NO OS DEJéIS CONFUNDIR POR EL MANDATO DE LA INTIMIDAD: TODAS LAS PARTES SON BUENAS... AUNQUE LíQUIDAS ¡MEJOR!
Bellos/ellas/elles especímenes que pululan por el mundo, a vosotros os digo: ¡más vale tarde que nunca! ¿Y a qué viene esto? Pues vaya a saber, puede Ud. aplicarlo/la como mejor le guste, o bien dejarse aplicar, o bien poner apliques sobre las paredes que más tarde sirvan para aferrarse a ellos. Ya sabemos todis lo necesario que es tener de dónde sujetarse cuando todo zozobra, o bien sobra, o una/o/e está sobradamente desencajad/a/o/e/i. Lo cierto, mis adorables bacantes, es que hay oportunidades en que bien vale recordar a generaciones pasadas porque de ellas es el reino/na de los cielos y/o purgatorios. Y además porque se las arreglaban lo más bien sin canales XXX, lubricantes, ultrafinos y etc., etc. Algo sabrían ¿o no?
1. Si el vigore mengua, avanti con la lengua. Proverbio cocoliche de uso doméstico y/o púbico que hacía delicias de receptoras/es de vigores varios en ausencia de los mismos. “¡Qué Viagra ni qué ocho cuartos!”, supo decir un hombre mientras se sobaba la espalda después de su tirada de bochas. Ejemplo a tomar en cuenta, ya que el mismo asegura que los dientes se pierden pero no las mañas, y que esto es sólo una ventaja frente a riesgos mortales como espasmos, convulsiones y hasta infartos durante el avance de la lengua sobre las partes.
2. De lo que se ha perdido (y puede recuperarse) con el transporte a motor.Arrobadas, transpiradas, con sus ojitos como bolas locas, así iban las señoras de antaño ya sea montadas a caballo o en bicicleta, apoyando delicadamente el manto negro –tá bien, puede ser rubio, y hasta colorado- sobre monturas, manubrios o asientos triangulares. No digo que ahora no haya quien se toque en los semáforos, pero en general suele ser sobre la nariz y no produce sonrojos. Probad, ciclistas amigas, quitarse los pantalones y dejad que una falda discreta oculte vuestras maniobras, ¡ganarán tonicidad, alegría y hasta alivio, sin gastar en combustible!
3. Sobre llovido, empapado, o el arte de acumular para cuando falta. ¿Y qué falta? Pues, por ejemplo, lubricación. Y aun cuando hoy se consiguen buenos y bonitos lubricantes, resulta que los perfuman, les ponen sabor a frutilla, colores flúo y todo tipo de pavadas que más que deslizar, pegotean. Nada de esto sería necesario sin esa compulsión moderna por el baño diario, el bidet, la toalla perfumada y quien sabe cuántos adminículos más para ocultar lo que en realidad debería marear, atraer, diferenciar, hacer patinar. Dejad que los flujos se conviertan en piedritas que guíen a los/las amantes perdidos/as.
4. Una cerradura vale más que diez Venus –o Playboy, o lo que fuere–. Sí, puede ser, no digo que no sea rápido y efectivo mirar películas destinadas a la estimulación de las partes. ¿Pero Uds. notaron lo estáticas que están esas partes? ¿Lo lejos que quedan de lo que nos rodea? La cercanía, adorables, suele ser un aliciente, una promesa, un desafío. Incluso un entrevero en ciernes y hasta una sorpresa: pruebe, agáchese, espíe. Algo hay detrás de la puerta que espera por Ud.
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