Viernes, 5 de marzo de 2010 | Hoy
EL MEGáFONO)))
Por Enrique Matías Viale *
Para la mayoría de los países de América latina, los procesos de adaptación al cambio climático global adquieren una relevancia fundamental porque de esa adaptación depende la supervivencia de miles de pueblos y comunidades. Las personas que registran mayores pérdidas relacionadas con el cambio climático pertenecen, mayoritariamente, a los grupos de bajos ingresos, asentados en zonas críticas o con acceso limitado a los servicios básicos como agua o cloacas. Las amenazas son constantes y pueden ser directas, como las olas de calor, la desertificación o las inundaciones; o indirectas como, por ejemplo, la propagación de enfermedades transmitidas por distintos vectores, por nombrar solo algunas.
Pero también la mujer se ha transformado en un grupo vulnerable. Y una de las razones es que otra de las consecuencias del cambio climático será la dificultad en la accesibilidad a agua segura. Existe un reconocimiento social del rol de la mujer en el manejo del agua, a nivel doméstico y el tiempo dedicado a esta actividad, que se verá acentuado notablemente. La falta de agua, por lo tanto, acrecentará los problemas específicos que afectan a la mujer por ejercer el rol de proveedoras de alimentos y agua. También serán las jóvenes y adultas quienes sufrirán limitaciones en su tiempo disponible para actividades productivas, de ocio y placer. Y, mucho más grave, las que sufrirán en carne propia los problemas de salud derivados del transporte de agua.
Al mismo tiempo, la mujer tiende a tener una familia y un hogar a su cargo, lo que limita su movilidad, volviéndolas más vulnerables a eventos climatológicos extremos en el que les cuesta trasladarse o huir fácilmente. Además, las mujeres son responsables de entre el 60 y el 80 por ciento de la producción de alimentos en los países en desarrollo, una producción que está siendo severamente afectada por el cambio climático global. Mientras que una combinación fatal con esta problemática es la combinación con el agronegocio, el avance del monocultivo y los desmontes (paradójicamente también causantes del cambio climático).
Por todo esto, las decisiones estratégicas sobre cambio climático deben llevarse a cabo considerando que sus consecuencias se han transformado en una carga adicional en la mujer y que intensifican la inequidad entre géneros. En una fecha en que, justamente, se apunta a resolver la falta de derechos de las mujeres hay que señalar que los daños ambientales pueden acrecentar esta inequidad.
* Presidente de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas
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