Viernes, 30 de septiembre de 2011 | Hoy
[IN CORPORE]
Este año se vuelve a realizar la semana del prematuro, centrada sobre el derecho de los recién nacidos prematuros a estar acompañados por sus familias todo el tiempo. Esta situación no es solamente natural o accidental sino que sucede, muchas veces, en la clase media por stress y exceso laboral y, en las clases populares, como consecuencia de la pobreza.
Un niño es prematuro cuando su nacimiento se produce antes de las 37 semanas de gestación. En todo el mundo, alrededor del 10 por ciento de los nacimientos son prematuros. En la Argentina –donde nacen 700.000 bebés al año–, el promedio es de 8 por ciento, con una proporción estable a lo largo de los últimos años y con pocas variaciones en todas las jurisdicciones del país.
Los nacimientos prematuros obedecen a múltiples causas: socio-económicas (las embarazadas que no se alimentan bien tienen más riesgos de tener un parto prematuro), psicológicas (el stress provoca partos prematuros) y biológicas (una mujer que tuvo un bebé prematuro tiene entre 5 y 7 veces más posibilidades de volver a tener otro hijo que nazca antes de término), por eso atraviesa a distintas capas sociales.
El gran drama de esta situación es que, cada año, mueren en la Argentina alrededor de 9400 niños menores de un año. La mitad de ellos son prematuros y pesan menos de 2500 gramos al nacer y la tercera parte de los fallecidos son prematuros de menos de 1500 gramos y mueren en la primera semana de vida.
El mayor problema de la prematurez se concentra en los niños con muy bajo peso al nacer. La mortalidad infantil en la Argentina es de 12,5 por mil nacidos vivos, según datos del 2008. Entre los menores de 1500 gramos al nacer esa tasa ascendió el 38 por ciento. Los niños prematuros presentan varios problemas: respiratorios, no pueden mantener su temperatura corporal, el prematuro no sabe o no puede succionar y tiene problemas alimentarios, su sistema inmunológico aún es imperfecto y eso le puede generar infecciones, además de efectos neurológicos y visuales, ya que la retina está en pleno desarrollo y es afectada por muchas causas. Las secuelas más frecuentes que deja la prematurez son nutricionales, respiratorias, y la enfermedad llamada retinopatía del prematuro, que en los casos más graves provoca ceguera.
¿Qué se puede hacer? Para disminuir la prematurez hay que propiciar embarazos deseados y planificados, la consulta preconcepcional, el control prenatal y durante todo el embarazo. Mientras que para minimizar las secuelas es preciso promover la lactancia materna, alentar la participación de la familia en la atención del pequeño en la terapia intensiva, contar con residencias para madres para que puedan estar siempre cerca de su hijo durante la internación y promover el seguimiento del prematuro luego del alta médica por parte de un equipo multidisciplinario especializado.
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