Viernes, 26 de diciembre de 2008 | Hoy
TESTIMONIOS
Por Verónica Engler
“¿Quién era?”, se pregunta la escritora Cristina Zuker sobre Norma Arrostito, alias “la Gaby”. “Me sigue costando entenderla”, cuenta la autora de El tren de la victoria (2003), un libro en el que indaga la contraofensiva montonera, de la que participó su hermano Ricardo. Zuker es quien realizó la investigación periodística en la que se basa la película Norma Arrostito, la Gaby, de César D’Angiolillo (coproducida por el Centro Cultural Caras & Caretas y el Incaa) que se exhibe por estos días en el Malba.
Todavía un inmenso manto de dudas cubre la vida y la obra de una de las mujeres de la guerrilla en la Argentina que pudo sobresalir no sólo entre sus congéneres, sino también entre sus compañeros de militancia. Ella formó parte de ese puñado de jóvenes que dio origen a Montoneros –entre los que estaba Fernando Abal Medina, quien sería su pareja–, organización político-militar que eligió como bautismo de fuego el secuestro y ejecución de Pedro Eugenio Aramburu, el general de la Revolución Libertadora que no sólo había fusilado a cientos de personas en los bombardeos de 1955 primero y luego en los fusilamientos de 1956, sino que también había proscripto por completo al peronismo luego de expulsar al presidente Juan Domingo Perón del gobierno.
Entre esta primera acción de Montoneros y su secuestro a fines de 1976, Arrostito vivió prácticamente en la clandestinidad (de la que pudo salir apenas entre 1973 y 1974, al regreso de Perón al país). Por eso, dice Zuker, “es muy difícil hacer una investigación. Incluso es mucho menos clandestina durante su período en la ESMA que en la etapa previa, a partir del fusilamiento de Aramburu”. Es que ese bautismo de fuego birló con casi nada el sistema impuesto en ese momento por el poder de facto que tenía a Juan Carlos Onganía en el poder. Y ahí, entre los jovencitos de esa organización revolucionaria naciente, estaba Arrostito, la única mujer implicada.
Ese fue el inicio de su reconocimiento público. A partir de ese momento su figura comenzó a irradiar un halo que llega hasta nuestros días y del que todavía es difícil desprenderse. Hacia adentro de la organización se convirtió en un “bronce”. Los represores la tenían para exhibición como uno de sus trofeos de guerra más preciados; en su último año y medio de vida desaparecida en las mazmorras de la ESMA, el almirante Rubén Chamorro era el encargado de mostrarla entre sus colegas y entre los propios detenidos y detenidas.
De Arrostito se dice que era humilde, callada, con una enorme determinación, muy prolija en su cuidado personal, muy formada intelectualmente. También se sabe que fue ninguneada por los líderes más impresentables del movimiento (Galimberti, Firmenich). ¿Cómo? Tratándola de licenciosa (bah, de puta) por supuestos asuntos de alcoba. En La Montonera. Biografía de Norma Arrostito (2005), de Gabriela Saidon, ya se habían repasado alguno de estos puntos.
¿Se necesitarán más testimonios de primera mano o harán falta más conjeturas que se animen a hacer presunciones sin por eso llegar a armar un ficción ad hoc para despejar la figura de las mujeres guerrilleras? Este tema, el del conocimiento o no que puede proporcionar la cercanía física con un hecho, se viene discutiendo en los últimos años. ¿El estar “ahí, en ese preciso instante, con esa persona en particular, participando de algo” asegura una perspectiva más confiable que la de alguien que se encuentra a cierta distancia? “Las malas pasadas que juega la memoria asume Zuker, son muy fuertes. Por ejemplo, muchas personas dicen que a Norma Arrostito cuando fue lo de Ezeiza (20 de septiembre de 1973) la hirieron. Pero una persona de absoluta confianza me contó que fue ella la herida y no Arrostito, pero que Norma fue la que se ocupó de llevarla para que la curen”.
Con la película, con las investigaciones que la sustentan, y con el libro que la precedió, Arrostito va dejando muy de a poco la clandestinidad. Pero todavía está asida a unos pocos calificativos que la ubican en una línea hagiográfica de la que convendría sacarla, para darle carnadura a su ser.
Norma Arrostito, la Gaby se proyecta el sábado 27 a las 18 y el domingo 28 a las 17 en el Malba.
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