Viernes, 5 de marzo de 2010 | Hoy
TEATRO
La nueva obra de Romina Paula hace un cruce con El zoo de cristal pero le da la palabra a su protagonista femenina.
Por Sonia Jaroslavsky
El tiempo todo entero es el nuevo material de la joven y talentosa dramaturga, novelista y actriz Romina Paula, inspirada en El zoo de cristal, de Tennessee Williams. Después de la exitosa Algo de ruido hace (2007), el mismo grupo integrado por Romina y los actores Esteban Bigliardi, Pilar Gamboa y Esteban Lamothe dejaron de ser Los Primos, y al sumarse la actriz Susana Pampín eligieron nombrarse Compañía El Silencio. También se integran a este trabajo Alicia Leloutre y Matías Sendón, en una labor exquisita de escenografía e iluminación.
El Zoo... es un texto que llegó a manos de Romina Paula hace unos cuantos años. Para el ingreso a la EMAD (Escuela Municipal de Arte Dramático) —donde estudió y egresó como dramaturga—, preparó este trabajo y desde allí que “es un texto que me fascina”, cuenta. Los derechos de la obra de Williams son caros para un proyecto independiente, es así que se decidió, entonces, a escribir otra obra que dialogara con ella. “Es y no es El zoo...”, dice la autora de las novelas ¿Vos me querés a mí? (2005, Entropía) y Agosto (2009, Entropía), finalista del premio Página/12 a la Nueva Novela.
Antonia (Pilar Gamboa) se refugia en su casa como Laura en El zoo..., o como aquellos adolescentes que repelen “su salida al mundo de la adultez”. En vez de tener un zoológico con animales de cristal que cuidar, a Antonia le gusta quedarse en su casa, estar con su familia y hablar de literatura, música o pintura con una profundidad que molesta un poco a los que la rodean. Lo que ella tiene, sobre todo, es tiempo en una época donde ese bien escasea. Alguna de las historias que le cuenta a su hermano Lorenzo (Esteban Bigliardi) es la que contiene la canción “No hay nada más difícil que vivir sin ti”, de Marco Antonio Solís, que se escucha por el minicomponente y la bailan entera: “El le escribe la canción a ella desde la cárcel. La gracia es que parece una canción de amor, de separación; y lo que en realidad pasa es que ella ya está muerta. Y está muerta porque la mató él, el cantautor la asesinó”. También relata a su posible candidato y amigo de su hermano, Maximiliano (Esteban Lamothe) la triste historia del conmovedor cuadro Unos cuantos piquetitos, de la pintora mexicana Frida Kahlo —porque Antonia y su hermano nacieron en México—, inspirada en la noticia del asesinato de una mujer en los años ‘30 en la Ciudad de México: “La mujer fue encontrada muerta en su cama con más de treinta puñaladas. Cerca del cadáver estaba el marido, ensangrentado y con un puñal en mano. En el juicio, el hombre se mostró todo el tiempo tranquilo y, cuando le tocó exponer, preguntó por qué le estaba pasando todo aquello y por qué le querían condenar si, total, “sólo fueron unos cuantos piquetitos”.
“En El tiempo todo entero es como si Laura (Antonia) tomara la palabra; como si en lugar de suceder en la cabeza de Tom (en El zoo de cristal es un flashback del personaje del hermano), sucediera en la de Laura. A su vez tenía la fantasía de ver el momento exacto en el que a Laura se le rompe el corazón, que es cuando se entera de que su hermano se fue; esta escena no existe en El zoo..., está implícita, pero no la vemos. En nuestra versión, sí: de alguna manera asistimos al momento justo en el que a Antonia se le rompe el corazón.”
El tiempo todo entero es un trabajo y una reflexión sobre el tiempo y sobre el silencio, por más que mucho hablen los personajes. “Y en cuanto al tiempo, algo de la luz constante —de gallinero casi— y la ausencia de apagones en la puesta dan una sensación de irrealidad, de día o noche eternos y de alteración de la percepción del tiempo, donde ya no se sabe cuánto tiempo pasó y cuánto tiempo llevamos observando a esta gente”, cuenta la autora. En El zoo... se trataba de una familia de clase media baja en un período de recesión en Estados Unidos, y en esta versión la madre (Susana Pampín) trabaja y es sostén de la familia: “Así y todo, el agujero afectivo no parecería ser menor y la partida del hijo/hermano no es menos terrible. Es en este sentido que hay algo del empleo del tiempo de Antonia que se parece mucho al del ocio; pero en lugar de ser el ocio como complemento o compensación al trabajo, funciona como un tiempo reflexivo casi, un tiempo personal: diría que en nuestra versión la acción transcurre en ese tiempo mental, desconectado de toda productividad, que propone Antonia”, reflexiona Romina.
“Cuando uno mira una pieza de vidrio delicadamente hecha, piensa en dos cosas: en su belleza y en su fragilidad”, escribe Tennessee Williams en sus notas para la representación de esta pieza, y El tiempo todo entero se describe en esta misma frase.
El tiempo todo entero, miércoles a las 21 en el Espacio Callejón.
Humahuaca 3759, tel.: 4862-1167. Entrada: $ 30.
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