Vie 23.10.2009
las12

INTERNACIONALES

Monocromatiquiticas

Dos periodistas inglesas, hermanas a su vez, idearon una campaña para niñas que desprecian los eufemismos. El rosa apesta se llama y nació después de ver cómo los cuartos de las nenas tienden a teñirse inexorablemente de ese color que se asocia con lo romántico, las princesas, la suavidad y otros tantos atributos que estas mujeres buscan desarticular, a la vez que proponen a las más chiquitas otras modelos de identificación.

› Por Josefina Salomón

“Ropa”, “corazones”, “cartera”, “maquillaje”, “zapatos”, “princesas”, “rosa”. Mucho rosa. Las palabras pertenecen al juego Conversaciones para niñas, destinado a nenas inglesas de entre 3 y 5 años. La idea es que las pequeñas armen oraciones uniendo cartones magnéticos donde estas palabras aparecen escritas y, supuestamente, en el camino mejoren su capacidad de charla.

El juego tiene sentido en un lugar donde las niñas crecen para ser princesas. Donde el rosa es para ellas y el celeste para ellos. En ese lugar donde más de la mitad de las nenas dice que Paris Hilton en su modelo de vida y el éxito está definido por tres palabras: belleza, dinero y juventud. “Para mí esa definición es buena parte del problema con el que crecen las nenas”, dice Abi Moore, productora de televisión inglesa en conversación con Las 12. “El éxito hoy tiene que ver casi exclusivamente con la fama, la juventud, el dinero y la belleza.”

Abi es una de las creadoras de la campaña “Pink Stinks” –el rosa apesta–. La cruzada busca cambiar los estereotipos con los que las nenas crecen, lo que supuestamente deben ser y hacer y dar visibilidad a modelos reales.

La activista se autodefine como feminista, pero admite que no fue hasta que ella y su hermana gemela Emma tuvieron hijos que se dio cuenta que algo en la sociedad había cambiado radicalmente bajo sus narices, casi sin que ella se diera cuenta.

En su casa, donde vive con sus dos hijos y su esposo, había tanques, ropa de camuflaje, pistolas de juguete, dinosaurios, juegos de laboratorio, carpas de jardín. En la de Emma, quien vive con sus dos hijas y su compañero, había princesas, muñecas, cocinas de juguete.

“Lo preocupante es que los juguetes con los que las nenas crecen tienen que ver con lo externo, con la belleza y para los nenes, están más relacionados con el pensar, analizar, aprender. Creo que tenemos que preguntarnos el porqué y las consecuencias de aquello”, afirma la activista.

Para personas como Abi, estos símbolos tempranos del aprendizaje son importantes porque moldean la forma en la que las niñas piensan y ven el mundo y, finalmente, como interactuarán con él. Los roles que tomen cuando crezcan. “Hay muchísimas estadísticas sobre los problemas de autoestima que las nenas sufren, cada vez más pequeñas. Creemos que todo tiene que ver con los mensajes que se les dan desde muy pequeñas sobre cuál es su rol y lo que deben ser.”

Abi cree que aunque el problema no se resume en un color, tiene mucho que ver con la sobreexposición a lo que el rosa significa. Para ella, este color ilustra un estereotipo cultural. Las nenas con las nenas y los nenes con los nenes. Las nenas a la cocina a ver a Paris Hilton, a ser lindas y no pensar y los nenes a crear, hacer, imaginar.  

Según una reciente encuesta realizada en Inglaterra, el 73 por ciento de mujeres de entre 15 y 17 dijeron que cuando se sienten mal sobre ellas mismas, usualmente tiene que ver con su cuerpo y pocas veces con sus habilidades, talentos o inteligencia. Globalmente, la cifra es de 55 por ciento. Significa que más de la mitad de todas las jóvenes del mundo está mal porque no se parece a una modelo, no tiene las piernas de Kate Moss o no se podría poner un traje elastizado con medio cuerpo al aire como Shakira en la jaula de su último video.

“Cuando trabajaba para CNN, estaba haciendo una nota con Naomi Halas, Premio Nobel de Química, quien estaba desarrollando un nuevo tratamiento contra el cáncer. Al mismo tiempo, Paris Hilton estaba saliendo de la cárcel y esa era la historia que estaba en todos los medios. Era un bombardeo de historias sobre esta chica que no había hecho nada interesante”, se queja Abi.

Y fue justamente allí, entre fotos de modelos fotoshopeadas y entrevistas interminables a la heredera de la mayor cadena de hoteles del mundo, cuando algo hizo click para Abi y nació Pink Stinks, con su sitio Web que promueve modelos de mujeres reales, pero mucho más reales que aquellas con pieles perfectas en los avisos de Dove.

Su objetivo es modificar los supuestos “roles establecidos” y traer más atención a las historias de mujeres que han logrado las metas que se habían propuesto, lejos de ese supuesto de éxito ligado a la fama y la belleza. Las páginas de www.pinkstinks.co.uk están atiborradas de historias y mensajes de aquellas “modelos reales” de las que Abi habla sin parar: Kimberlee Jay, una bailarina que a pesar de no ser 90-60-90 ganó el premio Nike de baile; Valentina Tereshkova, una astronauta soviética quien fue la primera mujer en llegar al espacio en 1963; Wangari Maahtai, la ganadora del Premio Nobel de la Paz por su trabajo sobre el medio ambiente y cientos de otras, conocidas y no.

“Para nosotras las modelos reales son mujeres que han logrado cosas increíbles, que han tomado riesgos, aun contra grandes obstáculos. Mujeres que han hecho algo positivo. Creemos que si le presentáramos a las niñas este tipo de imágenes, muchas comenzarían a valorarse más a si mismas, creer en sus talentos y en lo que pueden lograr.” La creadora de Pink Stinks quiere ver un futuro sin el estereotipo de la “princesa Barbie” y el “Body builder”. Un lugar donde las nenas crezcan con todas las opciones disponibles, y de todos los colores.

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