MúSICA
Feminista, lesbiana, promotora del empoderamiento de niñas a través de la música, políticamente obesa y fashionista, Beth Ditto es todo. Y ahora tiene nuevo disco.
› Por Guadalupe Treibel
Pasaron tres años desde que Music for Men llegó a las bateas y la banda Gossip derritiese al mundo entero con su pop/dancepunk inevitable. Tres años que vuelven el reloj a cero a fines de mayo, cuando A Joyful Noise, su nuevo álbum de estudio, devuelva a la contundente Beth Ditto con temas nuevos, comprometidos y “tristes”, como ha anticipado. Grabado entre Portland y Londres, el álbum promete once tracks de “soul, góspel, rock, funk, disco, punk, pasión y rebeldía” (qué mezclita) y da un adelanto: “Perfect World”, tema donde la voz dispara frases como “Evolución, hacé que mi misión sea ganar el conflicto. Evolución, sé mi aliado”. Por el bien de todos, ojalá la evolución le haga caso. Producido por Mark Ronson y Brian Higgins, algo es seguro: habrá pop y baile. No por nada, la propia Beth ha mencionado ciertas influencias que ¡mamma mía! “Estuve un año escuchando ABBA y sin prender la radio”, ofreció una Ditto que ya habla de su disco “más maduro”, al que –afortunadamente– le cambió el título a tiempo (iba a titularse Vanilla).
No es su única novedad. La última, de hecho, ubica a la artista en su faceta fashionista. Porque la firma cosmética MAC ha elegido a Ditto como cara de una edición cápsula de productos beauty que saldrá en junio, como lo fuera –en ediciones pasadas– una Lady Gaga que difícilmente sea santa de su devoción. No es el primer acercamiento de la contundente Beth a la moda y el make up: años atrás, hizo colección propia para la firma brit Evans y desde hace rato es reconocida musa del diseñador Jean Paul Gaultier.
También el bloggero número uno de Estados Unidos, señor Perez Hilton, se reconoce un fanático y, al momento de publicar el video de Ditto haciendo un cover del tema Vogue en la fiesta Miller, en Moscú, escribe: “¡Hermosa! Sos tan feroz. No cambies nunca”. ¿Por qué aplaude a la voz? Porque, con su rolliza anatomía, no teme cantar en ropa interior. Y esa cuestión de actitud, dicen las buenas lenguas, no habría pasado inadvertida ni para la propia Madonna que, tras ver el clip el pasado julio, se deshizo en elogios y tildó a Beth de “genial”. Apenas un prólogo porque, en enero, la reina del pop le acercó unos porotos al asegurar que una de las influencias de su novísimo álbum M.D.N.A. era la música Ditto.
“Cuando me enteré, sentí que estaba en la Luna. Empecé a preguntar: ‘¿Alguien tiene el teléfono de Madonna?’ Después caí; me dije: ‘Oh, espera, claro que nadie lo tiene’. Ahora ardo por escribirle canciones”, ofreció Mary Beth Patterson (tal es su verdadero nombre) que tampoco se queda corta a la hora de los tributos. Es que cuando el año pasado Ditto sacó su homónimo EP solista, el video de la canción “I wrote the book” contenía varias referencias visuales a la época noventera de la blonda diva, con guiños a Erotica, Vogue o Justify My Love. Todo un ida y vuelta.
Con cuatro temas y en colaboración con Simian Mobile Disco (ya habían trabajado juntos en el festejado track Cruel Intentions de 2009), el EP era una muestra de nüdisco que, según publicaciones como RockDelux, daba “en la diana en sus cuatro disparos”. “Sobre producciones depuradas e inteligentes, basadas en la tradición pero nutridas de futurismo, la garganta de Beth Ditto se emplea con precisión y emoción en hacernos bailar con lágrimas en los ojos”, agregaba la especializada barcelonesa. Y no se equivocaba: La que fuera nombrada “la persona más cool del rock” por revista NME reescribía su historia como diosa disco y, en el proceso, le pedía a su chica que no la provocase, metaforizaba su relación con una cirugía a corazón abierto, invitaba a su amorcito a ver el amanecer juntas...
Inquieta, la líder Gossip no sólo aprovechó el 2011 para componer canciones (propias y en banda), también se hizo el rato para coescribir sus memorias junto a la autora Michelle Tea. Y el esperado (y demorado) Coal to Diamons –ese es el título del libro– promete sacudir la estantería. “Hay cosas ahí que van a shockear seriamente a todos; cosas que van a hacer que se olviden de mí comiendo ardillas. Cosas que van a eclipsar ese recuerdo”, adelanta la mujer del ‘81 que nació en el represivo pueblito Searcy (el mismo que inspiró el film ochentoso Footlose) entre iglesias pentecostales, casas rodantes, seis hermanos, hambre y, sí, ardillas (cuenta la leyenda urbana que, a los 13, Beth las mataba, las despellejaba y cocinaba para que su familia comiese).
Con Gossip, prepara la salida de su quinto álbum de estudio –A Joyful Noice– y, en solitario, continúa su campaña contra los talles cero. Porque causas no le faltan: abiertamente feminista, lesbiana, militante en sus años mozos del movimiento Riot Grrrrls, integrante junto a tipos como Paul Weller y Grahan Coxon de la superbanda Crisis (que reunía dinero para los sin techo), promotora del empoderamiento de niñas a través de la música, dueña del himno “Standing in the way of Control”, políticamente obesa y fashionista, Beth es todo. Y, aunque no la veamos (tan seguido), siempre está.
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