Vie 19.11.2010
las12

Botella al mar digital

SOCIEDAD. Bajo el slogan “Hacia un nuevo paradigma comunicacional en la era digital”, se llevó a cabo en Buenos Aires el XIX Congreso Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras, donde profesionales de distintos puntos del globo debatieron acerca de las necesidades y desafíos que enfrenta la prensa, en general, y la prensa con visión de género, en particular.

› Por G. T.

“En muchos países, la problemática de género aún se asocia al escándalo y la farándula. La mujer periodista tiene que poner foco en lo invisibilizado. Si cambiamos la mirada, aprovechamos las nuevas herramientas y tomamos conciencia de quiénes somos, podemos liderar mecanismos transformadores, no sólo para mujeres víctimas, sino para la mujer en general.” Esro decía Nily Povedano, presidenta de Ammpe, a modo de resumen, y también arenga en el marco de una reunión de mujeres periodistas del mundo. ¿Qué puede hacer el periodismo para intentar modificar la situación de desigualdad que las mujeres todavía sufren a lo largo del mundo? ¿Cómo instaurar una visión de género? ¿De qué forma pensar espacios transformadores de realidad desde los medios? ¿Cómo apropiarse de las nuevas tecnologías en pos del cambio? Con estos interrogantes como puntapié inicial, dio puerta el XIX Congreso Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras, que –organizado por la Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras (Ammpe)– se desarrolló del 10 al 12 de noviembre en Buenos Aires.

“El concepto de orden y equilibrio tradicionales no funcionan más. El escenario es confuso y la mujer –como comunicadora– debe actuar para contar una realidad diferente”, apuntó Povedano. Para el español Martín Santiago, representante en el país del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la clave es doble: “Hay que aumentar la participación de las mujeres en los medios y las nuevas tecnologías y fomentar una imagen equilibrada, no estereotipara”. ¿Por qué? Porque la realidad es –sencillamente– preocupante. “Según el monitoreo a medios realizada por la Asociación para las Comunicaciones Cristianas, la imagen que proyectamos al mundo sigue siendo predominantemente masculina. Sólo el 24 por ciento de las personas a las que hacen referencia las noticias en prensa escrita, radio o televisión, son mujeres. Y, como sujetos de noticias, son presentadas como amas de casa, estudiantes o ciudadanas comunes, reforzando la tradicional división sexual del trabajo. La mujer es ‘la persona común’; el hombre, el experto”, explicó el también coordinador residente del Sistema de la ONU en Argentina.

“Como periodistas, la participación también muestra una brecha: la mujer está a cargo apenas del 37 por ciento de las notas, mientras que el hombre sigue reportando prioritariamente los temas políticos, económicos y de crimen y violencia”, agregó quien –a modo de cierre– eligió citar a Virginia Woolf, en señal de verde esperanza: “No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”. Por ahí va el asunto.

DE QUE HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE MUJERES

Bajo el slogan “Hacia un nuevo paradigma comunicacional en la era digital. Los desafíos de la equidad”, el Congreso reunió –en tres jornadas– a exponentes de banderas varias: España, Chile, Argentina, Congo, Perú, Colombia, México, Taiwán y Alemania, entre otros. Desde Argentina, la especialista en antropología filosófica Josefina Dartiguelongue –acompañada en mesa por la presidenta de la Fundación Walter Benjamin, Alicia Entel– dejó en claro la necesidad de conmover con la información. “No en el sentido afectado o lacrimógeno, sino en el punto donde palabra y sabiduría se vuelven uno. No se puede decir que ‘tenemos palabras’; somos palabra”, definió y llamó a la resignificación. “Resignarse es morir en vida cotidianamente”, exhortó con ánimos de cambio, en un llamado que puede interpretarse de dos maneras: por un lado, superar el abismo generacional y apropiarse de las nuevas tecnologías; por otro, instaurar una comunicación femenina y ecológica.

En esta línea, importante el aporte de la comunicadora peruana Rosa María Alfaro, de la Red Latinoamericana de Observatorio de Medio en Perú, que –en la conferencia dedicada a “El derecho a la comunicación”– explicó la necesidad de acabar con los términos (y pensamiento) dicotómicos a la hora de informar y pensar los hechos. “La equidad de género es el único concepto que no contrapone Justicia y Democracia, sino que integra ambos elementos.” Para lograrlo, llamó a dejar de presentar a la mujer como una víctima en las noticias, porque “cuando así ocurre se le quita su poder y capacidad de transformar la realidad. Es sumamente peligroso. Si bien avanzamos en la equidad de género, no hemos evolucionado en proyectar mujeres agentes de cambio. No nos podemos quedar en la mera denuncia; si lo hacemos, estamos arruinadas. Hoy la mujer entra en la noticia como víctima o para el escándalo; nuestra responsabilidad es sumar como discurso y opinión. Pero no lo vamos a poder hacer solas: necesitamos de los ciudadanos”, concluyó Alfaro.

