La querida Chabuca Granda será homenajeada en Eternamente Chabuca..., el próximo concierto de la cantora Miryam Quiñones, quien cree que cantarla y celebrarla no sólo es un placer sino casi un deber. Su repertorio siempre ha sido un abanico de temas del cancionero latinoamericano contemporáneo, pero ahora siente una responsabilidad, más allá del placer que conlleva: difundir la música de su país. “Chabuca es una de las cantoras más importantes, no sólo del Perú sino del mundo entero. Como cantora y como peruana, cantarla siempre es hermoso, pero hacerlo cuando estoy fuera de mi país me produce una emoción muy especial. Su obra poético-musical es inmensa, sus canciones cuentan el modo de pensar y de sentir de una mujer que definitivamente fue una adelantada a su época”, define Quiñones.

Miryam parte del supuesto de que nadie va a cantar nunca los temas de Chabuca como lo hacía ella: “Más allá de su voz (que, según ella misma, no era la de una gran cantante), me refiero a la impronta que le ponía, a su garbo, su cadencia, esa forma inigualable que tenía de decirte, de contarte las canciones. Yo la canto con amor, admiración y un profundo respeto; pongo el alma en cada canción”. Su figura la impacta y emociona. Pero esa admiración no sólo pasa por el enorme aporte que hizo Chabuca Granda a la música popular peruana sino por aquello que fue y representó en su época. “Chabuca fue una transgresora, una vanguardista, una mujer que rompió los esquemas de lo que supuestamente debía hacer una señora de su tiempo y su status social. Ella cantaba, se reunía con bohemios, se relacionaba estrechamente con gente negra, se divorció a los pocos años de casada, es decir, se atrevió a seguir su camino y su corazón más allá de convencionalismos y prejuicios, y eso me parece maravilloso”, sostiene Quiñones.

Para su concierto, la intérprete quiso combinar parte del repertorio clásico de Chabuca con algunas otras canciones que quizá no se conocen tanto. “Su obra es mucho más grande de lo que se cree. Algunos temas suyos han dado la vuelta al mundo, pero hay muchos más que aún no se han difundido tanto, y que son realmente hermosos. Es muy difícil elegir sólo unos cuantos temas cuando hay tantos y tan bellos.” En esta etapa de su vida, Miryam Quiñones confiesa que está redescubriendo a Chabuca y valorándola más de lo que ya lo hacía. “Pienso que tiene que ver con mi propio crecimiento como mujer y como cantora, y con la experiencia de vida necesaria que ahora me permite entenderla, y por tanto interpretarla tal vez de un mejor modo.” Chabuca dejó un tremendo legado, tanto en lo musical como en lo poético. “Contaba en sus canciones las cosas que vivía, le cantaba a la Lima y al Perú que tanto amaba, a sus calles, a sus montañas, a sus amores, sueños, dolores, añoranzas... Le cantaba a la vida.” Hay canciones que al cantarlas producen en Miryam algo fuerte. Imágenes y sentimientos que sobrevienen y le asaltan el corazón. Una de ellas es “La flor de la canela”, claro. “Casi el segundo himno nacional del Perú, no hay lugar que haya visitado donde no se conozca esta canción.” Pero también recuerda especialmente las canciones que Chabuca le dedicó al poeta peruano Javier Heraud, asesinado por la guardia civil cuando tenía 21 años, por sus ideales de cambio y lucha social. “Se sabe que cuando Chabuca supo de su muerte quedó muy conmocionada y le compuso varias canciones. Las he escuchado y son maravillosas.” Una de ellas, “Las flores buenas de Javier”, es la que dará título al próximo disco de Miryam, realizado en Cuba junto con Vicente Feliú.

Miryam es una difusora de la canción latinoamericana. Realiza un trabajo de escucha y de registro con sumo detalle. Sin embargo, advierte que en la mayoría de los casos los descubrimientos musicales llegan a ella. En este camino que la ha llevado a recorrer América, Miryam valora el talento que hay en nuestros países y a quienes están creando canciones que merecen ser escuchadas. Desde su condición de intérprete, trata de sumar su granito de arena para que eso ocurra.

Miryam Quiñones canta mañana, a las 22.30, en el Centro Cultural Borges, Viamonte 525.