La Argentina está 49ª entre 187 países y territorios considerados y se posiciona como de muy alto desarrollo humano en el ranking del informe, presentado el 24 de julio del 2014, en Tokio, titulado “Sostener el Desarrollo Humano: Reducir vulnerabilidades y construir resiliencia”, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

Pero en el Indice de Desigualdad de Género, que refleja las inequidades basadas en el género en tres dimensiones: salud reproductiva, empoderamiento y actividad económica, se retroceden algunos escalones. La Argentina ocupa el puesto 74 de los 149 países considerados en el Indice 2013. La representación política y el nivel educativo femenino son dos logros importantes, ya que el 37,7 por ciento de los escaños parlamentarios están ocupados por mujeres (por ejemplo, en Uruguay están reclamando una ley de cuotas porque las parlamentarias sólo llegan al 13 por ciento, lo que demuestra la importancia de acciones afirmativas) y, también, que el 57 por ciento de las mujeres adultas han alcanzado un nivel secundario o superior de educación en comparación con el 54,9 por ciento de los hombres.

Por otro lado, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo también incorporó el Nuevo Indice de Desarrollo Humano relativo al Género (IDHG) que mide la desigualdad de género en salud, educación e ingreso. En este cálculo, las mujeres están apenas mejor que los varones gracias a la mayor esperanza de vida femenina y al mayor nivel educativo de las estudiantes. Sin embargo, la gran pata floja es el menor ingreso, que se explica por la menor participación económica, el mayor desempleo y el impuesto al género de la brecha salarial entre trabajadores y trabajadoras. Igualmente, se resalta que “este resultado implica un alto grado de igualdad en el desarrollo de género”.