Viernes, 23 de noviembre de 2007 | Hoy
MUSICA
Midnerely Acevedo es más que una voz, un vestido y un mundo. De la canción y sus orígenes de bolero al heavy metal, con última parada en el reggae y el ska mixturado, pasaron años, un amor, un hijo y una banda que de nombre lleva su apodo: Mimi Maura. También varios discos; el último en plan nostálgico: Mirando caer la lluvia.
Por Guadalupe Treibel
Midnerely Acevedo es Mimi Maura. Claro, Mimi Maura también es su banda. ¿Entonces? Entonces Mimi Maura es la chica y la banda. Y ambas presentan Mirando caer la lluvia, su nuevo disco de eclécticas canciones que recorren covers y temas propios desde la marca del bolero, el ska, rocksteady, reggae y otros géneros. El híbrido funciona, porque los trece tracks editados independientemente no resultan una nebulosa pasteurizada de canción sino la forma latina de la música-que-todo-lo-puede (o sea, que dispara la nostalgia y el baile, todo junto y a la vez).
Sobre el nombre, una aclaración: “Siempre me dijeron Mimi. ¡Midnerely sólo para el regaño!” No hay motivo para el reto, así que venga la nomenclatura cortita para la mujer de contextura pequeña y ojos grandes que sonríe con todos los dientes, habla con fuerza y toma clases de kung fu desde hace cinco años.
Luego de varias presentaciones en Capital Federal, la banda tan autoconvocante (y la chica) apuestan al 24 de noviembre y dan cita en Niceto Club. Una posibilidad más de mover las caderas, antes de que llegue enero y Mimi junto a Sergio Rotman (ex Fabulosos Cadillacs, líder –junto con ella– de la banda Mimi Maura y pareja de la chica) lleven el cachengue a España en su gira por los pagos primermundistas. Pero, antes del vuelo, la autoproclamada “vergonzosa” Mimi cuenta que después de la gira se irán de vacaciones, “siempre con guitarra encima”. “Con Sergio nos hemos abierto a las posibilidades de hacer música en cualquier circunstancia, en cualquier momento, en cualquier lugar. Para nosotros es natural sentarnos frente al mar con una cervecita, tocar y cantar.” Más que un trabajo, una forma de vida. No exactamente lo que tendría pensado el productor Afo Verde cuando planteó que ambos deberían formar un dúo tipo Pimpinela.
La chica que alguna vez gritó al son del heavy metal con la banda noventosa Alarma, con la que no sólo giró por Estados Unidos sino que sentó precedente, hoy hace rock. Bah, en realidad no, pero así dicen...
En general, se habla de Mimi Maura como banda de rock. Incluso en el 2002 ganaron el Premio Gardel como “mejor solista femenina” en ese género. Pero la propuesta no es exactamente roquera...
–¿Viste cómo es cuando la gente quiere encasillar algo? Lo hace porque lo necesita, le hace falta, porque las personas somos así y ¡es un desastre! Acá cae todo en la misma bolsa y es rock. Es más, si tienes una batería que suena fuerte ¡ya te pasas del jazz al rock! Nosotros no entramos en ninguna de las casillas. Sí estamos incluyendo algunas baladas-rock en el repertorio, que no son baladitas tipo Luis Miguel, pero seguimos con la música caribeña, que es la que más nos mueve y con la que simpatizamos todos en general.
En alguna ocasión has mencionado que la escena musical suele ser machista. ¿Aún lo ves de esa manera o creés que ha habido un cambio en cuanto al tema de género?
–Creo que la gente está más abierta y la mujer, más liberada. De todas formas, sigue siendo un mercado donde ves más chicos que chicas, pero se está abriendo. Lo que falta es motivación. He visto mujeres que cantan muy bien, pero no tienen muchos shows y tienen que seguir para adelante. Mucha gente raja cuando ve problemas y nada es facilito. No todo va a salir bien siempre pero, bueno, ya habrá tiempo de descansar cuando uno muera.
Casualmente tu nuevo disco, Mirando caer la lluvia, incluye la voz de varias mujeres, como Amparo Sánchez (de Amparanoia) y las chicas de Actitud María Marta.
–Me gusta incluir chicas. Me parece que la energía femenina tiene que juntar su sensibilidad con las cualidades masculinas. Las mujeres aportan cierta esencia y belleza, la parte más delicada de la canción. Uno siempre piensa que el masculino es el fuerte y la mujer, la débil; pero el débil es más flexible y puede llegar más lejos. El fuerte se quiebra.
También hay colaboraciones de músicos como Diego Arnedo, el Chango Spasiuk, Guillermo Bonetto, de los Cafres y Boom Boom Kid, ex Fun People.
–Sí, creo que es la primera vez que tenemos tantos invitados en un disco. Por tercera vez nos acompaña el Chango Spasiuk, un amigo. Está Guille Boneto, una de las mejores voces de Argentina. También hay un tema de Diego Arnedo, que nosotros grabamos con él en su disco pero con otros arreglos, y queríamos que esté él y su canción en nuestro disco. A Boom Boom Kid lo venimos escuchando hace tiempo, quedamos muy enganchados con su energía. Incluso, hace unos años, él nos invitó como teloneros de Fun People, porque estaba de gira a full, nunca tenía tiempo de ver shows en vivo y quería vernos. ¡Una linda manera de ver bandas!
Has vivido en Puerto Rico y Estados Unidos; hace más de 10 años que estás en Argentina; has hecho giras por Europa y América latina. ¡Sos prácticamente una ciudadana del mundo!
