DIEZ PREGUNTAS A DANIELA HOROVITZ *
› Por Roxana Sandá
–Unas cuantas. Sentí que era un salto al vacío bastante pronunciado. Por un lado, hacerse cargo de las decisiones artísticas y de las otras, y si bien siempre me siento muy acompañada musical y emocionalmente por los artistas con los que toco, el proyecto es mío y hay que sostenerlo solita. Por otro lado, la complicidad que se genera en un grupo es única, por eso sigo teniendo y participando de otros grupos también.
–Yo diría que hay pocas canciones que no hablen de amor. Es, arriesgando, inherente a la condición del ser humano sensible. Claro que hay otros tópicos, pero el amor se posiciona entre los primeros. De todas formas, una le canta al amor la mayoría de las veces cuando éste se acabó o no lo encuentra; si está en su mejor momento se dedica a disfrutarlo con el susodicho, así que es quizá una cuestión de necesidad de amor.
–Yo estudié folklore en la Escuela de Música Popular de Avellaneda, mientras cantaba jazz y estudiaba música brasileña en Brasil. El tango me viene por herencia de porteña de San Telmo y hermana de una tanguera; la música de la otra orilla también estaba presente. Por lo tanto, no me son ajenos y creo que me siento cómoda entendiendo los ritmos y las sutilezas de cada género para reunirlos y de allí hacer nacer una música que los contenga, ¡mezclados pero no revueltos!
–Con Alan Plachta nos conocimos casi en Ezeiza yendo a tocar a Tailandia. Allí estuvimos cuatro meses: tocábamos de noche y durante el día comenzamos a escribir canciones y a pensar el disco, del que él es el arreglador y director musical. Juan Esteban Cuacci es mi cuñado y padre de mis adorados sobrinos, y un músico excepcional, ¿y al Pipi Piazzolla quién no lo conoce? A mí me lo presentó Alan, que ya tocaba con él en algunos grupos, y es un honor que haya tocado en mi disco.
–Las mismas no, aunque las historias de amor se parecen. En Tailandia lo exótico residía en cantar en español, en Marruecos la distancia con el público era mayor, y su máxima preocupación era la ropa con la que iba a actuar: ni un escote, ni una pierna al aire. Y en México, que son unos apasionados y unos románticos tremendos, las canciones de amor calzaban como anillo al dedo.
–A una invitación a cantar, a la posibilidad de viajar y al llamado del amor....
–Realmente para nada. Soy consciente de nuestra absoluta prescindencia.
–No. Pero estoy a favor de la despenalización del aborto.
–El de la Ley Nacional de la Música, que ya existe por esfuerzo de muchos músicos, y que está en el Senado en instancias de ser tratada. Me gustaría que se apruebe y se ponga en vigencia por estar de acuerdo en la creación de circuitos estables de música en vivo en cada región cultural del país; por la posibilidad de mejorar la difusión de la música nacional en los medios de comunicación, y por la creación de un circuito cultural social que tenga como función acercar distintas expresiones musicales a sectores que tengan escaso o nulo acceso a esta manifestación del arte.
–Me avergüenzo de naturalizar y consentir que haya gente tirada en la calle, que viva en las peores condiciones posibles, sobre todo los chicos que no tuvieron ninguna oportunidad, y no tomar una actitud realmente combativa al respecto.
* Compositora y cantante. Cuenta con una amplia y sólida formación musical y vocal. También incursionó en clown, improvisación y teatro. Desde 2008 forma parte del grupo Los Amados, en el personaje de Rosa Bernal. Y de amor no supe nada es su primer trabajo solista, en el que mixtura géneros y estilos románticos a los que les puso voz y letra. El 13 de octubre en La Oreja Negra. Uriarte 1271.
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