Viernes, 25 de octubre de 2013 | Hoy
ELECCIONES
Borrado hasta ahora de las agendas electorales, el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo se presentó esta vez como parte de las propuestas de al menos uno de los candidatos a senador: Daniel Filmus, por la Ciudad de Buenos Aires. El dato es sorprendente, pero no está aislado: en los últimos meses –desde julio hasta ahora– Las 12 interpeló a candidatas y candidatos de las fuerzas políticas que participarán en las elecciones del domingo tanto en la Ciudad como en la provincia de Buenos Aires para que manifestaran sus posturas en relación con el aborto. El resultado habla de un marcado consenso en dar el debate, aunque con limitaciones particulares según cada fuerza. Lo cierto es que el acceso al aborto, legal, seguro y gratuito ya no es un tema de pocas, no es personal, no es tabú. Es un tema político y de interés público.
Por Luciana Peker
Sorpresa: en un año en que parecía congelado el debate político sobre el derecho al aborto, diecisiete candidatos/as le contestaron a Las 12 que están de acuerdo con la despenalización del aborto, al menos en algunos casos, y quince que apoyarían una ley de interrupción voluntaria del embarazo. Y eso no es todo: el candidato a senador por la Ciudad de Buenos Aires del Frente para la Victoria, Daniel Filmus, metió el tema como propuesta programática en el debate televisivo con sus pares del PRO y Unen y se prepara para presentar en el Senado un proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo basado en las experiencias de Uruguay y México DF donde la mortalidad de gestantes bajó radicalmente gracias a estas medidas.
En este suplemento fueron monitoreados postulantes del Frente Progresista Cívico y Social, Izquierda Democrática, PRO, Alternativa Popular, Frente para la Victoria, Frente de Izquierda, Nuevo MAS y Las Rojas, Unen y Frente Renovador, y lo que quedó en claro después de estos meses es el ánimo de debatir –inclusive en tiempos electorales– un tema que antes se escondía debajo de las urnas.
A partir del 12 de julio, Las 12 comenzó a publicar en su contratapa la sección “Las 12 pregunta las 12”, con un cuestionario que imponía a los candidatos/as definiciones de su agenda y conocimientos de género y diversidad. El abanico de preguntas iba desde su posición con respecto a la despenalización del aborto hasta la violencia de género, los crímenes de odio, los femicidios, la brecha salarial entre varones y mujeres, la licencia por paternidad y entre madres lesbianas, las tocadas de cola en los colectivos, la implementación de la ley de educación sexual y la trata de personas. La idea, concretamente, es que esos temas que parecen no ser políticos o que los y las políticos prefieren no dejar en la agenda electoral, muy por el contrario, estén expuestos en la campaña para que, justamente, formen parte del derecho a elegir candidatos/as.
Cada viernes, un candidato apareció contestando el cuestionario antes de las PASO –algunas, como Victoria Donda o Mabel Bianco, se quedaron en la carrera electoral ya que no continuaron con sus candidaturas por los resultados de los comicios dentro de Unen– y la mayoría siguieron o se sumaron después de las internas abiertas.
El universo elegido fueron varones y mujeres de la Ciudad de Buenos Aires o la provincia de Buenos Aires; candidatos a diputados o senadores, o a legisladores porteños.
A saber: Juliana Di Tullio (FpV), Fernanda Reyes (Unen), Manuela Castañeira (Nuevo MAS, Las Rojas), Laura Alonso (PRO), María Elena Naddeo (Alternativa Popular), Margarita Stolbizer (Frente Progresista Cívico y Social), Liliana Mazure (FpV), Jorge Taiana (FpV), Andrea D’Atri (Frente de Izquierda), Daniel Filmus (FpV), Rafael Gentili (Izquierda Democrática), Mabel Bianco (Unen), Victoria Donda (Unen), Victoria Montenegro (FpV), Pino Solanas (Unen), Mirta Tundis (Frente Renovador) y Paula Español (FpV).
