[IN CORPORE]
¿Para qué sirve festejar el Día de la Mujer? La pregunta surge todos los meses de marzo y queda latente –y despectiva–, aunque marzo termine. La pregunta equivale a decir: “¿Qué más quieren?”. Ahora que son presidentas, ejecutivas, madres, maestras, independientes, médicas. El cuestionamiento apunta a deslegitimar la necesidad de más herramientas para que ser mujer y ser varón sea –clara y maravillosamente– distinto, pero –justa y equitativamente– una posibilidad de vivir con las mismas oportunidades.
Los Premios L’Oréal Unesco “For Women in Science” buscan –desde hace 11 años– apuntalar, por un lado, a jóvenes y –por el otro– reconocer a experimentadas científicas para apoyar a las investigadoras en la carrera científica que arranca en supuesta igualdad con los varones, pero puede correr el riesgo de retroceder por machismo en el manejo de becas o fomentos, por las demandas de la maternidad o por los mecanismos que –una y mil veces– arengan a las mujeres a que se conformen.
El Instituto de Estadísticas de la Unesco estima que sólo un poco más del 25 por ciento del total de los investigadores a nivel mundial son mujeres y que la igualdad de género en el ámbito de la ciencia únicamente se logra en el 18 por ciento de los países.
Para equilibrar las oportunidades, es necesario –y beneficioso– impulsar a las científicas. “El programa otorga 15 becas de investigación internacional a jóvenes investigadoras cursando su doctorado o posdoctorado. Dichas becas brindan un significativo apoyo económico en lo que puede ser el período más crítico en la carrera científica de una investigadora. En sus 11 años de vida, la acción conjunta de L’Oréal y Unesco becó a más de 160 investigadoras”, informan desde la empresa internacional.
En marzo de este año, la argentina Paula Villar fue reconocida entre 15 jóvenes científicas de todo el mundo con una beca de estudio –equivalente a 40 mil dólares– por dos años, en el centro Nacional de Supercomputación de Barcelona (España). Paula es doctora en Física, investigadora del Conicet y piensa estudiar el desarrollo de un modelo electromecánico computacional cardíaco que permita diagnosticar patologías con un altísimo nivel de precisión. Ella planea, a su regreso de España, abrir un nuevo campo de investigación en el área de la biomecánica en la Universidad de Buenos Aires.
Paula piensa analizar la anatomía del corazón humano. Su objetivo es contribuir al desarrollo de un modelo informatizado del corazón anatómicamente preciso que simule las funciones cardiovasculares en tres dimensiones y se adapte a cada paciente en particular. En el camino de una exploración más precisa e individual de los problemas cardíacos, el premio no es sólo a ella. Hasta ahora, las cardiopatías son mucho más alertadas –incluso por los propios médicos– en los pacientes varones que en las mujeres, porque los diagnósticos y síntomas tomados como únicos referentes son los masculinos. Las mujeres suelen dar otros signos diferentes a los que se toman como parámetro médico de posibles infartos, por ejemplo.
Por eso, una nueva generación de investigadoras y médicas que no sólo ejerzan sino que también quieran democratizar la ciencia y la medicina pueden ponerle no sólo corazón sino con/ciencia de género al uso de la ciencia para prevenir enfermedades –como las cardíacas– que cada vez afectan más a las mujeres.
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