Viernes, 21 de marzo de 2003 | Hoy
Quebrando convenciones aun dentro de la vanguardia, se estrena en el Centro Experimental del Teatro Colón (CETC) La bella cautiva, ópera experimental de John King. Inspirada en textos de Alain Robbe-Grillet, que a su vez remiten a cuadros de Magritte, esta obra que habla de la privación de la libertad fue preparada a la distancia por un equipo femenino local, ahora en pleno ensayo.
Por Moira Soto
Todas parecen conocer una
parte la que les fue asignada y apenas un poco más de lo
que será, en pocos días, la ópera La belle captive, que
ha de estrenarse en la sala del Centro Experimental del Teatro Colón.
Las claves de la revelación total del secreto las trajo ayer el norteamericano
John King, compositor, instrumentista y puestista de esta pieza musical que
parte de textos del francés Alain Roble-Grillet, novelista (La celosía,
El mirón) que fue junto a Natalie Sarnaute y Michel Butor
uno de los cabecillas del Nouveau Roman, además de guionista (Hace un
año en Marienbad, Providence) y cineasta (Limmortelle, 1962; Transeurope
Express, 1966; La belle captive, 1982, entre otras realizaciones). Las minuciosas,
detalladas descripciones de Robbe-Grillet extraídas de diversos
libros por María Inés Aldaburu, junto a otros materiales literarios
alusivos al tema de las cautivas, fueron convertidas en guión de
la ópera por King. El músico y director, con quien colabora en
Nueva York el videasta Benton Bainbridge, se reunió el año pasado
en Buenos Aires con las mencionadas depositarias de cuotas del secreto. Ellas
son: Analía Couceyro, actriz, y Carla Filipcic, soprano, intérpretes
de los roles protagónicos; Minou Maguna, diseñadora de arte; Betina
Robles, iluminadora, y María Inés Aldaburu, en la selección
de materiales.
Este equipo local y femenino, según sus diversos oficios, trabajó
a través de los meses en comunicación con John King, vía
e-mail o teléfono. Ahora que, como chancea Robles, el gran soberano
acaba de arribar, empezará a despejarse la incógnita, al
menos en lo que hace a la puesta en escena de La belle captive (nadie sabe por
qué quedó el título en francés cuando los textos
están traducidos al castellano). Lo cierto es que las chicas parecen
divertirse bastante con esta situación tan atípica e incitante
generada en torno de esta pieza musical que inicialmente se iba a presentar
en el Teatro Sarmiento, pero que pasó al CETC, donde se presentará
los días 30 de marzo, 1, 2, 3, 4, 5 y 6 de abril a las 20.30.
Minou Maguna ya había hecho una maqueta, aprobada por King, cuando ocurrió
el cambio de sala que, sin embargo, no modificó la puesta. Pero
sí partimos de cero en todo lo demás: vestidos, zapatos, pelucas,
escenografías. Trabajé con dos paredes en fuga, como en un set
de filmación, para la celda. Me inspiré en uno de los maravillosos
films de Fassbinder, Un año de 13 lunas, que aúna teatralidad
y cine. Por supuesto, se trata de una narrativa no convencional, poética
y evocadora, de modo que lo mejor será relajarse y dejarse llevar, sin
esforzarse en descifrar su misterio. En principio, la puesta, que recurre al
tema de los espejos caro a Robbe-Grillet y a Magritte juega a que
Carla Filipcic, tan rubia walquiria, y Analía Couceyro, morocha y frágil,
sean el reflejo la una de la otra. En el tercer acto tiene lugar la historia,
por así llamarla, de Analía con John en el mar, el captor que
termina siendo cautivo. Mientras que Carla llevará túnicas que
sugieren algo de estatua griega, Analía tendrá enaguas superpuestas
de diversos colores, de satén,de encaje. La ciudad en ruinas se verá
en video, la escenografía es de papel madera y los tonos predominantes,
el rojo, el ámbar, un reflejo azul en el fondo.
Betina Robles comenta que para la iluminación se trabajó mucho
sobre el texto, valorizando el espacio y la emoción: Desde luego
está la paleta saturada de Magritte, la evidencia del set de filmación,
la sensación de claustrofobia para la celda, ese clima general que apela
al recuerdo, la memoria. Y al mismo tiempo, esa cosa de ausencia que generan
los cuadros de Magritte al igual que el texto de Robbe-Grillet. Fue muy bueno
todo el proceso con King, con Minou, esta búsqueda de atmósfera
desde lo sensorial: lo visual, lo auditivo.
La soprano Carla Filipcic encara un 2003 intenso y diversificado: paralelamente
a los ensayos de La belle... está reponiendo en el rol de Fiodeligi
la encantadora versión de Cosi fan tutte, de Mozart, presentada por la
Juventus Lyrica, como siempre en el Avenida (el domingo 23 a las 17.30, el sábado
27 a las 20.30, y el domingo 30 a las 17.30), y se apresta a protagonizar La
violación de Lucrecia, de Britten, en mayo (otra presentación
de la Juventus). En un principio creí que iba a tener que interpretar
a un personaje, con un perfil psicológico en La belle captive. Pero no;
cuando John nos mandó el guión, me encontré con un desafío
diferente: los textos me fascinaron y empecé a encontrarles sentido.