El resultado es un abanico diverso desde lo partidario, los perfiles y las candidaturas, que permite muchas lecturas posibles a la hora de analizar cruzadamente las propuestas políticas y de género.
Esas respuestas que dieron, prácticamente, desde mitad de año, constituyen un verdadero aporte para la posibilidad de votar, discutir, decidir y exigir que se cumpla con lo prometido, que se debata fuertemente y, especialmente, que la agenda que atraviesa el cuerpo y la vida de las mujeres no forme parte de la buena voluntad de los y las políticas sino de un mandato concreto de quienes las y los votan. Por eso, aquí están, éstas son, las respuestas que, sin aspirar a ser representativas de todo el arco político, sí constituyen una buena radiografía, para empezar a hablar.
“El derecho al aborto no está en agenda” nos decían ante los primeros llamados consultando sobre la despenalización del aborto a candidatos y candidatas. Un país que avanzó en casi todos los derechos, pero que este año pareció congelado en su posibilidad de debatir sobre el derecho de las mujeres. Sin embargo, diecisiete entrevistas después, los diecisiete candidatos coincidieron en estar de acuerdo con dar el debate de la despenalización al menos en algunos casos. Y quince en que la despenalización sea total. El recorte de entrevistados es arbitrario y, en muchos casos, tiene que ver con quienes asigna su partido para contestar. Por el PRO, por ejemplo, respondió la diputada y candidata a renovar su banca, Laura Alonso, comprometida con la despenalización, mientras que la primera candidata a senadora, Gabriela Michetti hizo silencio aunque es conocida su posición en contra de este derecho y hasta de la fertilización in vitro –como dijo en diálogo con Mirtha Legrand– porque se manipulan embriones. Por el espacio Unen, por caso, la influencia de Elisa Carrió parece ser fuerte: quienes se animarían a dar el debate –Pino Solanas y Fernanda Reyes– , lo darían dejando afuera la voluntad de las mujeres y su derecho a decidir. Sin embargo, aun subrepresentada la diversidad posible en el Congreso, la cantidad de respuestas tan contundentes sí puede trazar un mapa político que habla de una predisposición a debatir.
Prácticamente el único que no quiso contestar –a pesar de que presentó un plan sobre temas de género en campaña– ni tampoco habilitó a nadie de su fuerza para hacerlo fue Francisco de Narváez, que estuvo invitado a participar de las contratapas de Las 12. Más allá de él, estuvieron representadas casi todas las grandes fuerzas políticas nacionales.
En dos casos –Pino Solanas y Mirta Tundis– contestaron la pregunta “¿Está a favor de la legalización del aborto?”, con una respuesta que lleva a concluir un apoyo a los abortos en algunos casos, ya consagrados por ley. Además, hay un fallo de la Corte que respalda los abortos no punibles.
Así respondió Mirta Tundis, tercera candidata a diputada nacional en la provincia de Buenos Aires del Frente Renovador: “Estoy a favor de la libertad de elección. Y muchas veces hay embarazos no deseados por violaciones. Como mamá, tengo hijos de 37 y 32 años, tuve un aborto espontáneo con mucha hemorragia y riesgo de vida. Soy muy católica. Pero en los embarazos no deseados (violaciones de chicas muy menores, chicas con enfermedades, o riesgo de vida) la libre elección es importante. Yo entiendo que en su vientre lleva una vida, pero no fue buscada. Por eso no estoy a favor del aborto por el aborto, pero sí en ciertas circunstancias”.
