MUESTRAS
Las fotografías de Vivian Galban exploran los contornos del género y de la relación entre artista y modelo.
› Por Dolores Curia
“Es, en resumen, la mirada de una mujer desde el punto de vista de otra mujer”. Así describe Vivian Galban a su muestra “Acerca de dos cuerpos” cuando se le propone que la defina en pocas palabras. La exposición es un ensayo fotográfico compuesto por dos series de imágenes (“Entre el cielo y la tierra” y “Análogos”), cada una con su respectiva videoinstalación. En todas las obras hace su aparición Moira, modelo con la cual Vivian viene trabajando desde hace tres años: “Es interesante porque voy poniendo la tensión siempre en distintas situaciones. Me gusta ir explorando diferentes facetas de la misma persona. Hay cierta carga emotiva que se hace patente en la obra. Eso agrega un relato y un sentido más. La idea no la inventé yo, claro, ya Susan Sontag o Alfred Stieglitz solían trabajar fotografiando siempre a sus compañeras”.
Vivian es arquitecta pero su libido estuvo siempre, además, depositada en otros lenguajes, cosa que terminó de comprobar a partir de un viaje iniciático a Japón. Fascinada con la cultura nipona, logró sobrevivir en tan lejano país sin hablar el idioma, sin celular ni acceso a Internet. Así, vedada de las telecomunicaciones, encontró nuevas formas de conexión con el entorno y de allí salieron extensas series de obras. Con ellas, el deseo de dedicarse de lleno a la fotografía. Ya de regreso, se formó durante años en el circuito off hasta su actual debut en una galería “oficial” que tuvo lugar en Pabellón 4, el 3 de agosto.
“Entre el cielo y la tierra” es la serie de fotos que concluye con “Clímax”, una videoinstalación que funciona a modo de loop dándole al tiempo una forma espiralada. “Clímax” capta con sutileza un instante preciso con la lógica del disco rayado. En él, se la puede ver a Moira condenada a repetir la misma secuencia una y otra vez, hasta la locura. Cumple, así, su deseo de vegetar en un instante eternamente como cuando Kurosawa decidió filmar Dreams (1990) para darle volumen y color a sus sueños y zambullirse en ellos. O como en aquella otra película oriental –y menos célebre–, Afterlife (1998), en las que Hirokazu Koreeda da forma a la mejor concepción del paraíso que se pueda pensar: un retiro límbico en el que las personas, después de muertas, deben elegir el mejor recuerdo de sus vidas para quedarse en él por siempre.
Yin y Yang, el video que acompaña la secuencia de imágenes titulada “Análogos”, es también el nombre de un principio de la filosofía oriental según el cual todas las cosas del universo existen por y conviven junto a un Otro que se les opone y complementa. En Yin y Yang, además de Moira, se hace presente un segundo modelo para que Vivian pueda descoser las fronteras entre los dos grandes relatos que hemos dado en llamar “Hombre” y “Mujer”. La fotógrafa se mantiene en los bordes, en los lindes sinuosos para interrogarlos y moverle la estantería a la historia oficial del género. El efecto loop reaparece: origen y fin se funden en lo mismo. Ambos personajes parecen flotar impávidamente en una placenta y el video, eterno déjà vu, se vuelve hipnótico. Los cuerpos entran en diálogo y los límites se desdibujan. Vivian busca establecer cruces, poner el acento sobre los nodos y los puntos de contacto entre ambos cuerpos que dialogan.
Su obra hace pensar en un tratado de entidades con límites desdibujados. Lo andrógino como denominador común entre los sexos se hace presente en cada foto: “Una de las ideas que me interesaba plantear es que lo masculino y lo femenino no necesariamente se encuentran circunscriptos el primero al cuerpo de un hombre y el segundo al cuerpo de una mujer, para pensar el género como algo que no está forzosamente ligado a la condición sexual que te haya tocado”, explica la artista. Y continúa, refiriéndose a sus creaciones: “Son obras que depositan parte de la autoría en el espectador, que es llamado a interpretar, terminar de completarlas. Eso no significa que esté obligado a hacerlo pero sí se da esa oportunidad. Una puede ver las fotos y quedarse solo con el placer estético, pero puede también entrar en el juego que la obra plantea para cuestionar dónde están los límites entre los géneros”. ¤
“Acerca de dos cuerpos” podrá verse hasta el 28 de agosto en la galería Pabellón 4 (Uriarte 1332, Palermo Viejo), de lunes a sábados de 16 a 20. Más información en http://www.pabellon4.com/
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