Viernes, 10 de junio de 2011 | Hoy
TEATRO
Mariela Asensio se ubica en Lisboa –nombre y locación imaginaria de su nueva obra– por pura necesidad de tomar distancia para ver mejor.
Por Sonia Jaroslavsky
Lisboa, el viaje etílico es el nuevo trabajo de la directora y dramaturga Mariela Asensio (Hotel melancólico, Mujeres en el baño). El espectáculo cuenta con algunas características curiosas: tiene la varita mágica de embriagar a sus espectadores, hacerlos caer en “el bajón” y en el dramatismo que hace estallar la borrachera, para volver a hacerlos salir –después de una resaca inolvidable– al aquí y ahora de la sala teatral, pero eso sí, transformados, y lo que es mejor, sin arrepentirse del “calavera no chilla”.
Con un elenco integrado por Dolores Ocampo (La Guía), Ariel Pérez de Marí (El fadista), Myriam Henne (La extranjera), Mariana Lovece (Mujer Abandonada), Víctor Labra (Hombre etílico), Raquel Ameri (fanática del reggaeton) y Facundo Cardosi (El turista), estos singulares personajes ponen a flor de piel sus excesos, sus dolores. Tanto es así, que exponen sin vergüenza sus más íntimos secretos. Lisboa es el lugar elegido para poner en primer plano historias de personas comunes que a través del fado –esa música nostálgica, melancólica, dolorosa y triste– muestran los sentimientos de pérdida o decadencia en que están inmersas en la noche de un tugurio de mala muerte.
Hay un abecé que dice que es mejor poner en otro lugar lo de uno para intentar mirarlo con otros ojos, distanciarse. ¿Será por eso Lisboa? Mariela Asensio agrega: “Sí, creo que a veces la distancia ayuda a pensar ciertos temas, al igual que con las relaciones, alejarse o correrse de lo cotidiano te permite pensar las cosas con más libertad, más aire”. La obra rescata aspectos muy humanos y rasgos de personalidades muy reconocibles en cualquier lugar. “Los excesos, el fracaso, la soledad, entre otros temas tan universales y fáciles de identificar, hacen que el lugar funcione como excusa, como medio narrativo y como factor poético.”
“Sí, a veces tengo la sensación de que todas mis obras son la misma que va mutando, quizás por los temas, que se continúan unos con otros. Siempre estoy hablando un poco de lo mismo; cambiando los colores, las formas, los ritmos, pero los temas están relacionados. Tengo una especie de obsesión con la idea del amor no correspondido, las formas que adquiere la violencia en las relaciones, los excesos... y lo que aparece ahora es también la idea del fracaso”, dice Asensio. Lisboa expone al hombre y a la mujer común, que sufre en el anonimato, que se ocupa de vivir o de sobrevivir, y que no está pensando en trascender ni en ser algo o alguien en el mundo social. “Los personajes nacen prácticamente de esta idea –cuenta la directora–. Ese fue el gen: el fracaso y los excesos, y desde allí, fui delineando a estos seres desmedidos, desde la propia miseria que los contiene. La violencia, el sexo y la adicción con un trasfondo de soledad y profunda pena, fueron mis disparadores.”
La mujer también es un tema central en las obras de Mariela Asensio y es una de las pocas dramaturgas y directoras de su generación que defienden los derechos de las mujeres de viva voz. El cuerpo como estereotipo y como cuerpo ultrajado, el maltrato, el lugar de la mujer respecto de los hombres, la trata, la complejidad de las relaciones de pareja, etc., son tópicos que a modo de denuncia social han atravesado su poética. “Siempre estoy reflexionando sobre la situación de la mujer, es algo que me sale sin proponérmelo. Es decir, no pensé ‘voy a hablar de tales temas’, sinceramente los temas están ahí y solo se manifiestan durante el trabajo. La naturalización de la violencia de género es algo alarmante. Hace ya varios años que me declaré feminista, y como considero que el feminismo es un modo de vivir, sin lugar a dudas aparece también un activismo concreto en lo que hago como creadora. De algún modo en mis obras las mujeres siempre exponen cierto grado de violencia y de dolor. En Hotel melancólico con el personaje de la mujer-perro, en Mujeres en el baño estaba enunciado en algunos textos. En Lisboa, de alguna manera expongo que ese dolor y esa violencia con la que se convive es solo por el hecho de ser mujer, quiero decir: es increíble que las mujeres tengamos que soportar las innumerables barbaridades que soportamos solo por ser mujeres.” ¤
Lisboa, el viaje etílico. Viernes, a las 23, en el Teatro del Pueblo. Av. Roque Sáenz Peña 943. 4326-3606. $ 50 (jubilados y estudiantes, $ 25).
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