Pino Solanas, primer candidato a senador de la Ciudad de Buenos Aires por Unen, fue más cortante: “Hay casos en los que el aborto debe ser despenalizado”. Y así dio por tierra con la libre elección. Pero además apuntó: “Creo que es un paliativo importante, pero insuficiente. Hay que poner el acento en la prevención y, sobre todo, en superar la injusticia de la desigualdad y la pobreza”. Sin embargo, en la misma fuerza las posiciones no son iguales. Fernanda Reyes, que sigue a Pino Solanas como segunda candidata a senadora nacional de la Ciudad de Buenos Aires por Unen y no tiene chances de llegar al Congreso, se sintió más liberada con su posicionamiento: “Creo que la interrupción del embarazo debe ser despenalizada, ya que sostener en la ilegalidad esta práctica ha producido la muerte de miles de mujeres por año y continuará haciéndolo en la medida que se obligue a las mujeres a optar entre su salud o la persecución penal del Estado”. Reyes también consolidó su postura contando que en su ex mandato como diputada apoyó un proyecto de ley de despenalización.
Ella, igual que la mayoría, basó sus argumentos a favor del acceso a abortos legales, seguros y gratuitos en un tema de salud pública. Rafael Gentili, primer candidato a legislador de la Ciudad de Buenos Aires por Izquierda Democrática, dijo además que es un “derecho de la mujer y que nada tiene que ver con las creencias individuales”.
Juliana Di Tullio, segunda candidata a diputada por la provincia de Buenos Aires del Frente para la Victoria, enfatizó sobre las desigualdades entre las propias mujeres: “Todas las mujeres se practican interrupciones voluntarias del embarazo, pero las más jóvenes o las más vulnerables son las que más sufren”. Además ella preside la bancada oficialista. Su rol es clave y desde allí convocó: “Creo que el Congreso tiene que madurar y dar este debate en algún momento”. Liliana Mazure, segunda candidata a diputada nacional de la Ciudad de Buenos Aires por el FpV, también dio su apoyo. Pero ella se manifestó “a favor de la construcción de un texto de ley con foros participativos previos”.
Pero quien fue más lejos fue Daniel Filmus, primer candidato a senador por la Ciudad de Buenos Aires, del Frente para la Victoria (FpV), quien no sólo respondió a favor del derecho a decidir sobre sus cuerpos de las mujeres; además anunció en esta semana que va a presentar –intencionalmente después de las elecciones– un proyecto ley de despenalización voluntaria del embarazo que además contenga situaciones donde la afectada no pueda decidir –porque su vida está en riesgo o por otras causas ya contempladas en los casos de aborto no punible–. Este proyecto, que llevaría la firma de senadores y senadoras de otras fuerzas, es la primera iniciativa en ese sentido surgida desde el oficialismo.
En el ámbito de la Ciudad, Jorge Taiana, primer candidato a legislador porteño por el FpV, precisó: “El primer paso es lograr que el aborto no punible sea aplicado como corresponde. El veto del macrismo en la Ciudad es inaceptable porque desconoce lo que la ley vigente ampara y reconoce la Corte Suprema”.
Mientras que Victoria Montenegro, quinta candidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires por el FpV, apoyó la despenalización, pero contó que fue mamá adolescente y que eso la marcó. Y asentó: “En lo personal fui mamá a los 16 años y no estoy a favor del aborto. Para mí es un milagro la vida. Pero yo tenía un montón de posibilidades que otras mujeres no tienen. Y también creo que las mujeres tenemos que tener derecho a decidir sobre nuestro cuerpo”. Un dato interesante es que su entrevista fue el 12 de julio, y ella se atajó: “No es un tema de agenda en este momento político, pero me parece que nos debemos, como sociedad, un debate en serio, porque son muchas las mujeres que se nos mueren por abortos y son las más pobres”. La campaña electoral, sin embargo, cerró con el debate entre Filmus, Gabriela Michetti y Pino Solanas, en TN, con el candidato del FpV aludiendo a su proyecto sobre interrupción legal del embarazo y a los otros dos candidatos llamándose a silencio sin decir que estaban ni a favor ni en contra. Entre el principio y el fin de la campaña, un tabú se corrió.
En el caso de María Elena Naddeo, segunda candidata a diputada de la Ciudad de Buenos Aires por Alternativa Popular, que adhiere al FpV, la diferencia es que la legalización del aborto está en los ejes programáticos de la fuerza que integra. Y además del derecho a la salud, ella avanza: “Es un derecho de todas las mujeres a decidir sobre su cuerpo”.
