VIOLENCIAS
Se dieron a conocer los fundamentos de la condena que falló a favor de la culpabilidad de Eduardo Vásquez en el femicidio de Wanda Taddei. La pena fue de 18 años por homicidio agravado por el vínculo, pero los jueces consideraron como atenuantes el estrés vivido por el músico en la tragedia de Cromañón y los mensajes de texto amorosos que le mandó a su pareja el año previo a asesinarla.
› Por Sonia Tessa
Cualquier persona con mínimo conocimiento del ciclo de la violencia de género sólo puede indignarse a medida que lee las 220 páginas de los fundamentos de la sentencia hacia Eduardo Vásquez por el homicidio de Wanda Taddei. Los jueces del Tribunal Oral Criminal número 20 no sólo sacan de la galera el atenuante de la “emoción violenta”. Además, desoyen los abundantes testimonios de la violencia previa que sufría la joven quemada por su pareja en la madrugada del 10 de febrero de 2010. Ni siquiera toman en cuenta las explícitas descripciones de los hijos de Wanda en cámara Gesell, y en cambio concluyen –después de analizar los mensajes de texto del celular de la víctima en los que abundan aquellos en los que él expresa cosas como “te amo, princesa”– que “no se ha advertido texto alguno que resulte compatible con algún episodio de violencia”. Como si fuera necesario que el violento avisara por sms sobre sus agresiones para confirmar que ocurrieron, o que ocurrirán. Desconociendo además que un agresor “compensa” a su víctima con manifestaciones de afecto y promesas, cerrando el círculo que a ella la atrapa.
Claro que el tema más controvertido de la sentencia es la “emoción violenta”, que los jueces argumentan en un estrés postraumático derivado del incendio del boliche Cromañón, en el que Vásquez –baterista de Callejeros– perdió a su madre. Esa “emoción” se habría disparado por la supuesta acción de Wanda –que dan por probada sólo por los dichos del acusado– de cortar la luz tras una pelea, lo que activó la fobia a la oscuridad del asesino. Pero esa alteración, de ser cierta, no fue parte del debate, ni estrategia de la defensa. Tampoco estuvo presente en la orientación o preguntas de los magistrados a los testigos y peritos. De más está decir que aún en caso de que fuera cierta podría justificar el hecho de tirar una botella de alcohol y acercar un encendedor para activar el fuego, algo que los jueces sí habilitan como cierto.
El abogado de la familia Taddei, Leonardo Rombolá, trabaja contrarreloj en la apelación que presentará ante la Cámara de Casación Penal el viernes próximo. “A mí entender se han excedido. Hay contradicciones en la sentencia, ellos tratan de justificar una emoción violenta, que es una conmoción del ánimo con una circunstancia externa que lo justifica, pero que no operó en este caso, y además el agresor hace una descripción de los hechos en los que no se advierte ninguna alteración de la memoria, uno de los supuestos de este atenuante”, explicó el profesional, quien insistirá con el pedido de calificación por alevosía. En sus testimonios, tanto el psiquiatra como la psicóloga de Vásquez describieron que el estrés postraumático estaba superado en el momento del homicidio.
“Vamos a discutir vía Casación que ellos dan por probado dichos que sólo afirma Vásquez, y que en el debate fueron controvertidos. Le dan credibilidad a Vásquez cuando dice que Wanda lo volvió loco, que hasta llamó a los amigos en reiteradas ocasiones, y eso no está comprobado en ninguna testimonial, todo lo contrario”, indica Rombolá. Los numerosos llamados y mensajes de texto de Wanda a su pareja están repetidos en los fundamentos.
Para Beatriz, la mamá de Wanda, los argumentos son insostenibles. “Por un lado, los jueces dicen que Vásquez miente porque lo condenan, pero creen que en ese detalle de apagar la luz no miente”, dice.
A la abogada Susana Chiarotti, presidenta de Insgenar, integrante de Cladem y consultora de la OEA sobre violencia de género, los fundamentos le provocaron bronca e impotencia. “Venimos criticando desde hace años que en los femicidios se investigue a la víctima. Un 60 por ciento de la sentencia está destinada a estudiar la conducta de Wanda Taddei. Y después, está clarísimo, la psicóloga de los chicos confirma que él le pegaba a Wanda, e incluso ellos esa noche le decían a la madre que no lo llamara más, porque se iba a poner peor, lo que indica que los pibes estaban aterrados. También está la descripción de lo que escucharon esa noche. Ninguno de esos datos se tomó en cuenta”, señaló Chiarotti. Lo mismo señala el abogado de la familia. “Cuando los chicos relatan que ella le dice a Vásquez ‘me vas a matar’, en ningún momento hablan de haber escuchado a Vásquez. El nene dice que escuchó chancletazos, que tiraron algo a la pileta y después escuchó a su mamá: ‘Me vas a matar’. En ningún momento describen una pelea, sino una agresión”, advierte Rombolá. Pese a esta prueba, nada menos que la palabra de los únicos testigos –si bien en otra habitación, estaban en la casa–, los jueces Pablo Laufer, Luis Niño y Patricia Mallo afirman que sí hubo pelea.
Que los jueces tienen una mirada compasiva del agresor queda al descubierto en el mismo texto. “De cara a Vásquez, en el aspecto personal y como atenuantes, se toman en consideración sus hábitos laborales, la pérdida de ambos progenitores, su prolongado compromiso con las drogas y su esfuerzo para superarlo, la impresión general recogida por los suscriptos respecto del nombrado y lo que surge del informe socioambiental”, dice el texto, que también pondera que Vásquez haya intentado apagar el fuego después de provocarlo y llevara a Wanda al hospital. “Estos fundamentos son un camino a la impunidad, y la impunidad es un camino a la repetición de casos”, opinó Chiarotti. La Justicia tendrá una nueva oportunidad de sancionar –y por ende prevenir– la violencia de género en Casación.
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