Por su parte, en la charla “Los desafíos de la equidad. Hacia una comunicación no sexista”, la periodista de Página/12 Mariana Carbajal aportó varias claves del hacer diario en su afán transformador. No sólo explicó la necesidad de promover, jerarquizar y legitimar derechos como los sexuales y reproductivos, sino que instó a difundir buenas prácticas. “Hay que denunciar las barreras y los obstáculos arbitrarios, instalar conceptos como el aborto como problema de salud pública, informar desde una óptica de derechos e instalar temas en agenda”, aclaró. “Nuestras notas sirven de insumos para hacer respetar las leyes”, alertó la comunicadora.

Claro que, en tres intensas jornadas, los tópicos no se agotaron en las recién enunciadas temáticas. Otras voces sumaron su granito de arena, desde la diversidad de enfoques...

EL DESAFIO DE LA VELOCIDAD

Para la Defensora del Lector del diario El País, Milagros Pérez Oliva, el periodismo multimedia es uno de los temas de más difícil solución. “Si tienes que estar enviando un titular cada diez minutos, no puedes trabajar a fondo ningún tema”, aseguró, consultada por Las12. “Atender a la instantaneidad requiere pensar nuevas formas creativas, abandonar el periodismo individualista y trabajar en equipos o por parejas”, recomendó la eximia profesional.

“El periodismo está falsamente convencido de que la ciudadanía pide textos cortos y banales cuando, en realidad, los ciudadanos piden lo que nosotras podamos ofrecer. Aportamos a crear una demanda de la superficialidad con píldoras de realidad. Empezamos con el fastfood y seguimos con las fastnews; si terminamos con fastthinking será gravísimo. A una realidad compleja, un periodismo complejo”, alertó la mujer que lleva casi tres décadas trabajando en uno de los diarios número uno de habla hispana.

En su cargo actual, posición que existe en poco medios a nivel mundial, Pérez Oliva se ocupa de garantizar los derechos del lector, atender sus quejas y vigilar el tratamiento de la información acorde a las reglas éticas del periodismo. “Tengo total libertad de criterio, actuación y publicación y no puedo ser represaliada o sancionada, ni siquiera por las notas que critican a la empresa. O al empresario”, explicó Milagros.

Uno de los temas recurrentes sobre el que las lectoras llaman su atención es la poca representación de género que hay en el diario. O la mala representación, por qué no decirlo. “He recibido y publicado quejas sobre los avisos sexistas de El País, proponiendo que se eliminaran, y felizmente se ha modificado el sistema. Aunque siguen existiendo, al menos han quitado las fotos degradantes”, ejemplificó, sobre su labor, a Las12.

“Hemos avanzado poco en los últimos 10 años. En el 90 por ciento de noticias donde aparece la mujer, aparece como víctima. Si en justicia, salud, medicina o educación somos más, si estamos mejor preparadas como indican los estudios, si hemos llegado ¿por qué no estamos? ¿Por qué no logramos romper con el techo de cristal?”, cuestionó en voz alta. “El problema de la periodista es pensar que ésta no es su lucha porque no la compensa personalmente. O cambiamos de verdad las cosas o nunca vamos a poder con el techo. Si dejamos que el cuestionamiento quede reducido a guetos académicos, la capacidad de transformación va a ser poca”, alentó desde su rol.

Y alertó también sobre los riesgos del llamado “periodismo ciudadano”: “Que haya más blogs no significa que haya más periodistas. Hay más opinión, pero ¿es opinión relevante? Multiplicamos las voces pero no las ideas. La ciudadanía debe participar pero una cosa es participación y entretenimiento y otra, muy distinta, periodismo. Si queremos un debate de calidad, procuremos una participación de calidad”.

“Vivimos una paradoja angustiante. Cada vez menos lectores están dispuestos a poner en valor lo que hacemos, a pagar por información. Pero lo que la ciudadanía ha de saber es que, si la información es gratis, se paga un precio de independencia; siempre hay un interés detrás que no aparecerá en la nota. La ironía es que –hoy– se paga más al transportista (la empresa de provee Internet) que a la firma periodística”, apuntó Pérez Oliva.

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