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Es vox populi que el músico Sergio Pángaro predica la elegancia en el escenario con alguno de los trajes y tuxedos de su vasta colección, rescatados en ferias vintage, que en cada concierto suele hacer citas a la historia de la moda, venerar juegos de palabras con locaciones exóticas y los usos y costumbres implícitas en ellas. Para el ciclo Baccarat c’est Chic que transcurrió durante todo septiembre y comienzos de octubre en la Ciudad Cultural Konex, a modo de gesto celebratorio, Baccarat sumó un desfile de modas: fue la presentación de la colección de verano del diseñador Faustino López, un precursor del movimiento de moda en San Telmo y cultor de las siluetas retro con matices futuristas. Su tienda de la calle Estados Unidos 756 tiene una cuidada vidriera que cada día desfila un nuevo modelo de vestido y, por regla general, admite un sombrero rescatado del imaginario de divas del cine.

Previo al concierto de Baccarat y rodeada de las mesitas dispuestas a la usanza de un cabaret con sus veladores rojos que cobijaron a la audiencia, una modelo se apoltronó en una reposera retro con su atavío de bañador, vestido camisero y sombrero y luego de ella simular hojear imágenes de un ejemplar de la revista Surface, Pángaro salió al escenario cual maestro de ceremonias, acompañado por los músicos. Las producciones de moda de la revista cobraron forma de 25 pasadas de looks y el músico leyó y adjetivó cada uno de ellos.

La colección de Flz –tal es la sigla impresa en los frentes y las espaldas de algunas de sus prendas a modo de logomanía– aludió en su dossier a “citas a los años 40, la inspiración japonesa, el French style y acentos del Swinging London”. De una falda recta y cintura altísima matizada con un obi combinada de modo impertinente pero bello con un top de animal print, a pantalones palazzo de estilo resort con lunares en rojo y negro. De un trench en diagonales negras y blancas a faldas de línea A con rayas azules y blancas con remera a tono y tocado afrancesado a otro negro para la noche, pasando por short negros con sacos cortos y entallados con prédicas a la silueta de Cristobal Balenciaga. Hubo además, diversidad de vestidos cortos y largos, con estampas en flores blancas y negras y enaguas de tutú. Los vestidos largos del cierre devinieron en robes coloridas y otras más dramáticas en satén azul.

Pero en palabras del músico dandy, esa noche recién llegado de Roma –allí se estrenó el film El artista que él protagoniza y dirigió la dupla Mariano CohnGastón Duprat– la colección devino: “Una sensual Vanina con furreau de mangas dollman, como salida del film Matrimonio a la italiana”. O una Elsa –se refería a la cocinera francesa y doctora en ciencia política Elsa Manelphe, quien ofició de modelo– anclada “en un atardecer de crucero rumbo a las islas Baleares con bermuda estampada y chaqueta de jean en future decó”. A Ana le tocó “el sol de Biarritz con palazzo de lino e imprime bicolor de dispersos lunares”. Claudina, con un vestido de tarde en mix de estampados búlgaros, florales y animal print fue transportada al aeropuerto de Nairobi. Y acto seguido se fue a Inglaterra: “Claudina esta vez nos deleita con un londinense tapado de voile de lino por los pasajes del Camden Town”.

Al cierre del fashion show, Pángaro, de riguroso traje negro, narró con extremada gracia e ironía sus descubrimientos de la moda en la célebre vía Condotti y también hizo foco en su arbitrario anecdotario de las firmas Versace y Valentino.