Durante el XII Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos, organizado por la Universidad de las Madres, que finalizó el sábado 7 de septiembre, profesionales que venimos trabajando con niños, niñas y adolescentes que padecen problemáticas ligadas a la salud mental tuvimos la oportunidad de participar activamente de varios espacios en que pudimos compartir con los asistentes una serie de inquietudes que nos preocupan sobremanera.

Entre otras cuestiones, planteamos el problema de la patologización y medicalización de las infancias, el papel de las escuelas en estos procesos, los efectos estigmatizantes que en la infancia acarrean los “certificados de discapacidad” y que con tanta ligereza se están otorgando a tantos niños y adolescentes a partir de “diagnósticos” de “trastornos mentales”. Todos ellos de cuestionado valor científico, derivados de manuales descriptivos estadísticos importados del Hemisferio Norte como el DSM, que hoy se ha convertido en una especie de “biblia” para los profesionales de la salud mental, obligados con frecuencia por las obras sociales, prepagas y demás.

Asimismo consideramos la importancia de cuestionar los criterios de fuerte sesgo biologicista/innatista sobre los que se apoyan en este tipo de prácticas simplificadoras, protocolizadas y desubjetivantes que omiten todo tipo de consideración a las historias y condiciones en las que se inscribe la vida, la crianza y la educación de estos niños, niñas y adolescentes.

En el mismo sentido, advertimos sobre los riesgos de que el Poder Legislativo avance con proyectos de sancionar “leyes por patologías” (como es el caso de la Ley TEA, Trastorno del Espectro Autista), que de manera paradójica contradicen el espíritu de la misma Ley de Salud Mental 26.657 y la de Protección de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes 26.061.

Subrayamos además la necesidad de promover la investigación acerca de la medicalización de la niñez en todo el país, relevando la significativa cantidad de niños que hoy asisten a las escuelas portando “certificados de discapacidad” por los “diagnósticos” de supuestos “trastornos mentales” del tipo ADD-H, Dislexia, TGD (Trastorno Generalizado del Desarrollo) a partir de la conformación de equipos interdisciplinarios abocados específicamente a las infancias y adolescencias, al tiempo que consideramos un imperativo impostergable construir redes de trabajo en conjunto entre salud y educación.

Por último advertimos sobre la importancia de que estos temas sean considerados con carácter prioritario en el Plan Nacional de Implementación de la nueva Ley Nacional de Salud Mental y Derechos Humanos 26.657 sobre la que se viene trabajando en estos días y que lamentablemente parecen haber quedado invisibilizados detrás de otro tipo de problemáticas no menores (pero tampoco más importantes) en la agenda de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud de la Nación.

Al respecto recordemos que siempre y en toda circunstancia: ¡los niños primero!

* Doctora en Psicología, licenciada en Educación y psicopedagoga. Integrante de Forum Infancias, equipo interdisciplinario contra la medicalización de las infancias.