Viernes, 19 de mayo de 2006 | Hoy
JUSTICIA
Buena parte de los cambios que se sucedieron en los últimos veinte años y que modificaron la vida de hombres y mujeres –como mínimo– se plasmaron en textos jurídicos. La especialización en género de la Facultad de Derecho de la UBA que acaba de inaugurarse promete desmenuzar esos cambios y abrir otras grietas en una letra que tiene la impronta de la mano masculina.
Por Maria Mansilla
¿Por qué no se sanciona una ley de registro público de deudores morosos en todas las provincias? ¿Por qué hay un techo de cristal en el Derecho laboral? ¿Por qué Jujuy es la única provincia argentina donde no ha sido instalada la ley de cupo? ¿Por qué el Protocolo Cedaw en la Argentina no está ratificado? ¿Por qué en las Cortes provinciales no hay, prácticamente, mujeres? “Yo vivo de las preguntas, cada día tengo más preguntas”, dice la abogada Viviana Vladimirsky, directora del novedoso curso de posgrado sobre Derecho y Género que por estos días comienza a dictarse en la Facultad de Abogacía de la Universidad de Buenos Aires.
Su inquietud explica los motivos que minaron al programa de estudios con algo más que enunciados acabados. Otros de los grandes temas que serán llevados al banquillo son La feminización de la pobreza, Poder y derecho, Derecho de familia, Derechos políticos y reproductivos.
La abogada Viviana Vladimirsky, especializada en Derecho de familia, lleva 20 años atravesando con una mirada de género las causas que le toca defender, y por eso recibió el premio UMA (Unión de Mujeres de la Argentina) y su nombre figura hasta en un Diccionario de Mujeres Santafesinas, la provincia donde vive. Pronto viajará a Cuba, llamada a participar del Congreso Internacional Mujer, Derecho y Género.
“Este es un curso pensado para mujeres y varones del Derecho y de otras disciplinas también –invita Vladimirsky–. Sé que existe esta orientación en otras carreras, pero no en ésta. Y si hay especialización en Derecho de familia o en Derecho laboral, con más razón tiene que existir una formación en género, es lo que atraviesa todas las ramas del Derecho.”
Hay otra pregunta sobre la que gravitan los cuestionamientos que acaba de enumerar la abogada, y es la siguiente: ¿cómo puede ser que no haya existido hasta ahora una orientación semejante? Las facultades de abogacía argentinas históricamente recibieron a tantas mujeres como varones. Ya en los años ’40 eran muchas más las mujeres que soñaban con hacer Justicia que, por ejemplo, en los Estados Unidos. Hoy por hoy, representan el 60 por ciento del total de personas empleadas por el Poder Judicial. La respuesta no tarda en llegar: el cupo por sí sólo no garantiza transformaciones. Transformaciones, en este ámbito, que podrían ayudar no sólo a democratizar el acceso a los servicios jurídicos y a la información sobre los derechos de las mujeres sino, principalmente, a pensar legislaciones más equitativas.
“Sabemos que el Derecho es el poder, y el poder históricamente lo han detentado los hombres. La ley es una escritura masculina. Por eso es importante desentrañar qué es lo que está en el Derecho y qué es lo que nos enseñaron. El Derecho tiene un montón de vericuetos y permite un montón de interpretaciones, más de las que nos contaron. La idea es repreguntarse el mundo, derribar mitos y estereotipos, hacer análisis y crítica de todo eso, difundir los derechos de las mujeres”, sostiene Viviana Vladimirsky.
La cursada de este posgrado se realizará un viernes y sábado por mes, pensando especialmente en los que lleguen desde el interior del país que, según acusan, padecen más que otros el modo en que algunos fallos discriminan, cómo las leyes más progresistas se copian, se sancionan, pero cuesta que se reglamenten. Y cómo el llamado androcentrismo, que llenó los libros de historia con nombres de varones y los de biología con cuerpos de machos, también tiñe al ámbito jurídico y violan los derechos de muchas mujeres que se acercan a sus tribunales esperando encontrar justicia.
“Antes de la sanción de la ley de violencia familiar, las mujeres éramos todas unas mentirosas. ¿Los hombres de saco y corbata nos iban a pegar? Hasta no hace mucho tiempo, para la ley, si una mujer no usaba el apellido de casada estaba cometiendo una injuria grave. ¡Eso pasaba en los ’80, y no dos siglos atrás! –exclama Vladimirsky, que reconoce las últimas conquistas de sus pares, y en su propia lista de señoras del Derecho cita a Carmen Argibay, Cecilia Grossman, Aída Kemelmajer–. Si hablás de Derecho y género, hablás de Justicia. Si hablás de Justicia, todas sabemos qué pasa con las mujeres. Nosotras estamos dando vuelta el Derecho.”
La cursada: viernes y sábados, una vez por mes.
Lugar: Facultad de Abogacía de la
Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA).
Informes: [email protected]
Inscripción: UBA, área posgrados.
Tel.:(011) 4809-5606/7/8.
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