[IN CORPORE]
› Por Carina Zimerman *
Los alimentos que elegimos comer son los que forman físicamente y químicamente nuestro cuerpo. Cuando nos alimentamos, nutrimos a cada una de nuestras células.
Si vamos por la vida de manera automática perdemos la capacidad de observación de lo que nos pasa cuando ingerimos tal o cual alimento. ¿Cómo nos sentimos? ¿Estamos ansiosos/a? ¿Cansadas/os? Para tener un organismo vital, saludable y cuyo sistema inmunológico responda correctamente evitándonos enfermedades físicas y mentales, sí o sí, debemos estar conscientes y alertas. Tanto la macrobiótica, como la medicina ayurvédica, el vegetarianismo, el veganismo, el higienismo y la alimentación viva tienen algunos puntos en común que son interesantes a tener en cuenta.
Por ejemplo, los productos refinados (harina blanca, azúcar blanca, algunos cereales), los lácteos (leche, yogurt, quesos, manteca), las carnes y sus derivados (fiambres, embutidos) y los alimentos elaborados con sustancias químicas no son alimentos saludables para nuestro organismo.
Esto es muy sencillo de experimentar. Cuando los eliminamos completamente, cambia la piel, el humor, las evacuaciones, el sueño. De a poco van desapareciendo trastornos con los que estamos acostumbrados a convivir: migrañas, constipación e infecciones a repetición. El organismo tiene la capacidad de lidiar con una determinada cantidad de sustancias tóxicas. Cuando el ingreso de lo tóxico es superior al egreso, el organismo colapsa y se enferma, por donde encuentra una vía de escape: tumores, hipertensión, sobrepeso, problemas cardíacos, respiratorios, etcétera.
Si bien existen los virus, el estrés y los componentes genéticos, en un organismo equilibrado no hay condiciones apropiadas para que se desarrollen las enfermedades: la depresión, la ansiedad, la adicción. Por supuesto que somos un todo. Cuando hablamos de equilibrio nos referimos al cuerpo, la psiquis y el espíritu. La alimentación es una pata de la mesa. Las demás también tienen que estar firmes para que la mesa se sostenga.
Los alimentos llegan a nosotros para ser utilizados tal cual son ofrecidos por la naturaleza: semillas, granos, nueces, frutas y vegetales, hierbas, raíces, algas marinas. germinados (fuente concentrada de antioxidantes naturales, minerales, vitaminas y clorofila) de semillas, legumbres y cereales. La “Alimentación Viva y Consciente”, conocida mundialmente como Raw Food o Living Foods toma estos ingredientes para elaborar platos increíbles en aromas, sabores y texturas, como los bombones de frutas y semillas, las galletas de linaza, el pan de germinados, las hamburguesas y patés de granos, las nueces y semillas, los jugos verdes, los licuados de leches vegetales y otras opciones.
La falta de cocción también es importante. Las preparaciones que requieren algo de calor se calientan a menos de 100º para preservar todas las cualidades intactas. Las reservas de enzimas están conectadas a la fuerza de la vida, la salud y la longevidad.
“Ante cualquier duda consulte a su médico y ante cualquier médico consulte a su duda”, es un buen lema a seguir.
* Más información: www.concienciatotal.com, www.nutriciondepurativa.com.ar, www.annwigmore.org, www.seignalet.fr, www.treeoflife.nu, www.veganismo.org.ar
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