Sábado, 9 de agosto de 2008 | Hoy
MONDO FISHION
Por Victoria Lescano
Jueves 31 de julio en el Museo de Arte Decorativo: coctail, en ocasión de la inauguración de Objetos de deseo, la muestra de joyas, ánforas, porcelanas y piezas de ebanistería diseñadas por Marcial Berro, creador platense radicado en París desde 1980 que convirtió una sala del Palacio Errázuriz en una puesta de lujo inédito y en varias secuencias. Por un lado, el panel que devela bellísimas y extrañas mujeres francesas posando con los extraños collares, pulseras y aros by Berro para el fotógrafo Vincent Darré, y que circa 1990 fueron exhibidos en una muestra celebrada en la Casa de la Moneda de París. Luego del paso obligado por la barra que sirve Baron B, en las diversas vitrinas se vislumbran piezas sin clichés de escaparate de joyerías ni facilismos: hay piedras semipreciosas aplicadas a alianzas de formas abstractas que fueron furor en la casa parisina de joyas Fred y modeladas en las manos de Kate Moss. Maxicollares que combinan platería, con corales, semillas y amuletos. Hay también un par de gemelos desarrollado por Marcial para el director Claudio Segovia, y llaman notoriamente la atención las piezas portacollares realizadas en barro, así como también una serie de collares casi fragmentos de un peplum que el creador ideó en homenaje a su amiga Marta Minujin. También una nueva serie de joyería que, por encargo, se comercializa en la tienda Ramírez de San Telmo.
Otra vitrina exhibe vajilla de la firma Limoges con estampas geométricas y soles bocetadas por Marcial y una nueva secuencia se inicia con los exquisitos vasos de cristal Baccarat a los que sumó fragmentos de gotas de oro.
Entre unos y otros hay ánforas de barro que fueron realizadas con la colaboración de la Escuela de Cerámica de Avellaneda. El resultado remite a un hipotético museo etnográfico que fusiona usos y costumbres de una tribu de extravagantes de Buenos Aires que luego emigraron a Nueva York y París y vuelven a incursionan en las raíces latinoamericanas. Muchos de ellos –vinculados con la escena del Instituto Di Tella– estuvieron presentes en la apertura, además de las modelos emblemáticas de los años setenta como Tini de Bocourt y Mora Furtado. A otro eje lo representan las vitrinas que documentan la aparición de Marcial Berro en happenings del Instituto Di Tella (donde protagonizó un célebre desnudo), tanto la mención de sus ornamentos en la prensa americana como en la francesa, imágenes de Andy Warhol –quien le compró su primer diseño, un anillo-mecano de piezas intercambiables. Hay también fotos de sociales junto a Salvador Dalí, de Catherine Deneuve luciendo creaciones de Marcial en un film, imágenes que piden a gritos un libro o un catálogo fotográfico que documente la muestra.
Más datos de la labor de Berro, que ahora está radicado en Buenos Aires, llegan vía el texto de Felisa Pinto que prologa la muestra: cuenta que Marcial hizo a modo de joyas picaportes en latón y celebrados baldes para champaña. Consultado sobre su definición del lujo, opta por la definición de alhajas según el Webster Dictionary que habla de “objetos sublimes para el juego y la performance”.
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