–Una siempre pertenece al lugar donde nació. Siempre fui extranjera y cada vez que volví a Puerto Rico, me sentí en casa. Igual, hice todos los trámites y soy residente permanente en Argentina. Adopté al país porque mi hijo, Leroy, que tuvimos con Sergio, es de acá y ahora estoy porteñizada. Pero extraño Puerto Rico, extraño el clima, el aroma. Ahora tengo dos casas y ¡no sé en cuál de las dos voy a vivir! Por lo pronto, en marzo me voy a Puerto Rico para hacer unos shows acústicos con Sergio. ¡Ya tengo los pasajes!
¿Hace mucho que no vas?
–Fui hace unos años a enterrar los restos de mi padre. Fue una experiencia muy fuerte. Me encontré con todos mis hermanos –y nunca en nuestras vidas habíamos estado todos juntos; somos de distintos matrimonios de mi papá–. Nos juntamos los seis y fuimos al pueblo natal de Mike (Acevedo, su padre), que es en el centro de la isla, a unas tres horas de viaje, montaña adentro, al oeste de Puerto Rico. En el camino, tuvimos que parar en una radio donde estaban pasando su música y le hicieron un tributo. Luego, aparecieron unos amigos de él con guitarras y tocaron sus canciones. Estábamos todos muy tristes, aguantándonos las ganas de llorar. Esa vez estuve 20 días en Puerto Rico y se me fueron rapidísimo.
Mike Acevedo fue un bolerista hiperreconocido de Puerto Rico y una gran influencia para la cantante durante su niñez y adolescencia. Siempre envuelta en música, su madre cantaba “bolerazos” y escuchaba salsa, mientras los discos de papá Mike revoloteaban en la casa y Mimi se enamoraba de sus canciones. También se escuchaba radio y Mimi deliraba al son del hoy rejuntado The Police y de los Carpenters.
¿Qué otro tema de Mike Acevedo, además del que da título al disco, incluyeron esta vez?
–“Dos fantasmas”, que es un inédito, un tema que me pasó uno de mis hermanos en un casete. Lo tenía hace muchos años guardado y, aunque lo había escuchado muchas veces, como no lo cantaba mi papá, no me motivaba mucho. Tampoco es un hit. Es una historia, con principio y fin, sin un estribillo pegadizo. Pero después de escuchar la canción un tiempo y cantarla, empecé a sentir otra cosa. Cuando la canto, lo siento a él. Es una manera de acercarme a él. Al fin y al cabo, yo soy un pedacito de él. Las canciones de mi papá no eran románticas; eran bastante oscuras. Yo lo comparo con Leonard Cohen, que, además, me encanta. Era dark como Cohen, pero en español y de otra época.
Con tanta influencia musical paterna, ¿siempre supiste que te ibas a dedicar a hacer música?
–En realidad, yo estudié artes plásticas y hacía esculturas. Bah, hice de todo, pinturas también. Me encantaba hacer gente desnuda (risas). Para mí era un caos: gente saliendo del barro, del cemento, que yo encontraba y le daba forma. Me sentaba ocho horas, metida en un salón y ¡no me daba ni hambre! Fue bien difícil decidir qué hacer porque son dos cosas muy diferentes: la escultura es bien para adentro y la música es todo lo contrario. Yo, en cambio, estoy en el intermedio. Ahora, con el tiempo, me abro más pero soy bastante vergonzosa. Igual, sigo haciendo esculturas. Hice las cabezas de mis dos nenes (Leroy, su hijo, y Sergio).
¿Cómo es trabajar y vivir con tu pareja? ¿No dificulta la convivencia hacer todo juntos?
–Vivir y trabajar con Sergio nos ha sacado de muchos problemas que otra gente tiene. Creo, que separarse es lo que complica las cosas, porque uno se queda en la casa, cuidando al nene y el otro se va. A nosotros nunca nos pasó. Hacemos todo en conjunto y somos amigos, además de ser pareja. De verdad nos gusta estar juntos.
Además de tocar juntos en Mimi Maura, ¿tienen otros proyectos personales?
–Tenemos una banda llamada Los Sedantes, que empezamos hace unos años y está bien guardadita. Es bien distinto... Primero, somos Sergio y yo cantando, lo cual me saca la presión de estar al frente; me disfruto la música desde otro lado. Además, es otro tipo de canción; hacemos covers de Joy Division, Morrisey, Neil Young y hay temas nuestros que son tipo la Velvet Underground. Es bien oscuro, muy distinto. Ya hicimos un disco, que saldrá en unos meses.
En el primer recital de Mimi Maura, estabas embarazada de 7 meses. ¿Sigue participando tu hijo de los shows?
–¡Es cierto! Tengo fotos en los ensayos con el bebé de un mes. Mira, los viejos de Sergio cuidan al boy pero son los únicos babysitter que tenemos porque yo no tengo familia mía acá y Sergio es hijo único. Así que estamos nosotros tres, con Leroy, nuestro niño, para todos lados juntos. De todas formas, ya son nueve años de adiestramiento (Leroy tiene esa edad). El ya se baña solo, va a la escuela. Fue muy divertido tener un hijo, estar en todo su crecimiento. Y ahora se pone mejor porque hacemos cosas juntos, a la par. Tiene mucha sensibilidad con todas las artes y canta muy bonito. Es muy posible que sea músico también, ¿no? En las giras se sube al escenario, canta conmigo, toca los palitos, baila... ¡me roba el show! ¡Me saca público! (risas).
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