MONDO FISHION
› Por Victoria Lescano
Luego de una reciente colección donde fusionó ropa de noche con zapatillas, Karl Lagerfeld se redimió de ese artilugio con la incorporación de sandalias bajas símil ojotas pero con cadenas y un lazo de satén que representaron sus nuevos guiños e ironías al estilo Chanel. Esta vez la puesta fue austera y aludió a los estilos arquitectónicos pregonados por Le Corbusier. Sus tailleurs replicaron sus nuevos experimentos con bordados y texturas que parecieron reproducir placas de cemento barrocas. El efecto se vio en los ropajes que llevó la modelo argentina Magda Laguingue en la apertura del desfile y que se replicó en vestidos de noche remixados con gasas. Un detalle que sin duda marcará nuevos usos y costumbres fue el agregado de bermudas que asomaban debajo de los vestidos y de las faldas de los trajes sastre. En las 70 pasadas del fashion show, las modelos ostentaron peinados cruza de crestas punk con recursos de los años ochenta. Los tradicionales tweeds de Chanel se tiñeron de rojo y de naranja y las modelos ostentaron plumas. “Es haute couture sin la costura tradicional”, sentenció Lagerfeld, quien asistió a una posterior fiesta en su honor con un muñeco de paño de su silueta pendiendo de su chaleco, a modo de accesorio animé.
En la colección de Raf Simons para Christian Dior, el diseñador belga recurrió a miles de orquídeas para ornamentar la puesta y también a un relato indumentario articulado en ocho fragmentos referidos a distintos siglos y sus prendas representativas: de vestidos con sus variaciones sobre el new look pero regidos por la silueta de María Antonieta para continuar con pantalones, transitar las siluetas de los años ’20, saltar a democráticos abrigos de paño que parecían ajenos al discurso de la colección y lucían cual clásicos atemporales. El desfile supuestamente historicista transcurrió con banda sonora de Sonic Youth.
Desde Armani Privé, su apartado de ropa para noche que suelen elegir quienes transitan alfombras rojas, Giorgio Armani recreó la locación de una discoteca elegante, rica en laqueados. Sus modelos predicaron modos de uso de vestidos y trajes sastre en rojo y en negro, realizados tanto en paños nobles como en lentejuelas y gasas. Entre las pasadas, predominó el uso de polka dots, asomaron las faldas cortas con buena sastrería, así como también vestidos maximalistas y con aires disco kistch que sin duda serán elegidos por las actrices. Abundaron tocados y velos con gasas y círculos y sí, abrigos de pieles de colores.
El revival de la firma Schiaparelli que predica Marco Zanini tuvo algunos rescates más acertados a los de su debut: del abrigo rosa que rezaba Schiap, un tono favorito de la diseñadora surrealista, a estampas de mariposas y los tocados extravagantes intentando emular los preceptos de Elsa.
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