A todos nos resulta impensable e intolerable que alguien sea capaz de cometer un abuso sexual. Por eso, nuestra inmediata reacción defensiva es negarlo y, después, afirmar que los chicos mienten, los chicos inventan y los chicos fabulan. La mala noticia es que el abuso sexual infantil ocurre en todos los sectores socio-culturales y que las y los abusadores sexuales infantiles se nos parecen tanto que nos resulta insoportable.

La buena es que los chicos y las chicas no mienten jamás cuando tienen el enorme coraje de contar que han sido abusados/as, ya que nadie puede fantasear acerca de lo que no conoce.

Quienes luchamos para abrir cabezas y corazones para la protección de sus víctimas padecemos desde hace más de veinte años a organizaciones que agrupan a abusadores sexuales infantiles y/o violentos: las conocemos a todas, sabemos quiénes son sus integrantes y cómo operan en el engaño permanente de la opinión pública.

Vemos con seria preocupación la aparición, a partir del Día del Padre, en todos los medios de un nuevo grupo denominado “padres del Obelisco”, quienes se titulan “injustamente” separados de sus hijos/nietos llorando por los canales de televisión y clamando por querer verlos.

Quien no esté advertido acerca de sus objetivos y propósitos es indudable que se conmoverá ante tan tierno reclamo e, incluso, hasta llegue a apoyarlos en su lucha que parece tan justa. En cambio a quienes trabajamos en abuso y violencia de género no logran confundirnos ni engañarnos y desde varias organizaciones han salido comunicados para alertar a la población acerca de este nuevo emprendimiento que pasea su impunidad alrededor del Obelisco.

Sus fundadores y algunos de sus participantes ocultan que tienen impedido el contacto con los chicos por una decisión judicial por causas de abuso sexual y/o violencia. Que en estos casos la Justicia cumple con la ley protegiendo a los menores involucrados.

Sus objetivos y propósitos están lejanos del bienestar de sus hijos y del de todos los chicos.

Lo que ellos quieren, en cambio, es instalar en la comunidad el mito de las falsas denuncias para mantener o lograr su impunidad. Difundir y promover el uso en estrados judiciales de un síndrome inexistente, el síndrome de alienación parental (SAP), ideado por un pedófilo para la defensa de abusadores sexuales en juicios. Lograr la custodia compartida para no tener que pagar cuota alimentaria alguna.

Un padre o una madre genuinamente amorosos jamás recurrirán a estas organizaciones que albergan abusadores sexuales y/o violentos. Por eso, resulta imprescindible que toda la comunidad entienda que jamás se revincula a una víctima con su victimario y sus cómplices, sean quienes fueren, y que todos debemos exigir el cumplimiento efectivo de la ley 26.061 de protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes y de la declaración de los derechos del niño.

Además debemos apoyar a los fiscales y a los jueces que cumplen con las leyes, exigir la destitución de quienes no lo hacen y no ser cómplices involuntarios de quienes pretenden engañar a todos con sus lágrimas de cocodrilo usando a sus hijos para sus miserables propósitos.

* Psicoanalista y creadora de Abuso Sexual Infantil NO A.S.I. NO