Viernes, 1 de agosto de 2008 | Hoy
INUTILíSIMO
A todas aquellas que suponen que los trabajos del personal doméstico difieren mucho según el tamaño de la vivienda, Jacobita Echaniz (Libro de Etiqueta de Rosalinda, Novísimo Código Social, Editorial Bell, Buenos Aires, 1951) les aclara que básicamente las tareas con las mismas en una casa de cinco habitaciones y en un castillo de cien: “Mantener todo limpio y ordenado, preparar y servir las comidas, prestar todos aquellos servicios que faciliten la existencia de los amos” (sic). En todo caso, lo que varía entre una casa de cinco ambientes y el castillo “es el grado de perfección y refinamiento con que se llevan a cabo estas labores”.
Puesto que los castillos de cien habitaciones escasean en estas latitudes, resultará práctico para las lectoras abocarse al trabajo de la mucama en la vivienda chica, donde obviamente hay menos que cocinar y que limpiar. Entre los deberes de dicha servidora figuran: “Abrir la puerta y contestar el teléfono, pero no es su obligación planchar, ni preparar la ropa de su patrona, ni peinarla, ni alcanzarle las prendas cuando se viste” (todo esto lo hace la mucama de adentro).
En consecuencia, advierte Jacobita, “muchas veces es más liviano y agradable el trabajo de la mucama para todo servicio”, que el de la especializada. Por lo tanto, la autora de este manual desmiente “la falsa idea de que la muchacha de todo trabajo es una esclava”. Como el tema básico de este capítulo es aprender a sacar el mejor partido de una sola muchacha, se nos propone usar un horario que ha sido probado durante varios meses “en una casa de seis habitaciones donde eran tres de familia y uno de servidumbre”, y en la práctica se demostró que con poco más de 12 horas se puede ordenar y simplificar la jornada de la mucama. Helo aquí:
8 horas: Arreglar comedor y sala, repasar los pisos.
8.30: Servir desayuno
9: Ir al mercado.
9.30: Arreglar cuartos y lavar baños.
11: Cocinar o ayudar a cocinar.
11.30: Vestirse para servir.
12: Poner la mesa.
12.30: Servir el almuerzo.
13.30: Lavar la cocina.
Una hora de descanso.
15: Tareas varias de limpieza profunda, encerado de pisos, lustrado de metales.
17: Servir el té.
17.30: Dos horas de descanso o salida.
19.30: Cocinar.
20: Poner la mesa.
21: Servir la comida,
luego lavar la cocina.
Evidentemente, tiene toda la razón Jacobita: “un trabajo liviano y agradable”.
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