El país parece dividido, como en la publicidad de Argen y Tina que hizo famosa Margarita Stolbizer. Pero, en las respuestas sobre el derecho al aborto, legal, seguro y gratuito, el consenso les ganó a las diferencias. La primera candidata a diputada en la provincia de Buenos Aires, del Frente Progresista Cívico y Social, apoya la despenalización. La candidata respondió: “La mujer tiene que tener el acceso a sus derechos reproductivos y es necesario atender la cantidad de muertes que hay de abortos clandestinos, sobre todo, en los sectores más pobres”. Sin duda, el ejemplo de Uruguay, donde en los primeros seis meses de legalización no murió una sola mujer, tuvo un alto impacto en el discurso político. Pero más allá de eso, Stolbizer subió la apuesta y dijo que el tema entraba en su compromiso parlamentario y después hizo una presentación con María Luisa Storani, séptima candidata de su lista, junto con otra agenda de género en la que también incluyo la despenalización en la campaña.
Una respuesta sorprendente fue la del PRO. “Estoy a favor y soy firmante de la campaña”, subrayó Laura Alonso, tercera candidata a diputada nacional. Por supuesto que se conoce que en su fuerza Gabriela Michetti, por ejemplo, está en contra. En ese sentido, es un caso similar al de Unen.
Un dato interesante es que Alonso es, desde la campaña del PRO, sindicada como la encargada de responder sobre temas de género. Por eso su voz es importante, pero no se sabe qué puede pasar –como en el proyecto de fertilización asistida, en el que la mayoría del PRO se abstuvo– si el proyecto llega al Congreso. Aunque, más allá de las especulaciones, su voz fue clara: “No tengo una mirada militante, sino realista”, diferenció. Y también habló de inequidades: “Las mujeres ricas o con dinero pueden recurrir a clínicas y las mujeres pobres a métodos que les generan daños muy graves. Es responsabilidad del Estado darles el mejor tratamiento y garantías a las mujeres que tengan que recurrir a una intervención”. Otro detalle: fue la única que habló de mejorar la ley de adopción como forma de contrapesar el acceso al aborto seguro.
Mientras que, con un entusiasmo desbordante, pidieron estar en las entrevistas Manuela Castañeira, primero candidata a diputada –en las PASO– y después a legisladora en la Ciudad de Buenos Aires por Nuevo MAS y Las Rojas, y Andrea D’Atri, segunda candidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires del Frente de Izquierda. Las dos tienen otra coincidencia: sostienen que son las únicas que tienen esta reivindicación como eje partidario. “Somos la única candidatura que está levantando esa bandera como eje central de la campaña, porque queremos que las voces de las mujeres no sean silenciadas en el año electoral”, dijo Castañeira. Mientras que D’Atri argumentó: “El Frente de Izquierda es la única fuerza política nacional que en su plataforma plantea el derecho al aborto, legal, seguro y gratuito. Es el eje central de mi candidatura y uno de los temas que abordamos en los spots de TV, porque es algo por lo que luchamos desde hace muchos años, antes, durante y después de las elecciones”. Lo cierto es que las dos son activistas por los derechos de las mujeres más allá de la votación. Pero no se trata de pelear por la exclusividad, ¿no? La conclusión central de esta serie de entrevistas a políticos es que más allá de la cantidad de votos necesarios para la aprobación de una ley, la maduración política para empezar a tratar un proyecto en el Congreso no parece estar tan lejos de la realidad.
Pero más allá de la pregunta sobre la despenalización del aborto, Las 12 indagó sobre el conocimiento de los y las políticos/as en temas de género y diversidad. Todas y todos coincidían en su repudio hacia la violencia de género y a tomarla como un eje central de sus políticas. La que sorprendió y le puso el cuerpo a la respuesta sobre su preocupación fue Mirta Tundis: “Porque la viví en carne propia”, se animó a contar la candidata.
