DEBATE
Casi al mismo tiempo en que se desataba la polémica en torno del proyecto del socialista Rubén Giustiniani sobre despenalización del aborto, en la Legislatura de la Ciudad, se presentó otro para que el aborto no punible se realice en hospitales públicos, obras sociales y prepagas. La iniciativa busca diferenciarse claramente de la impu sada en el ámbito de la Nación.
› Por María Moreno
No duermo desde que era
chica, exagera la abogada Perla Prigoshin, conocida por haber llevado
ante la Corte Suprema un pedido de interrupción de embarazo, y autora
de un proyecto para embarazos incompatibles con la vida (que ya tiene dictamen
favorable de la Comisión de Salud y de Mujer , y está a punto
de pasar a recinto). Ahora, se ha embarcado en uno de aborto no punible que
fue presentado el viernes en Legislatura. El proyecto propone regular el procedimiento
en los hospitales públicos, obras sociales y prepagas de la cuidad de
Buenos Aires respecto de la práctica del aborto no punible contemplada
por los incisos 1º y 2º del artículo 86 del Código Penal,
que determina que el aborto no es delito cuando, por causa del embarazo, corren
peligro la vida o la salud de la mujer, o cuando la gravidez tiene su origen
en una violación o atentado al pudor cometido respecto de una mujer idiota
o demente.
"Cuando presenté mi proyecto para embarazos incompatibles con la
vida dice Prigoshin había dos opciones: plantear que la interrupción
del embarazo se podría producir enseguida del diagnóstico (en
la semana quince, dieciséis o diecisiete), con lo cual estaríamos
hablando de aborto. O plantear la interrupción después de la semana
22ª, con lo cual estaríamos hablando de una interrupción
no abortiva del embarazo. Con el diputado Eduardo Peduto, presentamos el proyecto
planteando una interrupción no abortiva del embarazo, intentando cubrir
este fantasma terrible que se agita ante los médicos: pueden perder su
carrera si lo hacen sin orden judicial. Nada de esto es cierto, pero existiendo
una ley que los sostenga van a estar tranquilos cumpliendo con el juramento
hipocrático. Este proyectotiene en cuenta la interrupción de embarazos
incompatibles con la vida como la anancefalia. Lo siniestro en este tipo de
embarazos es que al mismo tiempo que la mujer siente que está engendrando
vida, está embarazándose para la muerte y esto se da independientemente
de la patología que afecta al feto. El Tribunal Superior de Justicia
de la Ciudad de Buenos Aires, a partir del caso Tanus, reconoció que
el concepto de salud incluye salud psíquica.
Y si tanto el Tribunal Superior de la Ciudad como la Corte Suprema dicen que
en tanto el embarazo viole el derecho a la salud, la mujer tiene este recurso,
¿alguien puede pensar que la salud psíquica de una mujer no está
en peligro cuando porta el testimonio de la violación? Este nuevo proyecto
es para que las excepciones planteadas en el Código no sean letra muerta.
Porque la realidad es que hace 17 años que no se realiza un aborto terapéutico
en la Maternidad Sardá de la Ciudad de Buenos Aires. ¿Las mujeres
son tan saludables? No lo creo. O la historia clínica no refleja la realidad
de la intervención que se practica, o directamente se deja a la mujer
en manos de Dios".
El proyecto de aborto no punible fue presentado el viernes pasado bajo la autoría
de Patricio Echegaray y la coautoría de Eduardo Peduto, Vilma Ripoll,
Beatriz Baltroc y Juliana Marino, y acompañado por Roy Cortina, Abel
Alexis Latendorf y Lía Méndez. Pero el impulso fue de Dora Codelesky,
Perla Prigoshin asesora de Eduardo Peduto y Flavio Rapisardi asesor
de Patricio Echegaray. En sus fundamentaciones, se realiza una interpretación
de los términos vida y salud acorde con una letra
viva y con la dinámica que la práctica política y la jurisprudencia
imprimen sobre el lenguaje. Según el proyecto, los únicos requisitos
que se deben satisfacer para acceder a la realización de un aborto no
punible, en el caso del aborto terapéutico, es la certificación
de la existencia de peligro para la vida o la salud (física o psíquica)
de la embarazada y que ella presente su consentimiento. Y en el caso de que
el embarazo sea producto de una violación, la presentación de
la constancia o denuncia o trámite judicial y la de la revisión
efectuada por el médico forense.
