PERFILES > ANDREA DEL BOCA
› Por Flor Monfort
Las chicas siguen untando el gran falo de la maquinaria Tinelli, en esta oportunidad en un ir y venir de reproches bastante poco usual para ese paisaje: citando leyes y lealtades varias, acusándose de caretear una pasión tan seria como el peronismo y jugando el juego de la tele como sólo dos que la caminaron desde chiquitas saben. Esta sección se ocupó de Florencia Peña la semana pasada. Esta vez le toca el turno a su interlocutora en esto de “debatir sobre el Bailando” varias semanas antes de que el “Buenas noches América” vuelva a poblar la banda de sonido mediática.
Andrea del Boca tenía abuelos peronistas, dice desde la pantalla de Animales sueltos, un programa tan a la medida de los derechos de las mujeres como al que acusa ella de violentar la ley 26.485 para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia de Género. Pero bueno, Andre está ahí sólo de invitada, diría si alguien se lo reprochase, y es el lugar que eligió para hacer su descargo, porque el primero donde tiró la bomba era un móvil al paso. Alejandro Fantino, su conductor, le pregunta por aquello de que Florencia vaya al show mediático, y se lo pregunta a ella porque tanto Flor como Andre, además de compartir los pasillos de Canal 13 desde la más tierna infancia, son las caras farandulescas más visibles en la defensa de este gobierno de un par de años a esta parte. Del Boca explica que no le sorprende pero que habiendo trabajado tanto por la ley ella no hubiera aceptado bailar en tanga jamás, “le hace ruido” explica, y sobre todo está indignada por el tema de las lealtades (mientras, como pasa cada noche en este programa, se cuelan las voces de otros invitados, que siempre son muchos, y una lúcida Cintia Fernández intentó meter baza “¿qué tiene mostrar el cuerpo? Lo mío es un negocio”). Pero como no se le pueden pedir peras al olmo, insinúa, y las lealtades no abundan en esta época, para qué vamos a seguir tirándole nafta a este incendio (éstas ya no son sus palabras pero es la idea que ella no puede redondear porque está afónica, la voz se le apaga y bueno, hay otros temas que tocar). “Bailando es un programa que expone a las mujeres. Hay una ley que habla de la violencia mediática y cómo se afecta la dignidad de la mujer. Creo que muchas mujeres pueden sentirse dolidas: uno trata de concientizar sobre la violencia de género y Bailando me parece un programa que expone a las mujeres a violencia mediática. Que haya mensajes e imágenes que afectan la dignidad de la mujer es violencia mediática y eso es una ley nacional, con lo cual a mí me hace ruido”, redondea Andrea desde las páginas de la revista Gente, en una edición donde su nueva contrincante es tapa y también consultada sobre el reproche de su coequiper en oficialismo afirmó: “Tendrá su razón o la necesidad de exponerlo. Está bien, vivimos en democracia. La respeto como profesional y desde un lugar de no agresión, hasta puedo tomar conceptos válidos de su opinión. Pero que se quede tranquila, no voy a atentar contra ninguna ley. Tal vez no concuerde con eso de la militancia, pero sí con sumar manos por una causa. ¿Quién dice que no encuentre en Showmatch un espacio para eso?”, dice Flor cruzada de piernas sobre un sillón rosa y de fondo las tapas de revista enmarcadas de las que fue cara a lo largo de su carrera.
Mientras tanto, una indignada Any Ventura también tiene algo para decir. Desde su lugar en el panel de Bendita y a la vuelta de un informe sobre el enfrentamiento de las actrices, sorprendió con sus cuentos sobre la protagonista de Celeste siempre Celeste. Juntas compartieron un talk show que duró pocos meses en pantalla (oh casualidad, también en la del 13), llamado La mamá del año, donde dijo padecer la indiferencia de Del Boca, quien se dirigía a ella sin nombrarla, la pisaba al hablar o directamente no la dejaba meter bocado y cuando se apagaban las cámaras taza taza cuada cual a su casa por más militancia a la lealtad compartida. Es que Any dice que milita en la JP desde chiquita y no se cruzó nunca con la ahora enardecida peronista Andrea, así que habría que investigar bien eso, desliza Any, y además, poner bajo la lupa tanta solidaridad de género de la que se jacta la estrella. Todo eso ha dicho Ventura enojadísima pero siempre conservando las formas y el tono sexy que la caracteriza. “Y si no que le pregunten a Dady Brieva” (sobre su militancia), dijo sin profundizar y dio por cerrado otro capítulo de esta contienda bizarra.
Si a Flor se la cobraron dejándola afuera de mesas de almuerzo o de ficciones en el prime time, ya es hora de que también le llegue la revancha a Andrea, un poco tibia si pretende desquitarse desfilando con transparencias (que Moria Casán salió a su vez a criticar “si ella muestra, por qué critica que las otras muestren. Es contradictoria”). La tele pide más sangre.
Un avispero revuelto y el cetro del reinado intacto, sostenido y brillante, sin hacer declaraciones, del cada vez más tuneado Marcelo Tinelli.
Sólo leal a sí mismo, como dice uno de sus tatuajes.
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