VIOLENCIAS
En la Argentina aumentaron un 40 por ciento los feminicidios. La cifra refleja un rebrote de la violencia de género que requiere de mayor decisión social, judicial y política. Esta semana, una mujer fue baleada por su ex marido en la puerta del colegio de sus hijas. Ya no basta con irse del hogar o hacer la denuncia. El 30 por ciento de las causas por maltrato son a las ex parejas de las víctimas. ¿Cómo garantizar la seguridad de las mujeres que quieren frenar la violencia?
› Por Luciana Peker
Tres de cada diez mujeres maltratadas son golpeadas, insultadas, humilladas, violadas, amenazadas o asesinadas por sus ex parejas, según cifras de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. No basta con hacer la denuncia. Ni con separarse. Una mujer de 45 años que denunció a su ex marido por maltratos, consiguió que la Justicia no dejara que él se le pueda acercar y se fue de su casa a vivir a lo de su mamá. Sin embargo, la impunidad ganó la pulseada y ella terminó, el lunes pasado, baleada por el denunciado en la puerta del colegio de sus hijas de 9 y 10 años.
El caso no sólo muestra que la violencia machista no se detiene, sino que –por razones culturales, reacciones ante el avance de los derechos y el rol de las mujeres y la falta de aggiornamiento judicial– el maltrato se potencia. De hecho, los feminicidios en Argentina aumentaron un 40 por ciento en lo que va del 2010 con respecto al 2009. Según el reciente informe de la Asociación Civil la Casa del Encuentro, se contabilizaron al menos 126 feminicidios de mujeres y niñas en los primeros seis meses de este año. “Esta cifra representa un aumento de 40 por ciento en relación con el mismo período del año pasado y pone en evidencia la necesidad de medidas efectivas que hagan frente a esta situación de violencia de género que, en algunas ocasiones, llegan a la muerte”, reclamó Amnistía Internacional.
Y si bien se puede decir que ahora se visibiliza más lo que antes pasaba por un crimen pasional, la dimensión del aumento de los asesinatos habla de un rebrote de la violencia de género. De hecho, el diario El País, de España, se preguntó el miércoles de esta semana: “¿Por qué no se puede detener la violencia machista?”, en un título-interrogante que redobla los desafíos.
El hombre –de 50 años– que baleó a su ex mujer no declaró (al cierre de esta edición) por estar “abatido y aturdido”. Permanece detenido. Pero no fue un rapto lo que lo llevó hasta la escuela Manuela Pedraza, de Malabia 2252, en Palermo. El ya había sido denunciado. Y su ex mujer tuvo que sacar a sus hijas de la casa de él –en Flores– con una orden de allanamiento. El 16 de julio se lo condenó a un año de prisión en suspenso por amenazas. Pero la Justicia no alcanzó.
El no tuvo un rapto de locura, sino una continuidad con su idea de poder sobre su ex mujer. El juez de instrucción Javier Ríos realizó un allanamiento en la casa de Baldomero Fernández Moreno al 3500 (de Flores) donde el hombre fue arrestado y secuestró una peluca entrecana, un bastón y una gorra que él habría utilizado para disfrazarse y concretar el ataque sin que su ex mujer lo identificara cuando ella se encontraba en la escuela. Todas las pruebas muestran que el ataque fue premeditado y la violencia no pudo ser frenada por la Justicia ni la policía, con un mensaje de impunidad que la balea a ella y también agujerea la posibilidad de brindar amparo a otras mujeres maltratadas.
“La Justicia tiene que contar con recursos adecuados y específicos, con personal policial o de las oficinas de asistencia a las víctimas de la procuración o de las áreas de justicia y derechos humanos de cada jurisdicción administrativa que puedan acompañar a las víctimas de violencia durante períodos prolongados en el tiempo. En forma alternativa o simultánea, es necesario organizar un sistema destinado al seguimiento de los agresores, con controles periódicos a cargo de personal especializado. En numerosas situaciones se declara correctamente la exclusión del hogar del agresor sin que haya medidas eficaces de protección y seguimiento en el período posterior”, señala la diputada porteña María Elena Naddeo.
Ella reclama mayor asistencia del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: “Los Centros Integrales de la Dirección General de la Mujer no brindan patrocinio si las mujeres son propietarias de vivienda. Brindan asistencia psicológica y asesoramiento jurídico. Pero los equipos especializados del Estado deben otorgar patrocinio jurídico a quienes lo soliciten, independientemente de su condición social, porque estos equipos garantizan cierta idoneidad en cuanto a la temática de género”.
Nina Brugo Marcó, presidenta de la Comisión de Mujer de la Asociación de Abogados de Buenos Aires, recomienda: “Las personas que hicieron denuncias y tienen medidas judiciales deben buscar apoyo de la sociedad, escuelas, amigas. Sobre todo si se visualiza un gran peligro. Recuerdo que en un barrio de Quilmes había mujeres que se organizaron y si veían acercarse al golpeador salían a la calle con cacerolas”.
En el mismo sentido, una alta fuente judicial propone: “La sociedad debería involucrarse más, si todos supiéramos que nuestra vecina ha hecho una denuncia y que se ordenó la exclusión, si vemos a alguien sospechoso merodeando por el lugar, daríamos aviso a la policía. Por otro lado, la policía tendría que contar con protocolos más estrictos para la efectivización de las medidas de exclusión”.
¿Hay que pedir mayor custodia policial para las mujeres que denuncian? Brugo propone otra salida: “Descreo de las custodias policiales. Pero, sí aconsejo ante el menor signo de peligro llamar a la policía y no quito la posibilidad de sistemas electrónicos que las mujeres en riesgo puedan pulsar ante alguna amenaza”. En España ya se usan nuevos sistemas de protección. Por ejemplo, en los casos de altísimo riesgo, se coloca una pulsera en la muñeca de la víctima (siempre y cuando ella también lo pida) en donde la denunciante (cuando piensa que está en peligro) presiona un botón y la policía, a través de un GPS, la localiza.
Cuando el peligro acecha, es mejor implementar alarmas sociales, tecnológicas y judiciales. Pero antes del peligro hay mucho por hacer. Una jueza dictamina: “En realidad, la única manera de proteger a las víctimas es con prevención y educación”.
Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia: Lavalle 1250 (atiende las 24 horas los 365 días del año). Consultas telefónicas: 43704600
El programa Las Victimas Contra las Violencias, que depende del Ministerio de Justicia de la Nación, interviene a través de Brigadas Móviles –el número telefónico 137 atiende 24 horas, todos los días– para detener la violencia y brindan asesoramiento y acompañamiento para llevar adelante la denuncia judicial.
La Asociación Civil La Casa del Encuentro decidió crear un espacio pensado desde una perspectiva integral de los derechos humanos, para brindar orientación, información y asistencia a las mujeres, niñxs y personas que se encuentran en situaciones de violencia sexista, explotación y trata con fines de prostitución.
La atención es gratuita, de lunes a viernes, de 15 a 19, con un grupo de abogadas, trabajadoras sociales y psicólogas en Av. Rivadavia 3917 (Ciudad de Buenos Aires) / Teléfono: (011) 4982-2550 / [email protected] / [email protected] /
www.lacasadelecuentro.org
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux