SALUD
Un proyecto de ley que fija nuevas incumbencias para las parteras también restringe su labor al ámbito institucional y cercena el derecho de quienes eligen parir en sus casas sin intervenciones médicas innecesarias. El texto del proyecto apunta a evitar la trata de bebés, pero el mismo autor, Juan Fernando Marcópulos, aseguró a Las12 que está dispuesto a modificarlo para no prohibir de hecho los partos domiciliarios después de una movilización de cientos de familias que defienden su derecho a elegir cómo, dónde y con quién parir.
› Por Luciana Peker
En su cama, su sillón, su alfombra, su bañadera o su terraza. Son muchas las mujeres que alumbran en sus casas, en su propia geografía, sin necesidad de quedar internadas o en un exilio no buscado de su propio territorio. Es su decisión y es su deseo. En el 80 por ciento de los nacimientos una partera estuvo presente y en el 45 por ciento de los casos los nacimientos fueron atendidos por parteras (a veces con la ayuda de doulas), pero sin médicos/as y en el 30 por ciento por parteras más un obstetra o pediatra.
¿Una elección sin futuro? Casi la mitad de los alumbramientos hogareños podrían quedarse fuera de la regulación actual si avanza un proyecto presentado en la Cámara de Diputados de la Nación en el que se especifica que las licenciadas en Obstetricia sólo podrían ejercer sus tareas en “instituciones habilitadas”. Y, ante esta amenaza, familias, parejas, varones y mujeres por un parto libre se manifestaron el 10 de junio en el Congreso.
Una de las razones por la que defienden su decisión es que la institucionalización quita el respaldo necesario para que una mujer se sienta respetada. Sólo una de cada diez mujeres comenzó con las contracciones en su casa y terminó en un hospital y, la gran mayoría, por su propia decisión. Apenas el cinco por ciento de quienes querían parir en su casa necesitó una cesárea, mientras que en los hospitales públicos esa cifra llega al 30 por ciento y en los privados asciende al 70 por ciento. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que las intervenciones quirúrgicas no superen el 15 por ciento de los nacimientos. Las cifras surgen de un relevamiento de 1300 partos planificados en domicilio, en diecisiete provincias, a través de Internet, llevado adelante por la organización “Por el derecho a elegir cómo parir” desde fines del 2012 hasta la actualidad. “Creo que estos datos demuestran que los partos fisiológicamente respetados pueden desarrollarse en su inmensa mayoría sin intervenciones médicas y las altísimas tasas de medicalización que hay en las instituciones responden a un modelo que necesita intervenir por sus propios intereses más que por los intereses de las mujeres”, apunta Leonor Dodero, integrante del colectivo “Por el derecho a elegir cómo parir” y mamá de Zoe, nacida en el living de casa hace siete años en compañía de una partera.
Sin embargo, el debate podría tener una mejor perspectiva, ya que el diputado correntino (de la Democracia Cristiana) y médico Juan Fernando Marcópulos le adelantó a Las/12 que está dispuesto a modificar el proyecto antes de que vuelva a ser debatido en la Comisión de Salud de la Cámara baja. “La intención no es prohibir el parto domiciliario. Queremos incluirlo. Si cometí un error tiene que ver con la redacción”, se retracta y agrega que va a corregir el texto aunque aclara su preocupación en relación con la trata de recién nacidxs: “Vamos a estudiar todos los frentes porque en mi provincia muchos de los chicos que se venden se inscriben como partos domiciliarios”. Y también pone otros reparos: “Me preocupa que quienes defienden el derecho de las madres a decidir el tipo de parto se sitúen como profesionales libres sin ningún compromiso con la salud pública, promocionando un parto domiciliario sin aclarar los riesgos naturales que existen y que cuando uno les pregunta cómo manejan una complicación dicen que llaman a la ambulancia del hospital”.
La vicepresidenta de la Asociación Argentina de Parteras Independientes (AAPI), Carla Veleda, replica a este argumento: “El parto planificado en domicilio asistido por parteras, en la Argentina y en el mundo, tiene los mejores resultados para la salud materna. Creo que este proyecto tiene el desafío de lograr que los legisladores se despojen de sus prejuicios, se abran a recibirnos y legislen a conciencia de sus propios juramentos de no recortar derechos. El otro desafío es que el proyecto deje de contemplar la medicalización y la intervención del proceso fisiológico del parto como labor esencial de las parteras porque, de este modo, también peligran las mujeres que eligen parir en instituciones”.
Marcópulos asegura que el proyecto de ley pretende empoderar a las licenciadas en obstetricia –amplia mayoría femenina– que podrían colocar DIU, prescribir medicamentos y leer estudios. “Eso es revolucionario porque hasta ahora es prerrogativa del médico. Y eso toca intereses económicos muy fuertes, por lo que van a intentar frenar el proyecto”, pronostica Marcópulos.
Otra de las firmantes del proyecto es la diputada misionera Julia Argentina Perié (FpV), pero ella misma lleva el nombre de su partero, un reconocimiento que marca su identidad. Zulema, la madre de Perié, tuvo a sus ocho hijos en su casa y los dos últimos, tanto ella como su hermano –Julio César– fueron nombrados en honor a Julio Argentino, el partero que alentaba, calmaba, comprendía y sostenía a su madre para que pudiera parir.
A veces se trata de volver a las raíces, a veces se trata de reformular el empoderamiento de la maternidad o de reencontrarse con una fuerza femenina atajada por la medicina. Pero son muchas las que piden una reformulación de esta iniciativa parlamentaria. La psicóloga Ana Ines Schoo, que parió a Marcos hace doce años en su casa y milita en la agrupación “Familias por el derecho a elegir”, remarca: “Este tipo de proyecto anula el rol ancestral de las parteras, que han decidido trabajar de manera independiente y brindan otro tipo de acompañamiento a las mujeres. Sin perder de vista que la corporación médica es el andamiaje desde el cual se aborda el parir y el nacer en las sociedades patriarcales como la nuestra”.
Violeta Osorio es madre, actriz y activista por el derecho a elegir cómo parir. Ella puja con todos los sentidos por un cambio en el proyecto de ley y hace de su intimidad una lucha colectiva. Por eso, comparte: “Parí en casa, acompañada por parteras, a mi segunda hija después de una cesárea. Nació en el agua con una vuelta de cordón, lo que no representó ningún peligro ni complicación. No fue una decisión caprichosa, todo lo contrario, fue una decisión informada. Ya que el parto es un hecho fisiológico, íntimo y sexual, no lo concibo dentro de una institución y por lo mismo elegí ser asistida por parteras”.
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