ESCENAS
Treptikon, el nuevo espectáculo de la compañía Circo Negro que dirige Mariana Sánchez, es un viaje de la energía femenina hacia algún lugar sin nombre, donde lo maravilloso reina.
› Por Sonia Jaroslavsky
Lo curioso de acercarse al Club de Trapecistas Estrella del Centenario es que en el hall corretean niños que esperan ingresar junto a sus madres o padres, jóvenes de la mano mezclados junto adultos coquetos en un horario donde no suele verse tanto festín de públicos disímiles. El espacio a cargo de Mariana Sánchez y Pablo Zarfati ha logrado posicionarse en las cercanías del Parque Centenario y convocar a todxs desde el 2005 en adelante con Mamushka, Mandalah, Grandes Exitos y por último Brumadiah.
Mariana Sánchez, directora de la compañía Circo Negro, explica que treptikon significa en griego “lo que nutre” y que al trabajar con ocho mujeres se conectó con los arquetipos femeninos en relación a la madre, la hija, la diosa o la bruja. “La madre es la que nutre”, dice la que también fuera fundadora del mítico grupo de circo La Troup y la que organizó en los noventa, junto al payaso Chacovachi, la Primera Convención Argentina de malabares, circo y espectáculos callejeros.
En Treptikon el mundo que se despliega está ligado al cine mudo y al humor, y la magia propia de los inicios del cinematógrafo. Es por eso que desde lo audiovisual y en lo gestual y el movimiento de las intérpretes se observa el homenaje a la magia que traía aparejado el inicio de este arte. La propuesta es la invitación a un viaje por parte de un grupo de azafatas. En pantalla un cohete que despega y la película del espacio, las estrellas. Ellas (Agostina Degasperi, Lucila Rocca, Luciana Losada, Lucila Jrimian, Luciana Rotemberg, Magalí Martofel y Mariana Makrucz) allá arriba, serán las mismísimas estrellas que van y vienen colgadas por los aires. El Sol será la cantante (a cargo de María Teresa Ciarla), que desde las alturas eclipsa con su canto operístico. Las mujeres bailan en ronda la danza de la creación. Luego, dos suben a la cuerda y giran y se tejen historias entre ellas, relaciones que irán creciendo a lo largo de la obra. Luz negra, cintas, alas, abanicos, todas vuelan. Siluetas negras sobre un fondo azul brillante.
La directora cuenta que Treptikon se desarrolló partiendo de algunas imágenes: “Como los siete colores del arco iris, las notas musicales, los planetas. Así se empezó a construir este viaje a Treptikon que es algún lugar del espacio o mente en que suceden cosas maravillosas”. Con técnicas de circo como aros, cintas y cuerdas mezcladas con danza aérea. “Con técnicas del alpinismo –dice Sánchez– en el primer número de péndulos y un último número de la tela cortada en tiritas, que es un aparato muy innovador que inventé, combinando telas y cuerda. También usamos técnicas de malabares y manipulación de objetos al trabajar con una clava, danza, clown y un poco de actuación.”
La elección de la música clásica fue un desafío personal para Mariana Sánchez como un homenaje a su niñez: “donde muchos de los dibujitos animados que veíamos –cuenta– y películas de cine mudo estaban acompañados en su totalidad por esta música”. La elección para el espectáculo fue la de Satie, Niccolò Paganini, Charles-Francois Gounod, Johannes Brahms, Beethoven, Tchaikovski, Prokofiev, Vivaldi y Mozart. Además la cantante interpreta el “Vals de Adela” de Strauss, “Canción de la Luna”, de Rusalka de Dvorak, “Apres un rève”, de Fauré, y “La Strada nel Bosco”, de Bixio. La puesta en escena prioriza la armonía, colores y plasticidad en las imágenes. “Una técnica al servicio de provocar emociones y sensaciones en el espectador. Que sea un regalo para el alma.”
Treptikon. Sábados a las 21 y domingos a las 20. Club de Trapecistas Estrella del Centenario. Ferrari 252. $ 60. Est. y jub. $ 50. Niños de 4 a 11 años, $ 40. Reservas: 48573934 o [email protected]
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