Viernes, 30 de septiembre de 2011 | Hoy
MUESTRAS
Una instalación con muñecas infantiles busca hacer foco en la vacuidad de ciertos placeres considerados femeninos. Del shopping al spa, burbujas que están destinadas a explotar.
Por Laura Rosso
Las Polly Pocket son las muñequitas que Mariángeles Blanco fotografió para generar luego la instalación Puro placer. El recorrido tuvo como punto de partida el espacio mismo de la Galería en el que se marcó un ploteo en el piso que delimita los lugares donde fotografías, esferas y burbujas combinan arte y juego, y –como un acontecimiento– se imbrican para armar el escenario. Una escena de espacios irreales, de brillo y colores fuertes para que las muñequitas armen una historia. Y lo interesante de la historia que componen es que ofrece ficciones de absoluta felicidad y éxtasis –propio del consumo publicitario–, pero complejizado en una segunda lectura. Lo que la autora de Puro placer sugiere no son solo imágenes y objetos que denotan mujeres en estado de puro placer paseando por el shopping con sus minicarteritas al hombro. En todo caso, es el vacío y el encierro mismo de esa supuesta felicidad lo que aparece inmediatamente como segunda capa de sentido.
La mujer perfecta y delgada en sus pantalones estridentes camina en una secuencia de tomas cenitales a paso firme, seguro y seductor. Dinámica. Pero paradójicamente queda encerrada en un círculo vacío y transparente en el que todos los puntos remiten al centro mismo donde ella se ubica. Burbujas de acrílico con glicerina adentro para un lugar que no existe, que es irreal, y señala un doble juego: supuesta felicidad en esa saciedad de consumo y, a la vez, un vacío que inquieta y atrapa.
Las imágenes que componen la instalación Puro placer abren interpretaciones sobre los roles y los lugares supuestamente ocupados por los imaginarios femeninos. Por eso, el carácter simbólico de estas imágenes revelan una mirada ficcional que encierra a esas muñequitas en esferas transparentes. Hay retratos redondos, de frente y de perfil que, a modo de espejo, proponen situaciones placenteras ¿la muñequita en un spa, en una disco? En todo caso, siempre audaz, y capaz de enfrentarse a todo. Hay fotos que pueden instalar un pasaje de trasmutación, ¿a dónde se dirige?, y las composiciones en dípticos dejan observar la fragmentación que la cápsula de belleza aporta: sensualidad, pero también ahogo y encierro: atrapadas en ese segundo plano crítico de la belleza y la exigencia.
La autora tomó este set de muñequitas Polly del cuarto de su hija –ahora adolescente– y las guardó (casi como juguete propio) en una valijita para investigar en su estudio. Dice que no son tan tiranas como las Barby, con sus piernas flacas y kilométricas. “La Barby nunca me interesó ni como juego ni como objeto a fotografiar. Elegí las Polly porque me gusta el tamaño, el material y la ropa que es plástica, de goma y se estira. La Barby, en cambio, impone una distancia.”
El juego con el color –fucsia para la carterita corazón, magenta para los tacos, turquesas los pantalones y naranja la minifalda– se contrapone sobre los fondos grises de las fotos y remite a ciertos estereotipos femeninos impuestos especialmente desde la niñez en la moda publicitaria. Las esferas transparentes que las contienen encierran a una figura que puede ser perfecta y estar disponible para ser exhibida, pero que también puede de golpe –como pompas de jabón o burbujas del mar– dejar de existir en esa dirección para que surjan interrogantes.
Desde lo espacial, esta instalación está ubicada en una gran caja blanca con una pared fucsia al fondo de la que cuelga la fotografía de una Polly, esta vez de espaldas, que sigue su camino, vaya a saber adónde. “Quiero que mi obra sea ambigua, que no tenga una lectura única. Me gustaría que se llegue desde un lugar más intuitivo y menos racional, que genere algunas preguntas o identificaciones en algún sentido, y escuchar otras interpretaciones”, concluye Blanco. Producto de este tiempo, la belleza arquetípica queda atrapada en las burbujas de Puro placer.
Puro placer, de Mariángeles Blanco
En Bisagra Arte Contemporáneo, Bonpland 1565, Palermo
Hasta el 9 de octubre
Lunes a viernes de 15 a 20, sábados de 11 a 14.
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