La pregunta que más dudas traía era “¿Qué es un crimen de odio?”. Tundis, por ejemplo, respondió: “El odio es que se pierde el control”.
Obviamente, los políticos empezaron a prepararse para las respuestas y no trastabillaron tanto como Tundis. Sin embargo, casi ninguno/a ofreció soluciones concretas más allá de buenas intenciones. Una excepción fue Filmus, que planteó: “Vamos a presentar una nueva ley antidiscriminatoria”. El punto es que hoy en día no es un agravante que se mate por ser lesbiana, gay o trans y esto no está en vista de la mayoría de los aspirantes a entrar en el Congreso.
Otra pregunta que descolocaba era “¿Sabe cómo se toman las licencias por maternidad cuando se trata de una pareja de lesbianas? ¿Cómo lo regularía?”. En el backstage periodístico se producía un largo silencio –en la gran mayoría de los casos– y llevaba a un diálogo para explicar el marco de la situación. La mayoría contestó que tenían que tener los mismos derechos que las parejas heterosexuales, pero no habían pensado proyectos legislativos ni se habían detenido a pensar en que hay mamás que no tienen ese derecho. La más informada fue Paula Español –segunda candidata a senadora por el FPV en la Ciudad–. Al menos, no la sorprendió la situación. “Hoy es similar a una pareja héterosexual. Tengo amigas que han sido así. Creo que habría que extender la de la madre que no gesta y después también tendrían que poder elegir entre ellas cómo usar la licencia”, contestó.
En torno de la licencia por paternidad, en cambio, había un amplio consenso en la necesidad de ampliarla –hoy es de dos días–, tanto que cuesta creer que todavía el Congreso no haya aprobado un cambio. Pero las posturas son disímiles. Filmus ya presentó un proyecto para que la mujer y el hombre puedan elegir entre los dos tres meses más de licencia opcional para cualquiera de los dos miembros de la pareja. Di Tullio también dijo que presentó proyectos de ley, pero que “no están dadas las condiciones sociales y económicas” para el cambio. Aunque ella contó que comparte la crianza “con el padre de mis hijos y hoy, con mi marido”. Stolbizer también dijo que tiene proyectos presentados que van entre veinte días y un mes.
Sin pasar todavía por el Congreso, Tundis propone un mes, igual que Mazure. Castañeira fue más allá, aunque sin precisiones: “El mismo tiempo que se le da a la mujer”. En el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires y sólo para empleados públicos, Taiana cree que debería ser de diez a quince días, Gentili propone veinticinco días para los padres y María Elena Naddeo, un mes.
Otro consenso entre la diversidad del arco político es la necesidad de aplicación de la ley de educación sexual. Aunque sorprendió Solanas, que planteó dar marcha atrás con la aprobación de la norma sancionada en el 2006. “Hay que replantear la ley, no se llegó a debatir con la amplitud necesaria.”
El objetivo era llevar a los diputados/as a la vida real. Por eso, otra pregunta era “¿Qué cree que debería hacer una niña o adolescente si le tocan la cola en el colectivo y cómo calificaría el hecho?”. Un paso adelante fue la abrumadora mayoría que calificó el manoseo como abuso. Después, en un signo distintivo de su manera de hacer política (y con un antecedente en unas charlas en el Nacional de Buenos Aires) Castañeira propuso: “Ante cualquier hecho de violencia hay que organizarse. Este tipo de soluciones no las resolvemos individualmente”. Alonso se animó a hablar desde lo personal: “Te digo cuando me ha pasado a mí: primero gritar”, recomendó. Gentili se sorprendió y primero se midió: “Tendría que reaccionar, aunque es medio difícil decirlo desde el lugar del hombre”. Pero después se jugó por declarar su instinto: “Yo reaccionaría, le daría un bife”.
Las respuestas, en definitiva, son interesantes. Los temas que nos atraviesan en nuestras luchas cotidianas y políticas como mujeres, ahora, además, están planteadas frente a los comicios del domingo. Porque si lo personal es político, éste es el momento de hacer política con el voto.
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