Flavio Rapisardi señala que por primera vez se pronunciaron sobre el
aborto las mujeres del Movimiento Piquetero y de la Interbarrial de Salud de
la Ciudad de Buenos Aires, quienes apoyan el proyecto. También describe
ciertos cálculos tácticos:
"En todo lo que es derechos sexuales es mejor dar el debate en los grandes
centros urbanos. En ese sentido, relaciono el proyecto de aborto no punible
con el de unión civil. Es difícil que avancen a nivel nacional
debido a la composición de esta Cámara, pero éste se presentó
en Mendoza, provincia de Buenos Aires, Córdoba y Capital Federal, y tiene
posibilidades de salir".
Controversias
¿Sabrá
Lilita Carrió que la prohibición del aborto no forma parte del
magisterio de la Iglesia sino de su fuero legislativo? ¿Qué ni
Santo Tomás ni San Agustín vetaban la interrupción del
embarazo si se producía antes de los dos meses de gestación? ¿Y
que la unanimidad de la prohibición del aborto sólo se consolidó
con la centralización de poder en la figura del Papa, propia del siglo
XVIII? ¿Ella que dice estar en contra del aborto no por católica
sino desde que enseñaba filosofía en la Facultad de Derecho? La
doctora Perla Prigoshin prefiere distanciarse tanto de Carrió como del
diputado socialista Rubén Giustiniani, quien presentó al Congreso
un proyecto de despenalización del aborto:
"Creo que un tema tan complejo y doloroso como es el de la salud sexual
y reproductiva de las mujeres quedó entrampado en un discurso que apuntaba
más a diferencias electoralistas y a obtener centimetrajes en los medios
que a proteger a las mujeres. Por un lado, creo que Carrió se equivocó,
porque yo podría entender que un dilema moral o personal hiciera que
ella no apoyara el proyecto, pero que declare que va a militar en contra me
parece terrible: el dilema moral de una persona no puede convertirse en legislación
positiva. Tampoco estoy de acuerdo con la posición de Rubén Giustiniani
y de quienes lo acompañaron, porque lo que parece un avance es un retroceso.
Nosotros habíamos logrado que el Código Penal dijera que el aborto
terapéutico existía cuando la vida y la salud de la mujer corrían
peligro, y no grave peligro. Ahora se resucita el grave
y se cambia peligro por riesgo, cuando, en realidad
la jurisprudencia se ha pronunciado asimilando las dos palabras. Con lo cual
este proyecto logró incorporar un requisito más que el Código
no pedía. Y cuando aborda el tema de los embarazos inviables también
es erróneo, porque un embarazo inviable o incompatible con la vida que
se interrumpe después de la semana 23ª no es un aborto, y sobre
eso también hay jurisprudencia asentada de sobra y no requiere de proyecto.
Y si se interrumpe antes de la semana 23ª, es aborto terapéutico
porque está en juego la salud psíquica, por lo cual el segundo
inciso es sobreabundante. No voy a negar los buenos propósitos, pero
sé que de buenos propósitos está empedrado el camino del
infierno".
La doctora Dora Codelesky -abogada de la Coordinadora por el Derecho al Aborto-,
cuya propuesta en el Foro por la Instrumentación del aborto no punible
sirvió de base a este proyecto, tampoco está de acuerdo con el
proyecto de Giustiniani, y no le interesa juzgar si fue producto del oportunismo
político, sino precisar su ineficacia. Amén de los puntos cuestionados
por Prigoshin, agrega:
"Es absurdo hacer un proyecto para que se reconozcan derechos que ya tenemos,
independientemente de que nunca hayan sido aplicados. Las mujeres no debemos
ceder en lo que son nuestros derechos, y exigir su aplicación, sobre
todo en los casos en que la ley los otorga (art. 86, violación y riesgo
para la vida y la salud de la mujer). Es suficiente que se reglamente para que
vayan directamente a los hospitales. Presentarlo como ley es pedir que se legisle
sobre lo que ya se legisló y entonces es redundante. Es como si ahora
volviéramos a discutir el divorcio. Agregarle el aspecto psíquico
a la salud es también redundante cuando ya está incluido en el
concepto de Salud establecido por la OMS, que la define como estado completo
de bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de
dolencias o enfermedades. Además, plantea el consentimiento de los padres
para el aborto de los menores. El Código anterior, aunque era general
y hablaba de violación, no habló nunca de menores
ni de la necesidad de consentimiento de los padres. Es una táctica equivocada,
como demostró un juez norteamericano cuando comentó, sobre la
necesidad de autorización de los padres en caso de que la embarazada
sea menor: 'No tuvieron que pedir el consentimiento para hacer el amor. ¿Cómo
van a pedir consentimiento para hacerse un aborto que es resultado de eso?'.
