Las integrantes de la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia pasaron Navidad entre escalada de agresiones y misiles, pero así y todo parecen seguir contentas y convencidas de su caravana solidaria en la que cantan a la paz y el entendimiento, en fechas de música combinada con poesía. La mismísima Nochebuena las encontró en la plaza del Pesebre, en Belén; antes habían hecho lo propio en Jericó, Hebrón y hasta en Ramallah. ¿Quiénes son? Pues un grupo de españolas (Vicky Luna, Paloma del Sol, Cristina Narea, las hermanas Greta y Belén Garbo, Cristina del Valle y una agrupación de gaiteras asturianas) que, además, llevan adelante talleres con niños de escuelas árabes, visitas a asentamientos de refugiados y encuentros con dirigentes palestinos y ONG israelíes, en aras de tender lazos entre las comunidades en conflicto. Puede sonar anive pero no lo es tanto, en realidad: la noche de Navidad, justo antes del recital, se entrevistaron con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.
Ha habido un crecimiento temible de “agresiones hacia las mujeres de orígenes chinos y vietnamitas en los barrios 10, 11, 12 y 13 de París (zonas alejadas de las consideradas chic, y en las que es habitual la convivencia de distintas comunidades de inmigrantes), desde hace seis meses: robos, insultos en la calle, agresiones en los comercios”. Esa fue la denuncia que Anh Dao Traxel, la hija adoptiva de Jacques y Bernadette Chirac, hizo pública luego del crudelísimo asesinato de dos mujeres asiáticas. Los cuerpos aparecieron con signos evidentes de intensa violencia y, posteriormente, se supo que se trataba de dos tailandesas nacidas en 1980 y que, de acuerdo con testimonios de sus vecinos, se prostituían. Dao Traxel subrayó no tanto la hipótesis de un ajuste de cuentas mafioso (que fueran asesinadas por su proxeneta, por ejemplo), como la del recrudecimiento de los crímenes raciales. A principios de esta semana se arrestó a un posible sospechoso.
Participaron la Secretaría de Seguridad Pública y el Ejército; se secuestraron dos rifles, tres pistolas, 16 celulares, 633 cartuchos, 57.000 dólares (distribuidos en distintos paquetitos); además de seis señores con prontuario, viajaba con ella Angel Orlando García Urquiza, a quien no sólo se sindica como cabecilla del cartel de Juárez, sino también como su novio... y sin embargo al momento de ser detenida Laura Zúñiga, ex maestra jardinera, ex Miss Sinaloa y ex (hasta ahora) Reina Hispanoamericana, dijo que iba “a Bolivia y a Colombia, de compras”. Como las desgracias no vienen solas, al arresto en Jalisco siguió el derrocamiento: la empresa responsable del concurso Reina Hispanoamericana la destituyó por incumplir el reglamento (“que establece que debe tener un adecuado comportamiento, estar alejada de escándalos y malos hábitos y ser un buen ejemplo para la sociedad”). Aún más: a raíz de su caso, y habida cuenta de la infinidad de anécdotas que combinan reinas de belleza y señores narcos, diputados federales mexicanos de todos los partidos comenzaron a exigir que los concursos de belleza tengan reglas claras para evitar la filtración del narcotráfico, que al parecer aprovecha estos eventos, además de para entronizar a las favoritas del momento, para lavar dinero.
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