“Nos preocupan las previsiones presupuestarias que surgen de la información oficial disponible, ya que reflejan que el compromiso político con las mujeres está presente sólo en el discurso: si bien en 2008 se asignó un presupuesto mayor al del año anterior (insuficiente a todas luces), está previsto que el 42,2 por ciento se destine a gastos de personal, el 47,2 por ciento a gastos de consumo y servicios no personales y sólo el 10,6 (es decir, solamente 537 mil pesos) para el desarrollo y ejecución de políticas públicas.” Eso detalló el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (Cladem) en una carta pública escrita tras el nombramiento de Lidia Mondelo al frente del Consejo Nacional de la Mujer (CNM). El texto, que —explican miembros de Cladem— fue enviado “en primera instancia a la ministra de Desarrollo Social (Alicia Kirchner), también en su calidad de presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, del cual depende el CNM”.

La carta busca poner de manifiesto “profunda preocupación por la designación”, puesto que “designar a alguien que no cuenta con experiencia en un trabajo vinculado con los derechos de las mujeres es un nuevo indicador de que los derechos de esta población ocupan y preocupan muy poco a este Gobierno nacional. No sólo por las cuestiones objetivas que se desprenden de la jerarquía y presupuesto del área sino porque además, lejos de fortalecer su dirección, se está haciendo una apuesta por la inexperiencia en la lucha por los derechos de las mujeres”.

En Cladem recuerdan que “hasta el momento no hemos recibido respuesta”, y lo preocupante de la situación, habida cuenta de la institución de marras. “Recordemos —continuaba la carta— que el CNM fue creado en 1992 como el órgano rector de las políticas públicas de género en nuestro país, y en cumplimiento del mandato derivado de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (Cedaw). El Comité de la Cedaw, cuerpo que la propia Convención crea para su monitoreo, ya ha manifestado en reiteradas oportunidades su preocupación por la creciente desjerarquización y vaciamiento del Consejo. Debemos advertir, entonces, que con esta designación el Estado argentino está muy lejos de cumplir con las recomendaciones señaladas, y por ende con los compromisos asumidos internacionalmente.” La demanda, recuerda, debe ser comprendida como la consecuencia lógica de “reclamos que no son más que las necesidades de una población históricamente postergada, y la condición esencial para un real fortalecimiento de la democracia en nuestro país”.