Además, despenalizar solamente a la mujer no resuelve el problema del
circuito clandestino. Los médicos no van a resolver su temor con este
tipo de despenalización parcial y el circuito clandestino va a continuar,
el comercio también y por lo tanto la muerte de las mujeres por aborto
séptico. La experiencia nos muestra que cuando el proyecto es débil,
el debate sale aún más limitado. Hay que apoyar o presentar un
proyecto completo donde sean eliminados totalmente los artículos del
Código Penal sobre el delito de aborto, dejando solamente aquel que se
practique contra la voluntad de la mujer, y dictar una ley que autorice a la
mujer a practicárselo en un hospital público".
Consensos
A tono con las
imágenes de niños desnutridos y de madres que difícilmente
puedan ser consideradas saludables por la OMS, parecería que existe una
mayor tolerancia social a la posibilidad de despenalizar el aborto. Del mismo
modo se necesitaron las imágenes del cuerpo de Alicia Muñiz para
que se considerara la necesidad de establecer leyes sobre violencia doméstica.
Si el tema del aborto sirvió como chicana electoral, la propuesta de
su despenalización también podría servir para que determinados
candidatos tengan un look progresista. Una encuesta del Instituto Social y Político
de la Mujer realizada en 2001 determinó que, en la amplia mayoría
de las ciudades argentinas, más del 50 por ciento de los entrevistados
no dejaría de votar a un candidato si propusiera que se hicieran abortos
gratuitos en los hospitales. En Buenos Aires, Salta y Córdoba la cifra
del no superó el 60 por ciento. ¿Influiría,
en cambio, para que se lo votara?
"¿De qué sirvió todo esto? duda Perla Prigoshin.
Solamente para dividir la izquierda. No podemos ser ingenuos. El movimiento
feminista tiene mucho tiempo en la Argentina trabajando sobre la sanción
de la Ley de Salud Reproductiva en la Nación, y todavía no se
ha reglamentado. Introducir un proyecto que modifica aspectos del aborto no
punible, a mí por lo menos me asusta. La Iglesia debe estar diciendo:
'Ven, sale la Ley de Salud Reproductiva y ahí van por más. Les
dan el aborto no punible y después van a ir por el voluntario'. ¿Qué
cambiaba esperar hasta después de la reglamentación?"
Contrariamente a lo esperado pocas ONG se abocaron a trabajar por el proyecto
de aborto no punible.
"Hay una lógica feminista se queja Flavio Rapisardi,
que dice 'si yo lucho por la instrumentación del aborto no punible estoy
luchando por que la penalización del aborto siga vigente'. En muchas
ONG está el gesto histérico de 'quiero la despenalización
del aborto y luego no hago nada'. En realidad, lo que hay que hacer es luchar
por las excepciones legales y después avanzar sobre la despenalización.
Cuando se presentó el proyecto, consultamos a todas las ONG y les dijimos
'ustedes que han traducido libros sobre estrategias, que han laburado sobre
aborto, éste es el momento de la práctica. ¿Si no cuándo?'.
Y han sido contadas con los dedos las ONG que han laburado".
En el movimiento de mujeres existen, con diversos grados de compromiso político,
profesionales financiados que investigan sobre derechos reproductivos, circulan
enmarcados en el ritual de los congresos especializados, alimentan el gueto
de los papers académicos y, por lo general, responden a las retóricas
demandadas por los planes de financiación internacionales. Allí,
los logros parecen siempre impuros.
"A esos o ésas -dice Prigoshin- yo les diría que creo que
hay que pelear por la desincriminación del aborto y convertirlo en práctica
concreta. Yo no digo 'vamos por más' sino 'vamos por lo que tenemos'.
Y esto no es más que poner al alcance de las mujeres en los hospitales
públicos la realización de aborto no punible. Es poner en las
condiciones concretas de existencia de las mujeres lo que la norma ya les dio.
La idea es que la salud sea un derecho social y no individual. El movimiento
feminista, en el que me incluyo, está en deuda con estas mujeres. El
Estado también está en deuda, porque saca una Ley de Salud Reproductiva
hoy, cuando ya ha habido numerosísimas muertes por abortos sépticos
que se podrían haber evitado. Y también está en deuda el
Estado de la Ciudad de Buenos Aires, porque la Ley de Salud Reproductiva existe
y no está en funcionamiento. Entonces, ¡no lloremos por los niños
que mueren por hambre que hace mucho que mueren y siempre tendrían que
haber dolido, lloremos por todo lo que dejamos de hacer!".
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