MONDO FISHION
› Por Victoria Lescano
“Mnemosyne era la personificación de la memoria para los griegos. Junto con Zeus tuvieron a las musas. También era la poseedora de todos los cuentos y las leyendas y dotaba de poder a reyes y poetas para la retórica. Con esa idea trabajé la imagen, como consecuencia de que la consigna fue vincular al arte contemporáneo con cuentos”, dice la artista Marina de Caro sobre el disparador de las piezas en lana que exhibió en la vidriera de la tienda Kenzo de París y el contexto de “6 Parcours Saint-Germain”, un ciclo que cruza la moda con el arte que transcurrió en Francia durante junio. Cuenta también que en ocasión de colgar su muestra –asistida por su hermano arquitecto radicado en París– aprovechó para desconcertar a los parisinos entregándoles desde la vereda de la maison que cruzó la moda de Oriente con Occidente una copia serigrafiada en papel de regalo en tonos naranja, turquesa y rosa que además de lucir su versión de la obra contaba: “Había una vez un mundo donde soñar y estar despierto era una misma cosa. Había una vez un mundo útil. Había una vez. Juntos como Agua y Aceite. Había una vez un espacio solidario y gentil. Había una vez un país en estado de arte. Había una vez un encuentro largo y tendido entre oriente y occidente. Había una vez un encuentro largo y tendido entre norte y sur. Había una vez una pincelada inevitable”. De Caro repartió cuatrocientos panfletos con la silueta de Mnemosyne y su relato impreso. Mientras que en los alrededores de Saint Germain, otras acciones de moda y arte remitían a fotos de uniformes paródicos de Charles Freger –en la tienda de relojes Rolex–, imágenes de sirenas animé –en la tienda Swarovski–, performances de Blancanieves armadas en la casa de Sonia Rykiel y otras fachadas arty en Diana von Furstenberg y Lacroix; puertas adentro de la maison Kenzo, las esculturas con textiles continuaron en las escaleras y la artista argentina que fue tentada por encargados de la tienda Kenzo para vestirse con atuendos de la nueva colección, prefirió en cambio ponerse una de sus obras, un vestido delantal en cuadritos amarillos que en 07 en su muestra de homenaje a oficios silenciosos, colgó en la galería Ruth Benzacar. Un gesto de mirada crítica alrededor de la moda que extiende tanto a un curso que dicta en la Asociación Biblioteca de Mujeres como a sus trabajos textiles.
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