Parte de los que me corresponden están grabados, pero recitados. Sí
cantaré un par de poemas uno de ellos de Violeta Lubarsky, prisionera
de la ESMA que harán las veces de arias, aunque no a la vieja usanza,
son composiciones cortas que canto sobre mi voz procesada, lo que contribuye
al clima surrealista difuso en el que se producirán improvisaciones.
Ojalá tengamos un público abierto y desprejuiciado que pueda disfrutar
este experimento tan creativo.
Cautivar al público
En estos
días nos estamos enterando realmente de cómo va a ser todo,
sonríe Analía Couceyro entre un ensayo del Don Juan, de Ricardo
Bartis -de cercano estreno y otro de La belle captive. Nunca mejor
aplicada la palabra experimento: por la forma fragmentada de trabajar a la distancia,
por el carácter de la pieza. En toda la etapa previa a la llegada del
músico y puestista, me dediqué a leer los textos que no desarrollan
una línea narrativa tradicional. A partir de ayer jueves tenemos diez
días de encuentro, confío mucho en la máquina que armó
John.
Couceyro, que viene de dirigir el año pasado una pieza inspirada en la
pintora Mildred Burton y de cantar en el musical Dedos, aclara que lo suyo va
a ser leer, después de lograr que King cambiara de idea: Lo que
yo sostenía era que se trataba de textos demasiado complejos para sostenerlos
desde la actuación y que me parecía mejor trabajarlos musicalmente.
Es decir, leerlos como una partitura. Creo que es el mejor recurso para entrar
en una vorágine medio ensoñada, en la cual el espectador no debe
pretender seguir un relato lineal. El guión que recibí está
superarmado, John la tiene clarísima, sólo falta que nosotras
terminemos de enterarnos, para mí era algo virtual hasta ayer, todavía
estamos en una zona de misterio.
La actriz especifica que la ópera tiene tres actos: el primero habla
de la ciudad de las ruinas a través de imágenes oníricas,
de desolación. Empiezan a aparecer algunos personajes. Me resultó
muy sugestivo pensar en la idea de prisión dentro de las ruinas: cuando
ya no queda nada, se sostiene algo relativo al cautiverio, la cárcel.
Hay algo muy obsesivo en el texto, mucha alusión a cómo se ve
según el punto de enfoque, de lo intangible del objeto que depende de
la mirada, dice Couceyro a propósito del escritor francés
de obras radicales en la descripción óptica de los objetos, desligada
del tiempo, como en los sueños. Mi sensación es comosi desde
ese paisaje se hiciera zoom, acercándose a la prisión. Y una vez
allí, observar escenas de la vida en ese sitio, nada realistas, claro.
La mirada se va acercando, por ejemplo, al juego de cartas, se concentra en
las cartas. Después se desarrolla, siempre sin apelar a la narración
clásica, una historia de un hombre y una mujer en el mar, y ella tiene
la sensación de convertirse en la captora. O sea que hay un intercambio
de roles. El peligro de esta complejidad es que la obra resulte hermética,
pero la idea es que la música permita al espectador desligarse y olvidarse
de querer entender todo a nivel racional. Por eso la decisión de leer
los textos, de presentar fragmentos más performáticos, poniendo
en evidencia que es la lectura de un material poético, que no se trate
de actuarlo ni de probar estados al respecto. Cómo la lectura va a estar
superpuesta con el video, con la música, van a quedar como pantallazos,
como salpicaduras.
Dice Analía que puede representar La belle captive mientras prosigue
con los ensayos de Don Juan porque esto es como la antítesis. En
cuanto al tema de las cautivas de la dictadura militar, creo que está
bueno que no se haya forzado la interpretación para ese lado, que quede
en un lugar más ambiguo. La poesía permite que cada uno proyecte
desde su mirada, su experiencia, su historia. Esta idea de la cosa más
abstracta, onírica, de flashes, abre el camino a la libre proyección,
sin presionar con referencias concretas, sin bajada de línea. Porque
cuando se empieza a leer, a escuchar el texto, la ciudad en ruinas podría
hacer pensar, no sé, en las Torres Gemelas, o en que se viene la guerra.
Estoy terminando una película dirigida por Agustina Carri sobre sus padres.
Es muy interesante, porque ellos son desaparecidos, Roberto Carri era un sociólogo
conocido. Y es notable cómo se cuenta un hecho personal y subjetivo,
con elementos documentales y otros ficcionales como lo que interpreto
yo, pero corriéndose, sin hablar directamente del tema de los desaparecidos.
Es el diario poético de una persona que se crió sin sus padres,
y de las versiones que circulan al respecto. En algún punto, asocio el
film con La belle captive y esta voluntad de John King de mantener la ambigüedad,
de dejar interrogantes suspendidos, de darle libertad al público para
que haga sus propias evocaciones, asociaciones, quizás no en un nivel
tan racional.
CORTE PENAL...
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