MUSICA
Canción deforme, estilos mixtos y letras (cortas) como poesías son el sello de la banda Madre Maravilla, que le escapa a los géneros y se presenta mañana en el Centro Cultural Recoleta.
› Por Guadalupe Treibel
”Había una vez una fábula sobre una lechuza que conocía el futuro y lo veía con colores imposibles. Me hizo pensar si quería dedicarme al cuidado de los peces / o a viajar dando saltos voladores. / Mientras tanto busqué un planeta para vivir / y caí en la cuenta que iba a tener que crear el mío”, cuentan Diana Molina y Roberta Ainstein, voces (y más) de Madre Maravilla, en la canción “El organito de la suerte”. Y, así, con el último track de su primer disco, Primogénito, abren la esperanza: generar un espacio nuevo, un collage de interpretaciones y géneros donde no hay que catalogar para entender. Un generador de “universos paralelos”, según Molina.
Con formación de cuatro –que suma a Federico Lanzi en batería y Juan Manuel Antar en bajo–, las ex Señorita Descanso (trío femenino que formaron antes de Madre Maravilla junto a Giselle Chaves y que pautó cierta línea musical) y compañía juegan a encontrar un lenguaje propio usando herramientas que ya existen.
Los cuatro coinciden en lo particular y colorido del benjamín. Primogénito, editado a fines de 2007, es un puñado de diez temas propios donde el recorrido tiene colinas y piedritas que llaman la atención. Computadora y sampler mediante, sus composiciones atraviesan el folklore, la bossa nova, el bolero, la cumbia, la electrónica, entre otros nombres propios, pero el híbrido toma identidad personal. En palabras de Molina –a cargo, también, de las programaciones–, “es un hilo, un color que contamina todo, pero no tiene nombre. Es simplemente nuestro. El pop nuestro de cada día”. Antar bromea; definir es como preguntarse de qué gusto es la empanada.
Ok, lo no estandarizado es una bandera. Y ese flameo en formato Dos Chicos + Dos Chicas comenzó tres años atrás, en el 2005. De Señorita Descanso arrastraron algunas canciones: “Circo”, “Norteño”, “Equis” y “Sos un sol” (donde, por partida triple, repiten los mismos versos en portugués, inglés y francés: “Me dices que soy una flor hermosa. / Pero no te creo, cariño. / No te creo”). “Algunas mutaron más que otras con esta formación”, aclara Roberta “Robi” Ainstein sobre las transformaciones que sufrieron los temas.
En la mixtura de sonidos y estilos, el aporte individual –seguido por cierta investigación, ensayo y error– es central para Madre Maravilla. De formación académica, todos tienen cierta especialidad. Juan, folclórica (como proyecto paralelo, toca en el grupo Otro Mundo, folclore de proyección); Diana, tango, música hindú, bossa nova; Federico, rock; Robi, música clásica. Ella, Ainstein, hasta hace poco tocaba en Kuofequin, una banda de música infantil que mezclaba proyecciones, música y teatro.
A la apuesta sonora distinta, se suma cierta forma visual que acompaña. Desde la web (www.madremaravilla.com), cada uno de ellos está caracterizado como muñequito de colección. Interactividad y clicks mediante, Robi-muñeca toca los teclados y canta, al igual que Diana-muñeca y los chicos; todos con su instrumento. “Aparecemos re-cabezones y está bueno porque nosotros somos re-cabezones”, cuenta el baterista y agrega que, a la hora de hacer música, son bastante quisquillosos. “No viene de zapada el asunto”, explica Molina.
A punto de grabar su primer video (el cumbianchero “Quiero que me mires”) y con una fecha en el festival Ciudad Emergente, organizado por el Gobierno de la Ciudad (www.ciudademergente.gov.ar), Madre Maravilla suena a esquizofrenia, a juego border, a amor y sensación visual, al espacio lúdico donde la niñez se mezcla con el adulto y se deforman los roles. Desde la poesía de las letras, hay extrañamiento y un cuestionarse la música, las categorías que encierran. Como dicen en la canción “Nuestro secreto”: “Nuestro secreto es ir al encuentro de lo indecible. / Esperando inspiración damos lucha a nuestro súper yo/ demasiado tonto, demasiado genial, demasiado trillado”. Como bromea Molina, “bardeemos, total es gratis. Para reprimirnos, va a haber tiempo”. Si “bardear” es transformar, Madre Maravilla es la mamá mutante de la escena independiente actual.
Madre Maravilla se presenta este sábado 28 de junio a las 16 hs en el CC Recoleta, Junín 1930, en el ciclo Ciudad Emergente.
Entrada libre y gratuita. Para ver programación completa, ingresar a www.ciudademergente.gov.ar
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