para el 9 de abril, indica que hay tres candidatas a presidentas (15 por ciento), 2 a la primera vicepresidencia (10 por ciento), y 7 a la segunda vicepresidencia (35 por ciento).

Pero las damas entraron al tablero electoral no sólo como políticas. Las mujeres de e hijas de sacaron las garras para soltar las injurias que quedarían muy mal en boca de sus hombres pero que nadie critica si es banal cotilleo femenino. Nadine Heredia, esposa de Ollanta Humala, dijo estar segura de que el partido de su marido “tumbaría” a Lourdes Nano en la primera vuelta y que estaba lista para ser primera dama de Perú, asegurando que se preocuparía por la niñez y la mujer y no andaría sólo comprándose joyas y viajando fuera del país, en alusión a Eliane Karp, esposa del presidente Toledo. Zaraí Toledo, de 18 años, hija del primer mandatario pero no de su esposa, se metió en una contienda en la que no suelen estar convocados hijas e hijos: calificó a la mujer de su padre de “manipuladora y dueña del mundo”; criticó como “catastrófica” una de las alianzas políticas de su padre; dijo que el nacionalismo de Humala “fracasará como los gobiernos militares” si no tiene un plan de gobierno; y que Lourdes Flores “no sabe tomar decisiones ante situaciones adversas”, pese a que no es una “mala persona y una mala alternativa”.

Sin embargo, el grand prix se lo llevó Isaac Humala, padre de Ollanta, que calificó a Lourdes de “solterona”, pidiendo disculpas poco después. Hasta la agresión del gran Humala, los cruces verbales entre los candidatos, y sobre todo hacia Lourdes Flores, habían tenido poco sesgo de género.

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