Vie 02.04.2010
las12

INTERNACIONALES

Paso firme

Beatriz Trapanache, que acaba de ser reelecta asambleísta suplente en el Departamento de Santa Cruz, es toda una señal de que la representación de los intereses de los indígenas, y sobre todo los de las mujeres indígenas, están dejando de ser apenas una expresión de deseos en la política boliviana.

› Por Maria Sol Wasylyk Fedyszak

desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia

“Quiero saludar a mis hijos que me apoyaron desde mi casa, a mi familia. Agradecer a mi madre que ha sido niñera de mis ocho hijos y agradecer a mi papá que me dio mucho ánimo y siempre me decía que cuando uno tenía un reto debía ser responsable, porque no solamente el hombre puede decidir y tomar acciones en la defensa o en avance, sino que también una mujer puede y siempre me apoyó en todo lo que he hecho.” Beatriz Tapanache es una indígena perteneciente al pueblo chiquitano, uno de los más importantes que habitan en el oriente de Bolivia. Sus palabras fueron el cierre de una jornada en la que salió electa como asambleísta departamental suplente, un hecho histórico que lleva a indígenas de los nueve departamentos que conforman esta geografía a decidir, a tener voz y voto en los ámbitos legislativos después de años de lucha.

Beatriz nació en la comunidad Montecristo de San Miguel de Velasco, en el Departamento de Santa Cruz, hace 51 años y lleva más de la mitad de lucha, de movilizaciones y trabajo dirigencial. Ella reivindica la lucha de las mujeres dentro del movimiento indígena boliviano para quienes el camino no resulta fácil. “Es necesario que la mujer indígena participe en la toma de decisiones. Ahora más que nunca voy a apostar para que nuestros derechos sean ejercidos.”

Este domingo 4 de abril, el pueblo boliviano elegirá a los gobernantes departamentales (similar a las provincias argentinas), a sus alcaldes, concejales y asambleístas legislativos. En los días previos, los pueblos indígenas eligieron, basados en sus usos y costumbres, a las autoridades que los representarán en la Asamblea Legislativa Departamental. La Constitución estipula que en la elección de titulares y suplentes un cargo debe ser para un hombre y el otro para una mujer.

“Esta jornada me pareció de fiesta y unidad del pueblo chiquitano como es nuestra costumbre, nuestra cultura y eso lo estamos demostrando. Nosotros, los pueblos indígenas, sabemos cómo encaminar algo tan decisivo como nuestro destino. Nunca más van a opinar por nosotros, porque ahí vamos a estar para defender nuestro anhelo, de incidir en la toma de decisiones, involucrando los temas de los recursos naturales, la autonomía indígena, porque ha sido con sangre que hemos estado escribiendo nuestra historia.”

Los chiquitanos conforman el pueblo indígena más numeroso de tierras bajas (oriente boliviano), con una población de aproximadamente 80 mil personas, según datos de la Organización Indígena Chiquitana. Hablan el bésiro o monkoxi. Una de sus particularidades es la existencia de un hablar femenino y un hablar masculino: la mujer no puede emplear el hablar masculino, a no ser que esté relatando lo dicho por un hombre o representando a otra persona. El hombre emplea ambas formas, tanto el hablar femenino como el masculino.

La historia de este pueblo no escapa a la del resto de los indígenas del continente. Con la fundación de Santa Cruz de la Sierra en 1561 se inició la colonización de la Chiquitanía y miles de indígenas perdieron su libertad. La consecuencia de la conquista fue la muerte de miles de indígenas y el exterminio de grupos enteros. Entre 1692 y 1767, los jesuitas fundaron diez misiones, en las cuales asentaron a aproximadamente 60 mil indígenas de diversas culturas y lenguas. De esta manera, los españoles lograron la pacificación de una parte de los grupos étnicos de la región, entre los cuales muchos pedían ser acogidos en las misiones para escapar de los abusos de los cruceños y de los cazadores de esclavos. (fuente: Apcob)

Actualmente, en Bolivia más del 60 por ciento de la población es indígena y pertenece a 36 etnias. La nueva Constitución Política del Estado, en la cual se enmarca este proceso histórico, fue aprobada en referendo por el pueblo el 25 de enero de 2009. Pero el camino para llegar a eso fue un largo proceso constituyente.

La Asamblea Constituyente llevó adelante sus sesiones entre el 6 de agosto de 2006 y el 15 de diciembre de 2007. Fue durante la Guerra del Agua en el 2000 cuando se abre paso la consigna de Asamblea Constituyente como un camino para devolver la soberanía al pueblo. Fueron varios años de movilizaciones y de presionar para que las organizaciones sociales tanto campesinas, indígenas y barriales vean reflejadas sus demandas de justicia social. Durante el proceso constituyente también hicieron sus aportes las organizaciones que trabajan defendiendo los derechos de las mujeres.

El nuevo texto constitucional señala, en cuanto a los derechos políticos, que “todas las ciudadanas y los ciudadanos tienen derecho a participar libremente en la formación, ejercicio y control del poder político, directamente o por medio de sus representantes, y de manera individual o colectiva. La participación será equitativa y en igualdad de condiciones entre hombres y mujeres”.

También la Ley de Régimen Electoral, que es la que les da legalidad a las formas de elección por usos y costumbres de los asambleístas departamentales, sostiene que en todas las instancias deberá existir equidad de género.

Aún sigue siendo un desafío pendiente la participación de la mujer en los escenarios de toma de decisiones. Esto fue notorio en las últimas elecciones generales de diciembre de 2009, cuando Morales fue ratificado como primer mandatario. El tratamiento que se dio en los partidos, agrupaciones ciudadanas y los pueblos indígenas a la presencia de la mujer en sus candidaturas provocó que a pesar de las disposiciones constitucionales y electorales que establecen paridad y alternancia entre ambos géneros, solamente se tenga la presencia de un 30 por ciento de mujeres en la Asamblea Legislativa Plurinacional, aunque ese porcentaje es mayor, del 47 por ciento, en el Senado.

En la Cámara de Diputados es de apenas el 25 por ciento, aunque respecto de 2002, cuando el 18 por ciento de las diputadas eran mujeres y casi el 15 eran senadoras, se observa un incremento. También es importante señalar que por primera vez en la historia boliviana, el nuevo gabinete del presidente Morales tiene un 50 por ciento de mujeres.

A nivel de diputaciones plurinominales, la mujer logró un 45 por ciento, sin embargo, donde realmente es preocupante la situación es en las diputaciones uninominales donde conforman el 8,5 por ciento. Más crítico aún es en las circunscripciones especiales indígenas donde no existe una sola mujer en calidad de diputada titular, todas son suplentes. (Fuente: Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social).

Para este domingo, serán 23 las autoridades indígenas que llegarán a las asambleas departamentales. Se espera que haya varias mujeres que asuman el cargo como titulares o suplentes.

Con los cambios de los últimos años, los distintos pueblos que conforman Bolivia se van dando a conocer y en ese contexto, de a poco, las mujeres como Beatriz, que a diario afrontan la discriminación y violaciones a sus derechos, se van posicionando a paso firme para cambiar esa realidad. “Tenemos que ver cómo vamos a legislar las leyes que nos favorezcan, ver que estemos incluidos en cada detalle y defender, con uñas y dientes, todos nuestros derechos.”

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