[IN CORPORE]
“La educación sexual es una educación ‘para ser’ más que ‘para hacer’. Es un tipo de educación que se relaciona con la vida de las personas y con su forma de estar en el mundo y que se construye a partir del respeto hacia los estudiantes, en tanto se los concibe como seres humanos integrales, con necesidades diversas. La educación en sexualidad es, en definitiva, un tipo de formación que busca trasmitir herramientas de cuidado antes que modelar comportamientos”, ampara la guía Educación Integral de la Sexualidad (aportes para su abordaje en la escuela secundaria), del Ministerio de Educación y el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unpfa), de autoría e investigación de la socióloga Eleonor Faur y que ahora —después de la embestida eclesiástica contra la educación sexual para intentar descalificarla como “neomarxista” “feminista” y “de género” (como si fueran calificativos negativos)— es más necesario defender
—como una obligación legal y un derecho de niños, niñas y adolescentes— y apuntar a que la educación sexual en las aulas (no sólo en la letra de los manuales) es una vacuna que puede proteger la salud de chicos, chicas y jóvenes. Por eso, es importante recalcar cuáles son los derechos que se recomiendan trabajar en la escuela en Educación Integral de la Sexualidad:
l Las relaciones sexuales no deben originarse en base a la presión o fuerza de una persona sobre otra: No presione o fuerce a alguien a tener relaciones sexuales, ni permita que otra persona lo presione o fuerce ni siquiera si se trata de su pareja estable.
l En una relación las dos personas tienen derecho a decir “NO”: La base de la sexualidad es la comunicación. Hay que respetar lo que la persona trata de decir sobre su sexualidad. Cuando una mujer dice que “NO” quiere decir que “NO”. Cuando un hombre dice “NO” quiere decir “NO”.
l Cada persona tiene derecho a decir cuando decirle al otro “deténgase”: Durante una relación sexual cualquier persona tiene el derecho de decir “prefiero no hacer esto” o “pienso que debemos detenernos”.
l Tanto el hombre como la mujer son responsables de sus acciones respecto de su actividad sexual: Si una pareja decide tener relaciones sexuales es responsabilidad de ambos buscar medios eficaces de cuidado y prevención de consecuencias no deseadas. El hecho de tener relaciones sexuales sin usar preservativo NO es más “natural” o “romántico”. Los varones que eligen no usarlos no son más “hombres”. Las mujeres que tienen pareja que no los usa no son más “inocentes” ni “quieren más a su pareja”.
l En una relación es importante y válido conversar sobre los deseos y decisiones que cada uno/a tiene: La comunicación es la base de una relación sexual placentera. Aunque hablar de sexualidad puede ser difícil, expresar sentimientos o maneras de pensar a la pareja es importante. El diálogo debe incluir los temas de anticoncepción, infecciones de transmisión sexual y las preferencias sexuales, como los hábitos y gustos de cada uno/a.
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