Apenas tres años atrás, las británicas Laura McMahon, Helen Short y Emily Bennet, junto a su compañero de banda Doug “Sir Dancelot” McFarlane, metieron la cabeza en aceite caliente y fueron ungidos en la santa gloria del indie pop. Del bautismo surgió un apellido animal –Wolf– que hermanó al cuarteto y fue gruñido inicial para Betty & the Werewolves, el grupo londinense que –por común denominador– suena a film clase B y –por cancionero– ironiza su condición brit invitando a tomar el té entre dulcemente cantadas melodías y contrastantes guitarreos punk. “Lobas, ¿están?”, parafraseará el dudoso. “Estamos haciendo canciones”, responderá el equipo. Y lo bien que hace. Porque con su primer disco –Teatime Favourites, lanzado pocos meses atrás–, la banda de base femenina (las chicas cantan, componen, tocan la guitarra, el bajo, los teclados...) mostró una tierna y rasposa fiereza, digna de temas cortos, efectivos, fulminantes. ¿Suena a espíritu adolescente? Más bien a revival de “inspiración” twee punk, estilo Amelia Fletcher (líder de bandas de los ‘80 y ‘90 como Talulah Gosh o Heavenly y –ahora– Tender Trap).

Con todo, ¿qué importa qué sangre “inspiracional” corre en el ADN del cuarteto? Betty & the Werewolves tiene aire propio, con temas bien pegadizos, enérgicos, gritones, desfachatados y, sí, un poquito nostálgicos. No por nada el sello Damaged Goods las señó tras verlas como soporte de Holly Golightly (la música que se pasea del rock al R&B en la escena británica; a no confundir con la Hepburn de Desayuno en Tiffany’s). Así, con el aval de una marca registrada, las Wolf –con vestiditos vintage y flequillos frondosos– largaron dos EP’s y, año de ensayo y composición mediante, su primer larga duración, doce tracks grabados en Onecat Studios, en Brixton, que rinden tributo al amor adolescente, al icono literario Virginia Woolf, a los extraños encuentros en autobuses o a las... estaciones de metro.

O a los fanatismos, como en el tema “David Cassidy”, dedicado al otrora astro pop adolescente, famoso por La Familia Partridge y sus canciones. “Mis días se llenan pensando en David / Robé un mechón de su pelo y lo guardé / Algún día te diré para qué lo estoy salvando”, se obsesionan las Betty y fantasean con un encuentro donde él está nervioso y ríe más fuerte y llora, la extraña... “Los Angeles es un largo camino pero estoy segura que lo lograré con una caminata sponsoreada de 12 millas por Londres. Pensar en él me anima a cada paso”, juegan a ahorrar para ir a buscarlo.

¡Pero a no temer! El toque demencial fue buscado: “Queríamos que el álbum sonara como una reunión de té con una tía loca que sirve tacitas de gin en su porcelana más adorable mientras la rodean gatos, libros, tortas... Ella es Betty”, definió la banda para un medio brit. No sin antes aclarar que sus lyrics están influenciados por literatos de la talla de Emily Brontë (de hecho, una de las canciones se llama “Heathcliff”...), John Keats o T.S. Eliot. Es claro: no sólo de música se nutren las lobas y su compañero de equipo. Aunque reconocen su admiración por las girl bands de los ‘60 y, claro, de los ‘80.

Ojo, también se nutren del vivo, caballito de batalla que les ha valido más de un halago de la prensa de UK, al igual que una aparición en el film 1-2-3-4, de director Giles Borg. Enérgica y low-fi, la banda llama a sacudir los zapatitos y bailar “a lo tonto” con cada melodía, en especial con “hits” como “Paper Thin”, “Francis” o “Plastic”. Y mientras giran incesantemente por UK presentando su primer LP, piensan en un segundo tomo para la historia de Betty & the Werewolves. ¿Cómo será? Por lo pronto, involucra un segundo álbum y una posible fecha (junio 2011). Del resto, poco y nada se sabe.