WENDY DAVIS
› Por Sonia Tessa
“Wendy, Wendy” era el grito repetido por cientos de activistas que coparon el Capitolio de Texas para resistir la ley que restringe el acceso al aborto en ese estado. En los primeros minutos del 26 de junio pasado festejaron el bloqueo con un nombre que traspasó esas cúpulas. La repercusión fue mundial: la senadora demócrata de Texas, Wendy Davis, habló algo más de 11 horas sin parar, pero sí parada: según las reglas de lo que los estadounidenses llaman “filibuster”, no podía tomar agua, ir al baño, ni siquiera sentarse o apoyarse en el taburete sobre el que dio su discurso. La oradora hizo el esfuerzo para impedir que el estado de Texas aprobara una ley que cerraría 37 de las 42 clínicas de interrupción del embarazo del estado sureño. Se preparó como para un maratón y eligió contar historias de mujeres que se verían perjudicadas con la nueva ley. Se emocionó cuando leyó la carta de una de ellas. Cuando ya llevaba algunas horas de discurso, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tuiteó: “Algo especial está pasando esta noche en Austin. #StandWithWendy”, con un link al streaming que permitía seguir la sesión en vivo. Tuvo 17.617 retuits y fue marcado como favorito 6,6 veces. El apoyo a la senadora demócrata ya era trend topic y más de uno la calificaba como heroína.
¿Quién es esta mujer que se convirtió rápidamente en aclamado personaje para una película? Wendy Davis nació el 16 de mayo de 1963, hija de madre soltera. A los 14 años comenzó a vender suscripciones a un periódico para ayudar a la economía familiar. A los 19, Wendy tuvo a su primera hija y poco después se divorció. Vivieron en un campamento, en condiciones de lo más precarias. Su tesón ya era proverbial: con becas de tiempo completo llegó hasta Harvard, donde se graduó en Derecho con honores. Fue la primera graduada universitaria de su familia. Desde 2008 es senadora de Texas. Una de las pocas demócratas.
El 25 de junio llegó al Senado vestida con un tailleur rosa. La indumentaria, en este caso, no era lo de menos: para estar 11 horas parada sin poder apoyarse, eligió unas zapatillas deportivas de color verde con aplicaciones rosa de la marca Mizuno, y las popularizó: durante las doce horas del discurso, la cuenta de Twitter de Mizuno aumentó de 1200 a 16.000 seguidores.
El furor en las redes mantuvo en vilo a unas 100 mil personas que lo siguieron en directo por streaming, ya que la televisión no lo difundió. Aunque la pantalla chica se haya enterado tarde, la carrera política de Davis reluce: la imaginan como candidata a gobernadora e incluso a presidenta en algunos años, como una estrella demócrata post Hillary Clinton. Hasta tiene canción propia: Wendy Davis, de la banda Bright Light Social Hour.
El filibusterismo –la dilación de una votación con un largo discurso– tiene detractores, que lo ven como poco democrático, y seguidores, que lo reivindican como una forma de sostener la voz de las minorías. También tiene potentes antecedentes históricos. A Wendy, dar un discurso maratónico para garantizar derechos le parece muy bien: ya en junio de 2011 lo hizo para impedir recortes en el presupuesto educativo.
La ley que restringe severamente el acceso al aborto en Texas contaba con 19 votos a favor y 10 en contra. Esa misma noche ella advirtió que la pelea recién empezaba. De hecho, tras once horas de discurso, el vicegobernador de Texas David Dewhurst interrumpió a Wendy para apurar la votación, pero las quejas de los activistas presentes hizo lo suyo: el reloj marcaba 0.02 cuando la ley fue aprobada y eso la dejó sin estado parlamentario. El gobernador Rick Perry, republicano él, ya anunció que abrirá un nuevo período de sesiones extraordinarias para aprobarlo. Sin embargo, la militancia por el derecho a decidir no se rendirá así nomás: el martes fueron 5000 personas al Capitolio, para seguir activando contra la ley. La figura de la manifestación fue Wendy.
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