[IN CORPORE]
Entre las fiestas y la crisis pasó un poco desapercibido, pero hubo un fallo, que por modélico, por reparar la ausencia de alguna acción decidida del Poder Ejecutivo, por atender los reclamos de un sector de la sociedad civil, debería quedar entre lo mejor del último trecho del 2008, al menos en lo que a salud reproductiva se refiere. El autor fue el juez de Faltas Dante Rusconi, y en un pasaje reza: “La vacuna contra el HPV no exime a las mujeres de continuar con la prevención mediante el test de Papanicolaou, fundamental para prevenir los tumores causados por los otros tipos de HPV que no previene la vacuna, y aquellos causados por infección preexistente en mujeres que ya son sexualmente activas”. Esa argumentación acompañó la sentencia por la cual la Justicia platense obligó a suspender la campaña de Lalcec protagonizada por Araceli González y su hija Florencia Torrente y auspiciada por el laboratorio Merck Sharp & Dohme. El fallo, cuya efectividad es en realidad declarativa –habida cuenta de que a principios de diciembre ordena suspender una campaña que oficialmente había finalizado a principios de noviembre–, ponía de relieve cómo un manejo confuso de la información da a entender conclusiones erróneas, como ser el hecho de que una vacuna previene efectivamente, y de manera general, contra todo cáncer de cuello de útero. El propio Rusconi, en su texto, rescata datos que proceden del mismo Ministerio de Salud de la Nación, según el cual las dos drogas que se comercializan, aun cuando sean efectivas, no previenen el cáncer, sino que sólo protegen contra dos tipos de HPV, dejando descubierto todo un espectro amplísimo responsable del 40% de los tumores.
En su momento, el laboratorio implicado (responsable de la fabricación de las drogas en cuestión) deslindó su responsabilidad, señalando que era exclusivamente responsabilidad de Lalcec. Por su parte, Lalcec, que desde hace años se caracteriza por llevar adelante más de una campaña anual, cada una de ellas orientada a la detección, la prevención (cuando tal cosa es posible) y el tratamiento de distintos tipos de cáncer, buscó también preservarse, aunque quizá no de la manera más acertada: mediante su abogada, señaló que “en el marco de la campaña se pide la realización del Pap y se da a conocer la vacuna como un método alternativo”, y que “no se trata de una publicidad de una vacuna”. Dos eran los sitios de internet que, sobre el final del spot televisivo, se anunciaban como posibles fuentes de consulta: uno de ellos (www.eviteelcancer.com.ar) está suspendido; el otro, en realidad de Lalcec (www.lalcec.org.ar), optó por borrar las huellas, por hacer de cuenta de que esa campaña nunca existió. Ninguna aclaración ad hoc puede encontrarse, pedido de disculpas o similar; han dejado olvidada, sin embargo, la gacetilla con que se lanzó la campaña de Araceli. ¿Cuál era, oficialmente, el lema? “6 mujeres mueren por día en Argentina por cáncer de cuello de útero. Controlate. Vacunate”. Por si quedan dudas, en Youtube todavía puede encontrarse el spot de la tele, donde Araceli dice con claridad: “Te puede matar a vos, a ella, a mí, a nosotras. Controlate con tu médico, hoy podés vacunarte para prevenirlo”.
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